Música para este fin de semana: Nirvana, The Beatles y Billordo
'Nevermind', de Nirvana se lanzó hace 28 años
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El disco que cambió muchas cosas cumple 28 años
El 24 de septiembre de 1991 salió a la venta el segundo disco de Nirvana, la banda que tenía a Kurt Cobain como guitarrista, cantante, compositor principal y líder indiscutible. Fue un disco que llevó a ese rock melódico y que rozaba el punk a los primeros lugares de las listas. Fue el disco que le quitó el número uno en ventas a Michael Jackson.
Nevermind fue el disco que devolvió al rock algo de la honestidad que el glam le había hecho perder.
Sin embargo, fue también la producción que hizo que las guitarras y baterías sonaran más pop. Nevermind fue un trabajo teledirigido, del que Geffen Records solo esperaba que vendiera 100.000 unidades. El cálculo se les fue de las manos.
Este es uno de los discos más vendidos, con más de 30 millones de copias repartidas a escala mundial.
La paradoja de este disco radica en que su base son un conjunto de canciones que tienen a un Cobain muy enfocado en hacer algo que agrade, que ayude al reconocimiento del grupo, pero que, al mismo tiempo, no destruya la identidad que quería mantener y que se percibe en su disco anterior, Bleach.
Pese a la dureza de la ejecución, del sonido de batería que consiguió Dave Grohl —este es su primer disco con el grupo—, del uso de varias capas de guitarras distorsionadas para conseguir cierta potencia, salvo lo que pasa en Smells like teen spirit, Breed y Territorial Pissings, el disco reduce su fuerza, en pos de darle prioridad a su carácter melódico.
En ese sentido, todas las líneas de bajo de Krist Novoselic son perfectas resaltar esa idea de dulzura y atractivo que se buscó.
Si bien eso se les fue de las manos —no solo por el nivel de ventas, sino por la efectividad estética que Cobain siempre buscó y que se tradujo en su sonido menos cuidado para el siguiente disco—, Nevermind es la prueba de que cuando se trataba de hacer canciones de rock, con mucha emoción y poder, Kurt estaba en la cima de sus capacidades.
Quizás el mejor tema de todo el trabajo, Lounge act, sea prueba de aquello. Una especie de canción de amor a una expareja que se transforma en memoria, recordatorio y remembranza sobre los acuerdos de una relación. Este es un Cobain mucho menos críptico que en todo el disco. Alguien afilado, en sintonía con el universo. Alguien que canta:
"Hicimos un pacto para aprender de cualquiera y sin reglas /
Compartiremos lo que se perdió y lo que nos ayudó a crecer"
Pero, si se trata de maestría en saber cómo contar una historia, Cobain se coloca en la voz del monstruo y cuenta la historia de Polly, una chica secuestrada y abusada sexualmente, que consigue escapar de su captor.
Producido por Butch Vig —quien además de productor es el baterista de Garbage—, en Nevermind hay una alquimia que consigue en la voz de Kurt Cobain ese elemento que unifica todo. Ese grito lastimero y agresivo, como si no quedara nada más en qué pensar que en sentir el alarido que raspa, que lacera, afinado y enérgico.
Nevermind es sin duda eso. La voz de alguien que supo qué sonidos quiso hacer y que aún ahora, después de tanto tiempo, sigue impactando.
Escuche aquí 'Nevermind' en su versión Super Deluxe Edition, de 2011:
Otras recomendaciones musicales:
'Abbey Road', de The Beatles
Una caja que celebra los 50 años de lanzamiento del que se considera uno de los mejores disco de The Beatles. 49 canciones que muestran el proceso de grabación de este álbum, así como una nueva mezcla de las cintas originales que no necesariamente ofrecen algo nuevo —lo cual habla bien de las grabaciones originales—.
Sin embargo, este es un trabajo que hay que tenerlo presente y escucharlo. Se trata de The Beatles y de Abbey Road, no hay más que decir.
'Never had a folk hit (Vol.3)', de Billordo
Punk puro y con una estética lo-fi: canciones que con suerte llegan a los tres minutos, sin batería; el ritmo lo da la forma en que las cuerdas de la guitarra acústica vibran. Billordo canta en inglés y no tiene que pronunciar bien para hacer de sus canciones un vehículo de alegría.
Sí, el punk puede generar eso. Hay xilófonos, un piano solitario y panderetas. También hay un sentido tan cercano de componer que cada una de las canciones parecen que están hechas por un mejor amigo, el que adoramos escuchar.
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