Música para el fin de semana: Elliott Smith, The Beatles, Da Pawn y Slipknot
'Figure 8', el último disco que publicara en vida Elliott Smith.
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Esa música triste y hermosa: sobre 'Figure 8', de Elliott Smith
Es melancolía. Sí, esa es la palabra. Sucede incluso en canciones con un tempo más rápido y cierto gesto festivo. Es la voz de Elliott Smith y son sus letras. Es la melodía que ensaya y resulta perfecta. Son las armonías con las que él mismo puede acompañar su voz. Son las notas del piano que él toca. Cómo golpea las teclas y aparece el sonido.
Como si todo fuese pesado y doliera.
Hay, desde luego, una idea romántica en todo esto. Porque Smith murió muy joven, a los 34 años, cuando tenía muchas otras maravillas que regalar. Y murió por un extraño incidente que se consideró un suicidio: se clavó un cuchillo dos veces en su pecho. Eso genera que la mirada en retrospectiva a su obra tenga un carácter particular.
No para hablar maravillas de forma gratuita, ni para buscar respuestas a sus acciones, sino como una especie de lamento y manera de vivir un luto eterno. Porque en la totalidad de la obra de Smith hay una dulzura que no deja de mezclarse con dolor.
Figure 8 fue el último disco que lanzó. Apareció el año 2000. Estaba producido por él, Tom Rothrock y Ron Schnapf. Pese al permanente estado de paranoia que crecía y crecía en él, conforme avanzaban las sesiones de grabación, el disco tiene un nivel superior: creativamente Smith estaba en la estratósfera.
Aquí hay mucho de Beatles y de Beach Boys, comprendidos y atrapados en guitarras acústicas, eléctricas, baterías —no en todas las canciones— y en melodías que funcionan como abrazos. Smith no era poseedor de una gran voz, pero sabía usarla, podía cantar con un nivel de calidez que en este disco funciona.
Es en I better be quiet now, que el cantante se revela al revés y al derecho: "Desearía que me dieras tu número / Desearía llamarte hoy / solo para escuchar tu voz / tengo un largo camino a seguir / me estoy yendo cada vez más lejos / Si no hubiera sabido la diferencia / vivir solo habría estado bien / no sería tan solitario". Sí, hay un malestar en Figure 8.
Este disco, que empieza arriba, casi como celebración, con Son of Sam —donde también hay un sentido de destrucción—, termina con Bye, un instrumental que abre su camino al corazón.
Pero en la edición que se publicara el pasado 6 de agosto —junto al disco XO—, para celebrar lo que hubiese sido su cumpleaños 50, hay más regalos. Estos incluyen la versión de Because, de The Beatles, que hiciera para la banda sonora de la película American Beauty.
Escucha Figure 8, en su versión Deluxe, aquí:
Otras recomendaciones
'Something', de The Beatles
Una nueva mezcla del gran tema que compusiera George Harrison, como un anticipo a lo que será la reedición especial del Abbey Road, por sus 50 años de lanzamiento. Todo suena como si la canción no tuviera ni siquiera tres meses de haber salido. ¿Lo más interesante de todo? Es que la grabación original es tan perfecta, que esa pequeña diferencia sonora es solo perceptible al escuchar la canción algunas veces. El próximo 27 de septiembre saldrá la nueva versión del disco, que incluirá temas de las sesiones de grabación; un poco para conocer como fue el proceso de hacer este disco.
'Resurrección', de Da Pawn
Tres minutos de una canción que abrirá esta etapa en la que la banda quiteña mostrará lados b y maquetas del que es su último disco, hasta el momento: Pistola de balín. Una abertura para reconocer el proceso creativo y aquello que quedó afuera. Resurrección es una canción hermosa, que mantiene el espíritu del disco, pero lo eleva a las nubes —como en la portada del sencillo—, casi como si buscaran una sonoridad más cercana a Mount Eeire, con menos delay. A veces lo que permanece de lado, lo que no entra, puede tener una belleza poderosa. Y este lanzamiento lo prueba.
'We're not your kind', de Slipknot
El sexto disco de Slipknot no defrauda. Es más, podría ser uno de los mejores de su carrera. Canciones bien armadas, con riffs que entre Mick Thomson y Jim Root consiguen dar la pauta del camino que van a seguir los temas. Corey Taylor va de la brutalidad a la fragilidad, cada vez que quiere, porque su garganta es de oro. Y Jay Weinberg en la batería consigue que la ausencia de Joey Jordison ya no sea un malestar para el oído. Álbum imprescindible de una banda que en cuestión de un par de meses visitará Ecuador.
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