Mirar al mundo con lo que se tiene dentro: el secreto de Miguel Molina
Portada de "Cuaderno de la lluvia", de Miguel Molina Díaz
Diego Corrales, PRIMICIAS
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Lo interesante siempre va a ser la sensibilidad y ese carácter de introducir, a quien lee, en la forma en la que el pensamiento se gesta y establece relaciones. Eso es lo que salta ante Cuaderno de la lluvia, de Miguel Molina Díaz, libro con el que el periodista -abogado- y escritor recopila sus crónicas.
Un libro que se puede descargar gratuitamente y que se puede leer en esta época de aislamiento por coronavirus. Un proyecto que se armó por la cuarentena.
Un trabajo con urgencia, como lo traduce su nombre. Porque el cuaderno en la lluvia es el que se moja cuando se anotan cosas en él, porque hay que registrar todo.
Se anotan mecanismos, pasajes, imágenes, ideas. Molina Díaz articula conceptos, lecturas, impresiones en estos textos. Mira sus viajes, sus desplazamientos, los recorridos propios y de gente cercana -como su abuelo y su tía-.
Un libro como un mundo.
Conocer y hacer memoria
En el mundo de Miguel Molina Díaz, en ese que se refleja en estas crónicas, hay varios intereses que explotan y se exploran.
Los viajes aparecen ahí. Europa, América y Asia. Recorridos más personales, filtrados por lecturas -el autor es un lector empedernido y se nota-. En cierto momento, es como estar en un conjunto de rutas cruzadas por descripciones de Sandor Márai o referencias a Walter Benjamin, a Roberto Bolaño.
Eso es solo una parte.
También existe una conciencia de recorrido sobre la más reciente historia de injusticias y violaciones a derechos humanos, especialmente en el régimen de Rafael Correa.
Hay mucha ira en el autor en esas páginas. Ya sea que se refiera a la expulsión ilegal de Manuela Picq, de migrantes cubanos, o el secuestro y asesinato del equipo periodístico de diario El Comercio.
Y la ira la comparte quien lee esos textos.
El último elemento de estas crónicas son esos viajes hacia adentro, su historia, el pasado de los suyos. La pasión de su abuelo por las corridas de toros -y las amistades cosechadas en el camino-; el trabajo de su tía para entender, buscar el origen y particularidades de la lepra, las relaciones de ciertas ciudades con él y su madre.
Este tipo de crónica se sostiene por la mirada de quien escribe. No se trata de revelar nada del planeta, de las condiciones en las que se vive. No se trata de informar.
En realidad, Cuaderno de la lluvia se mueve por el terreno de compartir visiones, de resguardar memoria.
Porque la experiencia humana no es únicamente lo que vive una sola persona. Es también la capacidad que muchos y muchas tienen para contar lo que pasa por sus vidas.
Memoria. Recordar cómo fue el mundo de antes de la pandemia. Eso hace falta en este momento.
Cuaderno de la lluvia se puede descargar haciendo clic aquí.
Otras recomendaciones
"El Evangelio según Jesucristo", de José Saramago
Una novela publicada en su portugués original en 1991 y que traza una perspectiva muy acorde a lo que para Saramago era el poder que representaba entonces la Iglesia. En este libro, Jesús termina siendo el Mesías a pesar de sus intentos por desbaratar los planes de Dios. Ya que se entera -como Hijo de Dios- que en su nombre se cometerán una serie de barbaridades y no quería eso. Saramago siempre supo dar en el blanco.
"La infancia de Jesús", de J.M. Coetzee
La alegoría es un tanto evidente, pero impresionante, sobre todo, por las ideas que el escritor entrega a quien lea este libro. Es la primera parte de esta trilogía en la que se conoce la historia de David. En este caso un niño que llega a un lugar nuevo, con un adulto, con la misión de volverse otras personas, de romper con el pasado, de encontrar otro camino. Al final, lo que hace el Premio Nobel de Literatura es dejar claro que sigue siendo una de las plumas más poderosas de este momento. Capaz de golpear y enternecer.
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