La miniserie que encuentra explicación al "extraño" caso de Elisa Lam
"Crime Scene: The Vanishing at the Cecil Hotel" es la última serie de docuficción que Netflix ha presentado en el último mes y que ha dado mucho de qué hablar en todo el mundo.
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Se trata de un video de una cámara dentro de un ascensor. La chica entra y se la nota nerviosa, asustada, como si se estuviera escondiendo de algo. O de alguien.
Saca la cabeza, mira de un lado al otro. Sale. Gesticula como si estuviese hablando con alguien que no se ve en el video. Entra de vuelta. Se queda un rato más y definitivamente sale.
El video sigue corriendo por un rato más, hasta que la puerta se cierra.
Se trata del video que registra, por última, vez a la joven Elisa Lam con vida. Un video que desde que se hizo público en febrero de 2013 -por las autoridades de Los Ángeles que, hasta ese momento, investigaban su desaparición-, cada cierto tiempo regresa, a viralizarse una vez más.
Porque es usado en varios canales de YouTube sobre cosas misteriosas o extrañas para generar clics y recuperar atención a un caso que tenía una explicación. Pero esta no era pública, hasta ahora.
Crime Scene: The Vanishing at the Cecil Hotel es un ejercicio sobre la verdad y sus complicaciones.
Su director, Joe Berlinger, tiene en el terreno de los documentales sobre investigaciones criminales una fama bien ganada. Sobre todo por la saga Paradise Lost -que codirigió junto a Bruce Sinofsky- en la que, durante 15 años, siguió la pista de tres jóvenes acusados injustamente de asesinar a tres niños en una especie de ritual satánico, sin pruebas evidentes y solo porque eran fanáticos de Metallica. Al final, 18 años después de estar en prisión, los jóvenes fueron liberados.
Se considera que las tres películas documentales de Berlinger y Sinofsky -quien falleció en 2015- hicieron posible una mejor defensa para los acusados.
Y en este caso, toda la experiencia que el director tiene -que de alguna manera también toca a Ecuador, pues en 2009 presentó la película Crude, que retrata la demanda el país en contra de Chevron- sirve y muchísimo.
Berlinger ha entrevistado a muchas personas, utiliza tomas de archivo y dramatiza ciertas acciones, todo para poner al espectador en un terreno privilegiado.
Para ver los errores, los aciertos, el morbo y la paranoia detrás de un caso que finalmente tuvo una explicación. Y una joven muerta que, de vez en cuando, reaparece para generar algún tipo de curiosidad en quien no sabe su historia.
Este documental -que se puede ver por Netflix- busca romper ese ciclo.
Una historia triste en un hotel nada célebre
El Cecil Hotel -que lleva el nombre de Stay on Main- es conocido por su historia como sitio de hospedaje y de arriendo temporal de unidades de vivienda. Está localizado en el centro de Los Ángeles -640 S Main St- y vaya que por sus 600 habitaciones ha pasado de todo.
Muertes por sobredosis, ataques, agresiones, intentos por generar incendios y se sabe que el asesino serial Richard Ramírez durmió ahí por varias noches.
El Cecil, para muchas personas, es un lugar embrujado.
Berlinger hace una especie de doble inmersión: tanto en el hotel como en el caso. Conforme avanzan los capítulos -que son cuatro- toma varios puntos de vista y trata de desentrañarlos, hasta llegar al siguiente elemento en la historia y, también, profundizar en él.
Está, por un lado, la investigación policial de la desaparición de Elisa Lam, el 1 de febrero de 2013. Los esfuerzos de los agentes, las acciones realizadas, las decisiones tomadas, que fueron determinantes en el caso.
¿La principal? Que se haya hecho público el video de Lam en el ascensor, cinco días antes de que su cuerpo apareciera.
Porque en un momento en que Internet, redes sociales y espacios como Tumblr crecían, de golpe un misterio contemporáneo se abría. No había ningún registro de que ella hubiera salido el hotel; así que ese video podía ofrecer pistas.
Y los "investigadores de la web" decidieron hacer lo suyo. Mostrar que el video estaba editado, que se reproducía un poco más lento de como estaba grabado, que la puerta el ascensor permanecía abierta mucho tiempo, como si alguien desde afuera estuviese presionando el botón.
Pero, solo se ve a Elisa Lam en ese video.
Cuando el cuerpo apareció en uno de los cuatro tanques de agua del hotel, todo se disparó. ¿La Policía no hizo bien su trabajo? Entonces las hipótesis. Que hay alguien detrás del crimen, que el hotel y la policía lo esconden, que un músico de black metal es el culpable y que debe aceptar la culpa.
O, si no, son los fantasmas del edificio antiguo.
La verdad de las mentiras
Berlinger profundiza, en el camino, en la vida de Lam y de algunos de sus entrevistados. Pero, lo más importante, es que ofrece una respuesta, una certeza en medio de todo esto.
Como para cerrar el caso y no dejar que el video se siga replicando como prueba de algo tenebroso.
En su mirada del caso, el director es crítico con la forma en que desde Internet se asumen las verdades, sin siquiera investigar, conocer todos los detalles o solo con establecer que datos circunstanciales son realidad -como cuando se establece la relación entre el caso y lo que se cuenta en la película Dark Water, estrenada ocho años antes-.
Como si fuera una advertencia. Berlinger dedica mucho tiempo a la idea de que quizás, movidos por la iniciativa más altruista, desde Internet se puede trastocar la verdad. Se la puede disfrazar de algo más. Se puede dañar más que ayudar. Y hay que tener cuidado.
Crime Scene: The Vanishing at the Cecil Hotel es una historia triste. Es interesante y, por momentos, intensa. Pero, en el fondo se trata de una chica de 21 años que muere, en lo que se definió como un accidente.
Muchas de las dudas planteadas por cibernautas son respondidas.
Pero también, al hablar del caso, se hace necesario encontrar un espacio para referirse a la salud mental -algo de lo que se habla mucho actualmente-. Porque Elisa Lam sufría de un trastorno bipolar y organizó un viaje por la costa oeste de Estados Unidos, desde su natal Canadá.
Lo hizo como un gesto de control, para saber que podía hacerlo, que lo que le pasaba en su cabeza podía contenerse.
Y no, evidentemente no pudo.
A la larga, la sensación que deja el documental es de abandono. La respuesta a lo más extraño es siempre la más sencilla y está ante los ojos de cualquiera.
Berlingher quiere darle un descanso a Elisa Lam, contar lo que pasó y, al mismo tiempo, ofrecer ayuda. Para ella puede ser tarde, pero para alguien más que revise la miniserie documental, y que sienta mucho de lo que ella escribía en redes sociales, todavía hay tiempo.
De eso se trata.
Crime Scene: The Vanishing at the Cecil Hotel
Dir: Joe Berlinger
Productores ejecutivos: Joe Berlinger, Ron Howard y Brian Grazer
Netflix 2021
Otras recomendaciones
"Metallica: Some Kind of Monster", de Joe Berlinger y Bruce Sinofsky
Ambos directores estuvieron dentro del proceso tensión creativa y personal de una banda gigante como Metallica.
Rodaron casi por dos años, mientras hacían en disco St. Anger y trataban de sobrevivir a la salida del bajista Jason Newsted, al proceso de rehabilitación de James Hetfield y a la presencia de un terapista que, inclusive, los ayudó a resarcir la relación con Dave Mustaine.
El documental es excelente, sobre todo, porque tiene la capacidad de estar en el lugar preciso, en el momento necesario, cuando el grupo decidió buscar el reemplazo para Newsted e hizo audiciones.
Berlinger y Sinofsky están ahí cuando llega Robert Trujillo y guardan, para la posteridad, la química que explotó con la banda y la manera en que le cuentan que es parte de Metallica. Imperdible.
"Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile", de Joe Berlinger
Berlinger también hace ficción y con el asesino serial Ted Bundy hizo un doblete "interesante", para Netflix. Trabajó al mismo tiempo en la miniserie documental Conversations with a Killer: The Ted Bundy Tapes y este filme de ficción salió poco después.
Quizás ambos proyectos pueden verse como uno mismo y así adquieren más sentido. Porque en la ficción Zac Efron hace de Bundy y consigue una actuación memorable, a tal punto que hipnotiza a espectadores y espectadores.
Berlinger se tomó un riesgo aquí que no ha sido bien recibido por todo el mundo, pero se la jugó para evidenciar la misma seducción con la que Bundy se movió por el mundo, incluyendo durante su juicio.
Y más que tomar partido, lo que hace el director es cuestionar a quien ve el filme.
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