“Mi padre es el hermano de mi madre”: el amor familiar es extraño y a veces doloroso
Fotograma de 'Mi padre es el hermano de mi madre', de Vadym Ilkov.
EDOC
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Esta es una historia de amor. El amor de un hombre por una niña que es parte de su familia. El amor de un hombre por la madre de la niña, quien resulta ser su hermana. Esta es una historia que se cuenta como si estuviéramos ahí, como si el director Vadym Ilkov consiguiera convertirse en una mosca y observar la cotidianeidad de Katya y su tío, a quien dice “Papá”.
Es casi como si el espectador fuese un sujeto voyeurista que se nutriera de esas escenas caseras de una familia ucraniana.
Mi padre es el hermano de mi madre es un documental en el que el contexto sobra. Solo hay situación tras situación y vamos creando el discurso y la estructura a medida que avanza el metraje. Anya no puede cuidar a su hija. Su cabeza no está bien. Y Anatoly, su hermano, lo sabe. Él la mantiene —es la constante en la relación entre ambos; ella desde la obsesión pide grivna tras grivna, la moneda de Ucrania, y él es sumamente paciente ante los pedidos de la mujer que sufre un problema mental —. Él, además, vive con Katya y la cría como si fuese su hija.
La película se mueve entre dos niveles, con Anatoly en el medio, como eje motor. Anya puede permanecer horas y horas de pie frente a un televisor de mala calidad, disparando desvaríos sobre la educación básica, en uno de los momentos más tristes y dolorosos en el documental.
Por otra parte, el lado luminoso que se concentra en Katya —que como niña pequeña es capaz de los berrinches más exagerados— y en cómo ella interviene en el universo bohemio del tío/padre. Anatoly es artista visual y se dedica también a la música. Va a exposiciones con ella, tiene fiestas en su casa mientras la niña duerme a un lado. Trabaja con ella saltando y pintando a su lado, le lee cuentos, la cuida cuando se enferma, conversa con ella.
El filme es un momento en la vida de estos personajes. No hay un arranque claro, ni un final contundente. La vida no tiene arranques precisos ni cierres majestuosos. Hay una poética aquí. Y el director juega, más que a explicar las cosas, a poner al público en un estado sensible particular, mientras consigue tal nivel de intimidad que rompe el corazón a todo el mundo en la sala.
Mi padre es el hermano de mi madre
Dir: Vadym Ilkov
País: Ucrania
Duración: 76 minutos
¿Dónde verla?
Hoy, martes 14 de mayo de 2019
Cine Ochoymedio. Sala 2. Quito. Valladolid y Vizcaya. Barrio La Floresta
Hora: 15:45
Precios: USD 5 entrada general, USD 2,50 tercera edad y discapacidades
Pago en efectivo y con tarjeta
Jueves 16 de mayo de 2019
Sala Alfredo Pareja, de la Cinemateca Nacional
Casa de la Cultura, 6 de Diciembre y Patria, en Quito
Precios: USD 4 entrada general, USD 2 tercera edad y discapacidades
Hora: 15:00
Sábado 18 de mayo de 2019
Sala 4 del Incine —Quito. Lugo, entre Vizcaya y Guipuzcoa. Barrio La Floresta—
Hora: 10:00
Precios: USD 5 entrada general, USD 2,50 tercera edad y discapacidades.
Pago solo en efectivo
Los EDOC, el festival de cine más importante del país
Son dos las razones que hacen a los Encuentros del Otro Cine, los EDOC, los días más importantes del año para los amantes del cine que no se centra en la ficción, sino en contar historias con un sabor más real. Primero: haber creado un público cautivo desde hace casi dos décadas, que busca y consume documentales. Y segundo: convertirse en un festival reconocido internacionalmente.
Esto se evidencia con los datos de la convocatoria de 2019. Porque de las 1700 películas y cortometrajes que se presentaron a selección, desde 96 países, se escogieron 104 documentales, que se verán hasta el domingo 19 en sedes en Quito, Guayaquil y Cotacachi, en la provincia de Imbabura.
El festival, dirigido por Alfredo Mora Manzano, y organizado por Corporación Cinememoria, no solo ofrece filmes, sino también visitas, clases magistrales y charlas con exponentes del cine documental de todo el mundo. Nombres como Albert Maysles, Lourdes Portillo, Patricio Guzmán y Helena Trestíková son algunos de los que han compartido experiencias con jóvenes realizadores y público en general, durante 18 años.
En esta edición, los invitados son la norteamericana Pamela Yates -directora de Granito, cómo atrapar a un dictador, documental sobre los crímenes de lesa humanidad de Efraín Ríos Montt, expresidente de Guatemala, y que incluso fue usado como prueba en el juicio en su contra, que terminó con la condena por genocidio del exmandatario-; el francés Sylvain George y el ecuatoriano, radicado en Alemania, Darío Aguirre.
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