Lo nuevo de Mateo Kingman, Soundgarden, Laurie Anderson y Mini Mansions
'Astro', de Mateo Kingman.
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Mateo Kingman regresa por la puerta grande con Astro
Si se trata de tomar géneros propiamente latinoamericanos y envolverlos en otros sonidos, el segundo disco de Mateo Kingman, Astro (Aya Records, 2019), cumple su cometido. Pero la música es más que una operación matemática; hay un componente estético ligado de forma intrínseca con lo emocional.
Y ahí es donde radica la calidad de este trabajo, que sin dejar de lado su carácter 'dance', toma ritmos urbanos, música tradicional de esta parte del planeta y arreglos de teclado para generar una propuesta redonda, que sube y baja, y que se puede escuchar de corrido. El mérito central de Kingman es que sus composiciones tienen un carácter unitario que se traduce en un disco total.
Con producción de Ivis Flies —quien es cocreador de las canciones— y la colaboración de músicos como Toño Cepeda, Andrés Benavides, Isaac Zeas, Daniel Pasquel y Martín Flies—, Astro explora lo que podría denominarse el lado más espiritual del cantante; algo que también sucede en Respira, su primer disco, de 2016. La diferencia está en la aproximación.
Un Mateo Kingman tres años mayor apuesta por atmósferas sónicas que hablan de cierta divinidad. Una cercanía cósmica, sin duda. Umbral, el tema que abre el disco, puede funcionar como una plegaria, sin problema.
"Serpiente cósmica / abrázame fuerte" canta Kingman, en un falsete como si implorara esa cercanía necesaria.
IO lleva el trap a un nivel superior. Es probable el tema que mejor condensa el espíritu del disco, con cierto coqueteos con el humor y con el más clásico beat para mover el cuerpo —incluyendo sampleos de He-man—.
En Último aliento, Kingman comparte cartel con Gustavo Santaolalla. Las voces de ambos, en total armonía, producen escalofríos. Esta es quizás la canción más sentida de todo el disco, con una dulzura dolorosa que doblega.
Lucero trae un aire de soul que calza a la perfección con lo demás. En términos de estructura pop, es quizás la canción menos experimental del conjunto —al menos durante los versos, ya que cuando llega al coro se ingresa a otro terreno donde los sonidos juegan—, pero eso le juega a su favor.
Astro ya se puede escuchar a través de las principales plataformas de streaming.
Escuche las canciones de Astro
Otras recomendaciones
'Live from the Artists Den', de Soundgarden
Un disco que captura el show que diera en 2013 la banda del recordado Chris Cornell, como parte de la gira que promocionaba su último trabajo, King Animal.
Todo está en su mejor momento —quizás en ocasiones Cornell lucha por llegar a ciertas notas que son imposibles, incluso para él— y lo más importante es el setlist de ese show: canciones de todos sus discos y rarezas —como Blind dogs— que transforman a este disco en un documento de nostalgia y guitarras distorsionadas.
Son 29 canciones, así que hay que dedicarle tiempo a escucharlo completo.
'Lotus Born, No Need To Fear', de Laurie Anderson, Tenzin Choegyal y Jesse Paris Smith
Un tema que sirve como anticipo a lo que será el disco Songs from the Bardo, con el que Anderson, Choegyal y Paris Smith improvisan alrededor de ideas centradas en el Libro Tibetano de los Muertos.
Anderson recita pasajes del libro, mientras Paris Smith toca el piano y Choegyal se encarga de instrumentos tradicionales del Tíbet, como el lingbu, el dranyen, así como su propia voz. El resultado hipnotiza. En esta canción, Anderson repite: "Tú que estás despierto / con un cuerpo como ese / verás tu hogar y tu familia como si las estuvieras mirando en un sueño".
'Guy walks into a bar', de Mini Mansions
El tercer disco de Michael Shuman, Zach Dawes y Tyler Parkford es un trabajo perfecto, en el marco de un pop siempre al tope, enfocado en relaciones rotas o conquistas que terminan.
El mismo título hacer referencia a la derrota del tipo que entra a un bar a beber hasta olvidarse, o bien podría ser el arranque de un chiste.
Lo que Shuman y Parkford hacen con sus voces es envidiable, desde el complemento y la suavidad de una y la presencia agresiva de otra. Hey lover es la canción que eleva la magia, con una Alisson Mosshart acompañando a Shuman en lo que parece ser una conversación entre una pareja herida.
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