Lecturas de domingo: Balladares, Izquierdo, Ampuero y Cárdenas dispuestos a deslumbrar
¿Libros para leer un domingo? Aquí recomendamos cuatro trabajos de escritores ecuatorianos. María Auxiliadora Balladares nos regala su versión de 'Guayaquil'; Salvador Izquierdo hace una radiografía de la intelectualidad nacional en 'El nuevo Zaldumbide'; María Fernanda Ampuero deslumbra con 'Pelea de gallos' y Mauro Javier Cárdenas revisa la política ecuatoriana de los años 90 en 'Los revolucionarios lo intenta de nuevo'.
María Auxiliadora Balladares y su poemario 'Guayaquil'
PRIMICIAS
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Guayaquil
María Auxiliadora Balladares
Prefectura de Pichincha, 2019
En los poemas que se incluyen en este, el último libro publicado por María Auxiliadora Balladares, hay un viaje, un traslado y los desgarramientos que se generan por ir de un punto A a un punto B. Porque viajar es también dejar cosas y personas detrás. Y aquí, la poeta lo sabe y deja que el lector ingrese en las entrañas del desplazamiento y de las ausencias.
Guayaquil tiene 22 poemas, en ellos hay belleza, crudeza, lugares que se pueden reconocer del Puerto Principal y las flechas que lanza una ciudad natal —porque Balladares hace este poemario como consecuencia de su retorno por temas laborales—. Algo se despierta al regresar a ese espacio del que salió hace muchos años. Porque no es el mismo, es otro. Porque no están las mismas personas ahí.
En el poema que da nombre a la colección lo define de manera más contundente:
“si sigo volando, me inserto en una nube y la hago/
llorar y la ciudad se moja y se desbarata,/
ya para qué Guayaquil, si te tragó su río, ya para/
qué Guayaquil”
El recorrido continúa con Genealogía con números, la escritora se enfrenta a los seres de los que viene, los familiares que estuvieron y que ya no están, y lo hace para definirse. En esa definición interviene la persona amada, la que está, la que se extraña.
En el libro se está también ante la posibilidad de la muerte de los seres cercanos, se indaga sobre cómo sobrellevar las pérdidas en la ciudad y cómo resistir el temor de que sucedan las muertes en otro sitio. En Cicatriz, se lee:
“En el sueño/
Te caes de un caballo/
Y de tu cuerpo brota sangre/
Una roca que estría la carretera/
Se incrusta en tu cabeza/
Y te desmayas/
Yo corro a lo lejos procurando alcanzarte/
Te veo echada en el camino de piedras/
Y grito tu nombre dos veces/
Con una desesperación nueva/
Te veo echada en el camino de piedras/
Desconocida para los árboles que nos rodean”
Hay angustia en el viaje. En El balcón, la voz hace un amago de lanzarse al vacío. Esta desesperanza da paso al recuerdo,a la fabulación de lo que sería la vida sin ella. Una firme conciencia de final, en la que lo realmente abrumador es la distancia con la mujer que ama.
Más que ser un conjunto de poemas sobre el retorno, Guayaquil es un libro sobre la distancia.
El nuevo Zaldumbide
Salvador Izquierdo
Editorial Festina Lente, 2019
177 páginas
USD 15
Una novela con la que Salvador Izquierdo –nombre con el que firma sus libros Jorge Izquierdo– cierra la historia de un artista visual que investiga, reflexiona y analiza la sintonía entre arte, creadores y consumidores, que empezara en Una comunidad abstracta (2015) y continuara en Te Faruru (2016, finalista de la lista corta del Premio Herralde).
Es decir, estamos ante el punto final de una trilogía en la que la anécdota casi no importa. En las dos anteriores entregas, la narración funcionaba como una serie de referencias que se entrelazaban y permitían crear esta idea de que el arte, como ejercicio contemporáneo, es un terreno firme para contar una historia personal sobre los desplazamientos, las obsesiones y los cambios vitales, sin necesidad de narrarla de manera tradicional.
A diferencia de lo que pasaba en las anteriores novelas –en las que, cuando se nos decía algo del personaje que narraba la historia, casi siempre sucedía en pies de página, carácter experimental y posmoderno a la orden día–, en El nuevo Zaldumbide la narración directa es una necesidad fundamental.
Ese personaje/narrador –que se puede confundir con el propio Salvador Izquierdo, quien usa nombres, elementos y su historia personal en este libro– está de vuelta en Ecuador y a través de una vinculación de datos, casi como si se saltara de una página web a otra, aparecen anécdotas sobre literatura ecuatoriana, reflexiones sobre cine y música y arte. Estas van dibujando un panorama desolador, que mezcla con la desolación del personaje, que recuerda su pasado a medida que indaga sobre lo que sucede en su país, sobre las pasiones que el arte ha levantado y las pasiones en su vida.
Hay fantasmas, rupturas, movimientos, hijos, padres, abuelos pero, sobre todo, está la figura de Gonzalo Zaldumbide y su Églogla trágica –novela que publicara en 1956 y que estuvo en construcción casi 40 años–.
Salvador Izquierdo consigue, a través de la figura de Zaldumbide –y otras que aparecen en su texto–, hablar sobre la imposibilidad y el arte en Ecuador, sobre el silencio, sobre el presente y los recuerdos que estallan solo por un simple ejercicio humano de relacionar un objeto con alguien.
La idea detrás de El nuevo Zaldumbide puede ser crítica y dura, porque en esta novela se cuenta lo que no existe y sus razones; pero es capaz de usar la imagen del escritor quiteño nacido en 1884 para decirnos que no importa el tiempo, siempre es posible generar obra o algo a lo que alguien, en alguna otra parte de la existencia, le encontrará un valor.
Pelea de gallos
María Fernanda Ampuero
Páginas de Espuma, 2018
115 páginas
USD 25,50
María Fernanda Ampuero ha hecho un libro que golpea a los lectores y que en ese ejercicio de mostrar violencia, venganza, ruptura y fuerza ha conseguido renombre internacional.
Pelea de gallos es un compendio de cuentos que muestran a una autora preocupada por lo femenino, por los problemas de género, y se enfoca en mujeres que buscan abrir su camino y que luchan. Pero también hay espacio para otras condiciones o experiencias humanas que parten de la perspectiva feminista y se asientan en otros terrenos.
El contacto sexual surge como mecanismo de reencuentro con el pasado, con el lugar de origen, como sucede en Crías; hay también un acercamiento a la enfermedad y cómo esta determina la manera en que una familia vive su día a día, como en Nam.
En Cristo, la muerte de un niño pequeño sirve para ingresar en un universo violento, que desde la mirada de la hermana, está ahí para contarnos sobre una niñez destruida. Y en Ali, la ruptura es interna, en la cabeza de una madre y esposa que deja de ser comprensible para el mundo que la rodea, con una familia que intenta esconder lo que sucede.
El estilo de Ampuero, en los 13 cuentos que son parte de este volumen, está al servicio del horror que narra. Se enfoca en los detalles, sí, pero prefiere que la historia tenga el protagonismo. Es narración directa, casi sin artificios.
Su ritmo y selección de palabras están al servicio de lo que sucede con sus personajes. A veces podemos encontrar una musicalidad en lo que escribe, aunque sea algo terrible lo que nos está diciendo, como en Subasta: “Me tiran a un patio. Me bañan con una manguera de lavar carros y luego me suben a un carro que me deja mojada, descalza, aturdida, en la Vía Perimetral”.
Pelea de gallos está diseñado para que siga dando vueltas en la cabeza después de haber sido leído.
La escritora Sabrina Duque da su opinión sobre 'Pelea de gallos'
Los revolucionarios lo intentan de nuevo
Mauro Javier Cárdenas
Literatura Random House, 2018
316 páginas
USD 19,50
Antonio regresa a Ecuador a salvar al país, y lo va a hacer en compañía de Leopoldo, su compañero del colegio —el San Javier, una versión ficticia del Colegio Javier, de estirpe jesuita—. El objetivo es la presidencia del país.
El objetivo es también salvarse, ser los mesías, acabar con la corrupción: los ideales de siempre de quienes están afuera. Orbitándolos están Rolando y Eva, jóvenes de menos recursos, que a través de una radio comunitaria también buscan cambiar los destinos del país, pero a su manera: con representaciones teatrales.
Esta, la primera novela del escritor guayaquileño nacido en 1978, es una especie de lunar en la narrativa ecuatoriana, por varias razones.
¿La primera? Que Mauro Javier Cárdenas la escribió originalmente en inglés y que esto lo llevó a ser uno de los participantes de la lista Bogotá 39, del reconocido Hay Festival, como promesa literaria de América Latina, encuentro que se desarrolló en Cartagena de Indias, en enero del 2018. Y eso sin hablar de las muchas reseñas en revistas y medios especializados de Estados Unidos.
Cárdenas consigue una novela que mezcla todos los tiempos e historias posibles en las mismas oraciones. Su lectura no es compleja; en realidad estamos ante un caos controlado. Como lectores nos enfrentamos a un estilo en el que todas las palabras y acciones parecen estar vivas y a la búsqueda de cruzarse una con otra.
Este Guayaquil de los años noventa —con figuras políticas como El Loco, León Martín Cordero, que ya sabemos a quién hace referencia, o Nebot— es un espacio en eterna ebullición, en el que el presente, los recuerdos y los diálogos compiten por el mismo protagonismo.
Vale destacar el trabajo de traducción del escritor Miguel Antonio Chávez, porque ese carácter guayaquileño del texto, en el uso de la palabra como herramienta violenta de comunicación, es el mérito real de esta novela, que cuenta Guayaquil quizás como pocos libros en los últimos años.
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