La ira hacia Peter Handke: lo que deja el Premio Nobel de Literatura 2019
Peter Handke, en medio de sombras y la calidad literaria.
EFE
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La imagen de Peter Handke es complicada, por decirlo de una manera suave.
Siempre provocador -en 1966, con 24 años, ya se enfrentaba a los grandes de la literatura alemana de entonces y los acusaba de dedicarse a una “descriptiva impotencia”-, quizás en los años 90 y en la primera década del siglo XXI, a Handke se le fue la mano.
Era 1997 cuando publicó Un viaje por los ríos: justicia para Serbia, un libro sobre la guerra de los Balcanes de entonces, profundizada por la disolución de Yugoslavia desde fines de los 80, se encendió una mecha que hasta hoy continúa ardiendo. Como lo escribe Hermann Tertsch, para ABC Cultural:
“Handke había escrito un librito indecente y yo se lo eché en cara. Él pretendía que lo que una mayoría veía y yo mismo denunciaba en su libro, una defensa cerrada del régimen nacionalcomunista de Serbia bajo Slobodan Milosevic, era una manipulación torticera. Pero al mismo tiempo que descalificaba nuestra interpretación, la confirmaba con una defensa cerrada del régimen de Milosevic. Y una banalización de sus atrocidades, como la matanza de Srebrenica, que resultaba insufrible”.
Esta matanza, a la que hace referencia Tertsch, sucedió en julio de 1995 y significó el asesinato de al menos 8.000 bosnios musulmanes, en la región de Srebrenica, por parte de los serbios de Bosnia.
Eso no es todo, cuando Slobodan Milosevic, el líder serbio que murió en 2006 mientras estaba detenido en La Haya, esperando su juicio por crímenes de guerra, contra la humanidad y genocidio. Handke fue al funeral, en la ciudad de Pozarevac y dio un discurso que todavía resuena para muchos.
“No conozco la verdad. Pero miro. Escucho. Siento. Recuerdo. Este es el lugar en el que estoy ahora, cerca a Yugoslavia, cerca a Serbia, cerca a Slobodan Milosevic”.
Voces en contra de Handke
El rechazo apareció casi de inmediato, como cuando Handke ha ganado otros premios en los últimos años. Por ejemplo, en 2006, no aceptó el Premio Heinrich Heine por los reclamos por sus simpatías por Milosevic y en 2014 recibió el Premio Internacional Ibsen, en medio de protestas.
"No tengo nada más que decir"
Al ser consultado por The Guardian, el escritor británico solo exclamó: "No tengo nada más que decir y me mantengo en lo que escribí entonces", haciendo referencia a un escrito que publicó hace 20 años en ese diario. Ahí, Rushdie nominó a Handke como el "Idiota Internacional del año", por su "serie de apasionadas apologías al régimen genocida de Slobodan Milosevic".
"Un gran escritor que combina profundidad con una chocante ceguera ética"
Para el escritor británico Hari Kunzru, quien ha enseñado la obra de Handke, la reflexión es más profunda: "Es un gran escritor, que combina una gran profundidad con una choqueante ceguera ética (...) Ahora más que nunca necesitamos intelectuales públicos que sean capaces de hacer una robusta defensa de los derechos humanos frente a la indiferencia y cinismo de nuestros líderes políticos. Handke no es esa persona".
"Lamentamos profundamente la decisión sobre Literatura del comité del Nobel"
La escritora Jennifer Egan, presidenta de la organización de derechos humanos y literatura Pen America, en un comunicado aseguró que: "Rechazamos la decisión de que un escritor que persistentemente ha cuestionado crímenes de guerra documentados, sea celebrado por su "ingenio lingüístico". En un momento de creciente nacionalismo, autócratas y desinformación alrededor del planeta, la comunidad literaria merece algo mejor".
Falsa canonización
El filósofo esloveno Slavoj Zizek ha dado en el clavo, desde esa forma tan característica que tiene para decir lo que quiere decir. Zizek seguró que "En 2014, Handke pidió que el Nobel sea abolido porque lo consideraba una 'falsa canonización de la literatura'. El hecho de que él lo haya ganado prueba que tenía razón".
Simpatía hacia los verdugos
La norteamericana Joyce Carol Oates prefirió Twitter para mostrar su descontento: “¿Qué es esta simpatía hacia los verdugos y no hacia las víctimas? (...) Resulta desconcertante para muchos observadores; no es del todo distinto del negacionismo del Holocausto. ¿Por qué?”.
No hay nada más que decir después de esta pregunta.
Las razones del premio
"Mi naturaleza no es la naturaleza de un ganador", dijo Handke a un grupo de periodistas en su casa, en las afueras de París, con quienes habló una vez que se supo que ganó el Nobel.
Handke calificó de valiente la decisión, enfatizando en los problemas que su postura política ha generado antes.
La Academia Sueca entregó el galardón a Handke por su "ingenio lingüístico con que ha explorado la periferia y la especificidad de la experiencia humana".
Su obra ha sido definida como la vocera de un existencialismo antirromántico; en la que incluso las tragedias personales han tenido cabida. En 1971 , el suicidio de su madre lo llevó a escribir Desgracia indeseable.
Novelista, ensayista y dramaturgo, Handke también se ha aventurado en el cine, de la mano de Win Wenders, con quien coescribió el guion de la fabulosa Der Himmel über Berlin, estrenada en 1987.
Nada de esto va a ser suficiente. El rechazo y la ira hacia Handke sigue creciendo. Las víctimas de la matanza de Srebrenica han pedido que se le retire el Nobel y el gobierno de Croacia ha mostrado su descontento.
Quizás, cuando era un momento de calmar las aguas, la Academia vuelve a apostarle a la polémica.
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