Hablar sobre inmigrantes indocumentados, con sello ecuatoriano
"The Undocumented Americans" es un libro que subvierte la imagen de los indocumentados en Estados Unidos. Son personas y vaya qué personas.
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Karla Cornejo Villavicencio habla sobre ella con extrema sinceridad. Habla sobre los diagnósticos que ha recibido sobre su salud mental y los enumera: desorden de personalidad límite, depresión, ansiedad y desorden obsesivo compulsivo.
Cuenta su relación con sus padres y hermano. Sobre la religión que profesan -testigos de Jehová-, sobre sus temores, trabajos, esfuerzos en Estados Unidos, sobre cómo interactúan, lo que se dicen, lo que ha pasado entre ellos.
Cuenta cómo la dejaron de un año y medio en Ecuador, al cuidado de familiares, mientras buscaban mejorar su suerte en Estados Unidos.
Recupera esa parte de la historia cuando se juntó a ellos en Nueva York, a los cinco años.
Escribe sobre cómo ella funcionó como traductora de sus padres en visitas a médicos. De cómo su padre la abrazó con tristeza cuando se cambiaron las normas en el estado y se prohibió que personas indocumentadas condujeran taxis y se quedó sin trabajo.
Karla Cornejo Villavicencio no es solo sincera.
Es precisa, pertinente, clara, inteligente y escribe como si estuviera encargada de las memorias de estrellas de rock. Esas estrellas son los migrantes latinoamericanos en Estados Unidos que no tiene estatus legal.
Cornejo no romantiza nada. Muestra, expone, reflexiona y observa.
Ella quiso hacer un libro en el que -con la etiqueta que la no ficción, gracias a las herramientas periodísticas que utiliza- se mostrara esa realidad de los migrantes, por fuera de los lugares comunes: la compasión y el desdén que el tema puede generar.
Y en The Undocumented Americans hay un retrato que complica la experiencia en Estados Unidos.
La sinceridad, como lo es con el relato de su vida, lo es con el cuento de aquellas personas con las que habla en Staten Island, Miami, el Ground Zero en Nueva York, Flint, Cleveland y New Haven.
Ella expone detalles que se han perdido, que no han estado documentados y los coloca en un libro que tiene una fuerza inusitada, con un estilo que fluye. Como si la conciencia tuviera claro el mecanismo para armar colocar cada pieza, construyendo algo mayor, incluso con humor.
Cuando habla sobre los jóvenes mexicanos repartidores, como muchos de los que fallecieron en el atentado de las Torres Gemelas en 2001, escribe:
“Mi padre siempre les dijo a sus jóvenes colegas que no usaran 'sneakers' blancos y ellos lo hacían siempre. Esclavos de la moda. Audífonos inalámbricos en sus orejas. Metallica. Mexicanos y su Metallica. No es racista cuando yo lo digo”.
Y un par de páginas adicionales, ese mismo manejo narrativo produce momentos de una intensidad dolorosa. Sobre todo cuando habla de Fernando Jiménez Molinar, un repartidor de pizza de 19 años que al parecer murió en el atentado, y lo que significaría su ausencia para su madre:
“Él la haría conocer la muerte. Él la haría conocer el silencio. Él la haría conocer la máscara de la muerte de un hombre que desapareció, se incineró y se fue”.
Eso que debe decirse
The Undocumented Americans es subversivo, tanto por su naturaleza como por sus objetivos. Mostrar a personajes más allá de la caricatura o de la pena es un trabajo complicado y Karla Cornejo Villavicencio acierta.
Ya sea porque no se guarda nada y porque al mismo tiempo protege a las personas de las que está hablando.
Ella deja en claro en el prólogo que ha cambiado nombres y lugares para evitar que alguien sea identificado.
Es probable que para muchos este sea un recurso propio de la ficción y sea un problema, pero aquí es una ventaja.
Cornejo llega a varios lugares y personas y se permite contar esas historias complejas. Como la del padre que se alcoholiza porque vive en otro país y ha dejado a sus hijos de lado.
O la de la mujer que tiene cáncer y que decidió hace años dejar a sus hijas y nietas en su Colombia natal, porque esa no era la vida que buscó para ella y acepta la irritación de su familia, pero cumple su voluntad.
Así como la del inmigrante que muchos consideraban despreciable y que murió en soledad, en medio de un huracán, protegiendo a una ardilla dentro de una caja, con su último esfuerzo.
O la de los latinos indocumentados en Flint, Michigan, que por temor a las autoridades -y por no conocer el idioma- fueron los últimos en enterarse de que el agua de la ciudad estaba contaminada.
Y cuando escribe de aquella mujer argentina, en sus 40, que vio morir de un cáncer terrible a su esposo y padre de cuatro hijos -sin acceso a atención médica por ser indocumentado- y que ahora vive una nueva juventud, saliendo con sus amigas a bares, divirtiéndose como no pudo hacerlo cuando tenía 20.
Karla Cornejo muestra también ese mercado paralelo de medicinas que existe en Miami y que se vende a inmigrantes que no tienen número de seguridad social.
Pero también cuenta sobre cómo los que ya son residentes mienten sobre sus síntomas, para recibir recetas de sus médicos y así conseguir la medicación que será útil para sus vecinos ilegales que tienen problemas de salud.
En el medio siempre está ella.
Por eso este es un libro con coraje. Cornejo se coloca todo el tiempo en el relato, abre paréntesis y se pone en la vitrina. Porque al hablar de esa gente indocumentada, también habla de ella.
Si bien por la 'Dream Act' el DACA ella ha podido estudiar y trabajar -se graduó en Harvard en 2011 y está haciendo un doctorado en Yale- y casarse con su compañera le permitió una 'green card' temporal, Cornejo también vive como indocumentada.
La fuerza del libro está, entonces, en esa sensación compartida. En que ella sabe lo que eso significa -el terror de la deportación- y en ese rubro, todos son iguales. The Undocumented Americans es sobre latinoamericanos en la misma situación, en diferentes ambientes, pero en igualdad de condiciones.
Incluso la autora:
“Como una persona indocumentada, me sentía como un holograma. Nada se sentía seguro, nunca me sentí segura. No me permitía sentir goce porque me daba miedo atarme a cualquier cosa de la que tenía que despegarme de un momento a otro”.
Esa es la base que sostiene esta publicación que revela una tensión que no se puede dejar de lado. Y que está escrito con una exquisitez punk. Porque de eso se trata, de contar sobre otras vidas, como si la vida dependiera de eso.
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