'Horadar' invita a pensar en los muros fronterizos y romperlos
Una de las obras que integran 'Caminantes', de Felipe Jácome, donde se pone en diálogo la crisis venezolana
Eduardo Varas
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Se trata de hacer un orificio y abrir un espacio de luz. Horadar, como palabra, hace referencia al agujero, un vacío mínimo dentro de la idea de una pared, de un muro.
Por ese agujero pueden pasar varias cosas. Por ejemplo conceptos y hasta una reflexión sobre lo que los roles y papeles pueden significar en una dinámica tan compleja como la migración.
En la muestra, que se puede visitar en la galería Khôra, en Quito, hasta el lunes 25 de noviembre de 2019, hay un sentido muy claro sobre lo que ese traspaso puede significar.
Especialmente si se toma en cuenta que esta exposición forma parte del Segundo Encuentro Internacional de Objetos y Muros, organizado por Tlaxcala 3, de México, junto al Institute for Endotic Research, como conmemoración por los 30 años de caída del muro de Berlín.
El 9 de noviembre pasado, diversas exposiciones sobre el tema se abrieron en 10 ciudades latinoamericanas y en la capital de Alemania.
Un trabajo en conjunto. En doble vía: las galerías enviaban sus propuestas al colectivo y estas se revisaban y se podían exponer en cualquiera de ellas. Se compartió la obra, se inició la reflexión.
El trabajo de Sofía Acosta, Anamaría Garzón y Giulianna Zambrano desde Ecuador fue el de curar una exposición en la que se centraron alrededor de los muros actuales (legales y mentales), los que dificultan el tránsito y la migración de venezolanos en la región.
Zambrano explica con más claridad el proceso que originó Horadar en el siguiente video:
Un rápido recorrido por diversas perspectivas sobre la migración
Fotografías trabajadas, e impresas sobre cientos de bolívares, como un papel inservible.
Una serie de mapas que marcan los recorridos de migrantes que quieren llegar a Perú pasando por Ecuador. Desde la poca utilidad de los procesos burocráticos para sacar una visa humanitaria, hasta evidenciando las transformaciones sociales y personajes que se producen en momentos así.
Dibujos de diversos tipos de muros (una obra el mexicano Javier Anaya), producidos por un proceso coral, de escuchar cómo otros entienden o conciben estas paredes, hasta la libertad absoluta para exponerlas.
Videos, sobre intervenir, comprender la migración, poner el cuerpo, defender, apoyar, trabajar desde el activismo. El arte como un gesto inquisidor.
Giulianna Zambrano profundiza en las ideas detrás de Horadar y hace un repaso por lo que se expone en la galería:
El acompañamiento como sentido básico
Romper ese muro, desgastarlo es, a veces, un acto más íntimo. Un acto de estar ahí, presente, de acompañar. Hay un sentido de comunidad al estar frente a las obras que conforman Horadar, pero eventualmente hay una exigencia para quien está ahí.
O al menos una toma de conciencia que permite otros caminos.
El acompañamiento como base.
De esa manera funciona el video Tácticas de solidaridad en la era de la deportación masiva, del Colectivo somoslacélula (integrado por Ángeles Donoso Macaya y César Barros, de Chile), que muestra el sistema opresivo y kafkiano que deben sufrir centenares de migrantes a diario en Estados Unidos, así como los gestos y acciones activistas para no abandonarlos.
Quizás esta sea una de las obras que más impacto genera.
El Segundo Encuentro Internacional de Objetos y Muros tuvo entre sus participantes a galerías de Berlín, Bogotá, Buenos Aires, Ciudad Juárez, Guadalajara, Miami, Monterrey, Quito, Santa Cruz de la Sierra, Santiago de Chile y Tijuana.
Horadar se puede visitar hasta el 25 de noviembre en la galería Khôra.
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