"Haciendo calle" salió de lo digital y llegó a la comunidad
Niños del barrio Nuevo Ceibos saludan a la cámara, mientras que la obra de Carla Bresciani descansa detrás de ellos.
Cortesía Bienal "Haciendo Calles" / Fotgrafía: Amaury Martínez
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Es toda una experiencia. Para los artistas y para el "público".
Ya sea por el formato y sus grandes dimensiones. Porque el arte urbano ayuda, al artista, a aceptar al espacio urbano como un lugar de trabajo.
Con esta apropiación se percibe de otra manera la ciudad. Y, sobre todo su gente, porque el arte urbano no puede ser una manifestación de una sola vía.
Y claro, para el público, para el habitante, para quien recorre ese lugar intervenido se producen otras experiencias y reflexiones.
Porque el arte llega a ellos y no es un ejercicio a la inversa.
Esto lo entiende muy bien la artista Andrea Moreira, quien formó parte de esta etapa presencial de la Bienal de Arte Urbano Haciendo Calle y quien tuvo en tres fines de semana -29 y 30 de agosto, 6, 7 y 12 y 13 de septiembre- el tiempo para intervenir paredes en el sector de Nuevo Ceibos, al norte de Guayaquil.
Ella lo explica mejor en este video, en el que también habla sobre el diálogo que se establece al intervenir en estos espacios:
Para Moreira -quien compartió la experiencia con otros artistas urbanos como Iván Casanova, Chester King Lucky, Made, NeoSudacas (de Argentina y Colombia), Carla Bresciani y la Señora de los Graffs, entre otros- una parte importante de este trabajo comunitario es respetar los contextos de los lugares y las personas.
"Yo fui a trabajar en esta comunidad donde hay muchos niños y personas de la tercera edad y vi que funcionaban como una gran familia, que se ayudan unos a otros..."
Andrea Moreira
Y, con eso en mente, pudo definir el tipo de intervención e imagen a crear, basada en el cuento de Jack y las habichuelas -pidiéndole a su hijo de ocho años que funcione como su modelo, claro está-.
La metáfora a la vista de todos: con una semilla se puede ir más arriba, llegar más alto.
En ese sentido, las intervenciones en espacios así se podrían definir como una simbiosis constante entre lo que el artista deja para una comunidad, producto de la experiencia de esa comunidad.
La parte presencial de un encuentro que se inició en la web
La Bienal Digital de Arte Urbano Haciendo Calle tuvo un primer momento de vida en junio de 2020.
Arrancó con una serie de intervenciones de diversos artistas -nacionales y extranjeros- en espacios de Guayaquil, pero desde la virtualidad.
A través de una cuenta de Instagram se podía ver el resultado.
El proyecto está comandado por la docente investigadora y curadora María Fernanda López, en conjunto con la artista y gestora Carla Bresciani.
Y está centrado en exponer, en desarrollar una crítica y promover una pedagogía, entre artistas y sociedad.
Sin embargo, algo pasó en el camino, que permitió que la experiencia "online" se volviera presencial. Y Bresciani lo explica a continuación:
La parte "in situ" y presencial de la Bienal marca el cierre de esta primera etapa que tendrá un componente más en octubre, en el que ya están trabajando.
Además, se generará una plataforma teórica y de reflexión crítica que analice el proceso en varios niveles.
Incluido el modelo de gestión y comunitario que han implementado para que la gente de Nuevo Ceibos sea también responsable del arte urbano que descansa en sus paredes.
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