'Godzilla vs Kong': mucho ruido y golpes, muy pocas nueces
La cuarta entrega de lo que se ha dado a llamar como 'Monsterverse' es un trabajo que cumple lo que su título dice. Y nada más.
Adam Wingard dirige esta película que en casi dos horas consigue enfrentar a estos dos monstruos casi tres veces.
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Hay que partir de algo. Si la película se llama Godzilla vs. Kong no hay que esperar Citizen Kane. Pero ese punto de partida es una trampa.
Porque no se puede esperar que un filme así, en el que monstruos se pelean por ser el rey de los monstruos, nos regale grandes momentos de cine o metraje que nos afecte o transforme.
Pero sí se puede aspirar, como espectadores, a que en este espectáculo de rugidos, golpes y efectos especiales en esteroides, se cuente una historia redonda, que tenga sentido y fuerza.
En Godzilla vs. Kong no hay nada de eso. Bueno, hay fuerza, eso sí. Pero no importa mucho el sentido.
Y esto porque el director Adam Wingard no tuvo más remedio que enfocarse en las bestias y utilizar a los humanos protagonistas como simples peones, sin ningún tipo de peso en la narrativa. Podrían ser esos personajes u otros. No importan aquí.
Esto a diferencia de lo que fueron las otras películas de este universo Godzilla (2014), Kong: Skull Island (2017) y Godzilla: King of Monsters (2019), en las que cualquier acción con las criaturas venía acompañada por un drama humano con igual de fuerza.
Bueno, ese tipo de "drama" que se puede esperar en un filme así. Porque no, no es Citizen Kane.
El que golpea más fuerte, gana
Hay varios frentes en la película.
Está, por un lado, la doctora Ilene Andrews (Rebecca Hall), que se encarga de cuidar a Kong dentro de un domo construido en la Skull Island. Acompañada de su hija adoptiva Jia, que tiene una conexión con el primate gigante.
En otro está doctor Nathan Lind (Alexander Skarsgård), que fue considerado una burla por el mundo científico gracias a su teoría de la Tierra Hueca, ese espacio del que, él sostiene, vienen los titanes.
También está Bernie (Brian Tyree Henry) que es un tipo paranoico con un podcast que sabe que algo va a pasar con los monstruos y que la empresa Apex está en medio de eso. Y bueno, tiene razón. Porque todo arranca con Godzilla perdiendo la cabeza y "atacando" instalaciones de esta compañía
También están Madison Russell (Millie Bobby Brown), que repite su rol de Godzilla: King of Monsters, sin pena ni gloria.
Por el lado latino están Eiza Gonzáles y Demián Bichir, que son los empresarios cuasi villanos de la historia. Y así, otra cantidad exagerada de personajes que aparecen y que, en realidad, si no estuvieran no pasaría nada.
Porque, a nivel de historia, lo que hace Godzilla vs. Kong es sostenerse porque uno de los dos monstruos se vuelve un peligro y el otro aparece para ponerlo en su lugar.
Pare de contar.
Cuando Kong y Godzilla comparten pantalla y se están destruyendo a golpes -destruyendo todo y matando a centenares de personas, algo que sí se consigue ver en pantalla- es cuando la película tiene sentido. Porque para eso se está ahí. Para ver cómo se golpean.
Y es obvio lo que va a pasar, porque Warner Bros. no va a perder la rentabilidad de los monstruos. Lo único que se espera es que no sean tan burdos en el proceso.
A veces la espera defrauda.
Si bien las peleas son impactantes y pueden arrancar sonrisas -como cuando se juega Jenga y se cae la torre- sí queda la impresión de que los efectos especiales pudieron trabajarse más.
Sobre todo para sacar a quien ve la película de ese encanto infantil: porque el enfrentamento entre un reptil y un gorila del tamaño del Chimborazo es un deleite. Y punto.
Al menos, Godzilla vs. Kong no engaña. Dice algo en el título y eso entrega.
Godzilla vs. Kong
Dir: Adam Wingard
Guion: Eric Pearson y Max Borenstein
Elenco: Rebecca Hall, Alexander Skarsgård, Millie Bobby Brown, Brian Tyree Henry, Demián Bichir, Eiza González y otros.
Warner Bros. Pictures, 2021
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