Gabriela Paz y Miño, Jonas Jonasson y Julia Rendón: libros para esta semana
"Cosas de mayores", la primera novela de Gabriela Paz y Miño
PRIMICIAS / Diego Corrales
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Cosas de mayores
Gabriela Paz y Miño
Ediciones SM, 2019
168 páginas
USD 13
Cuando se trata de una primera novela, el lugar común involucra asumir que las experiencias más cercanas son las que se subliman en esa escritura, las que aparecen en esas páginas. Como si en esa primera novela se exorcizaran historias de quien escribe.
Como si escribir tuviera la función de ofrecer respuestas.
Lo interesante de verlo así es que, en ocasiones, esa primera novela reproduce un sentido confesional o es un terreno para indagar sobre temáticas o dudas que tiene quien escribe. Cuestionamientos tan humanos, universales, que surgen de acciones fortuitas.
Cosas de mayores empieza con una experiencia de muerte, algo que Gabriela Paz y Miño tuvo que sortear en carne propia: una intoxicación por inhalación de monóxido de carbono, en Barcelona, donde vive con su familia. En la novela, esa acción es el detonante para la historia de Pedro, un chico a punto de cumplir 18 años, quien junto a su madre ha sobrevivido a este accidente, gracias a que su perro los despertó.
La autora ve en una tragedia interrumpida la posibilidad de abrir preguntas y descubrir maneras de que la vida halle su forma.
Cosas de mayores es una novela de transición. Pedro es una especie de Holden Caulfield nacido en Ecuador y que ha migrado a España. Que vive con su madre porque sus padres se divorciaron, que ha dejado de verse con su padre. Pedro tiene un agujero.
Paz y Miño no escribe para causarle dolor a sus personajes, sino para darles espacios de exploración y soluciones posibles. Escribe también para complejizar las ideas sobre la pertenencia, el abandono y la identidad. En este ejercicio literario existe una conciencia humana muy fuerte.
Así, esta novela que en teoría está dirigida a jóvenes lectores, es una experiencia mucho más compleja y abierta a todo tipo de lector.
Se trata de exponer lo de adentro, y en el camino, ver una salida.
El abuelo que volvió para salvar el mundo
Jonas Jonasson
Salamandra, 2020
448 páginas
USD 24,50
Jonas Johansson parece el personaje de uno de sus libros. Empresario exitoso, a los 46 años vendió su productora y decidió, como si nada, empezar a escribir.
E hizo una novela de un nombre largo e imposible -El abuelo que saltó por la ventana y se largó- y le dio al mundo un personaje extraño y maravilloso, como Allan Karlsson, que con 100 años era capaz de tener una aventura desopilante.
Casi 10 años después, Allan Karlsson regresa en un libro en el que no iba a ser el protagonista, pero le apareció a Johansson en el proceso de escritura y se quedó.
El abuelo que volvió para salvar el mundo es una novela graciosa, plagada de un humor absurdo y de un subtexto político que parecería sacado de una de las rutinas de los Monty Python.
Allan Karlsson va a cumplir 101 años y está en un globo aerostático que pierde el control. Allan y Julius terminan en el mar, pero son rescatados por un barco norcoreano que transporta uranio enriquecido hacia Pyongyang. Listo, el abuelo con más suerte del mundo termina en una aventura en la que comparte espacio con Donald Trump, Angela Merkel y Kim Jong-un.
Entonces, Allan y su amigo en medio de una misión para evitar el fin del mundo. Una misión ridícula, desde luego, pero que funciona. Sobre todo, porque el trabajo de Johansson -traducido por Enrique de Hériz- es el de llevar las acciones al extremo y encontrar lo valioso en el exceso.
Leer es, a veces, un acto de descubrir fortaleza en lo banal.
La mano de Malena
Julia Rendón
Loqueleo / Santillana, 2019
52 páginas
USD 8,40
En el terreno de la literatura infantil existe también un carácter didáctico, sin duda. Una especie de juego de ficción donde aparecen elementos de socialización, para dar luces a los más pequeños.
No como adoctrinamiento, por favor. Sí como un trabajo de preparación para la convivencia.
Julia Rendón escribe en La mano de Malena una historia pequeña, directa con un giro absolutamente divertido al final. Porque, si bien ese sentido de dar herramientas al pequeño o pequeña que está ahí, el espacio de la literatura es el de la ficción y aquí no hay soluciones, sino constantes preguntas.
Malena es una niña muy traviesa, incapaz de contener sus ganas de intervenir en el mundo en el que vive. Y en cada acción ejecutada hay una culpable: su mano. No es ella, es su mano que no se puede quedar quieta.
Su mano, una mano. Un parte independiente del cuerpo.
La mano de Malena tiene un elemento adicional de éxito y este es el trabajo de Paula Bossio y Jorge Lewis en las ilustraciones que la acompañan. El sentido de diversión absoluta que se mueve en el texto, se refleja a la perfección con el trabajo de los ilustradores colombianos.
Un libro para esas lecturas nocturnas con los y las pequeñas, antes de irse a dormir.
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