Francia: pequeños museos de París se reinventan para sobrevivir
Reinventarse, buscar nuevas fuentes de ingresos y algunas ayudas oficiales ha sido la receta de los pequeños museos de París para sobrevivir a la pandemia.
Dos personas pasan junto al Museo Grévin de París, que cerró desde finales de octubre de 2020 debido a la pandemia, el 18 de abril de 2021.
EFE
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París tiene decenas de museos pequeños, casi familiares, como el Museo del Chocolate, el del Abanico o el de la Absenta. Ninguno cuenta con un músculo financiero grande ni con la posibilidad de lograr patrocinios corporativos, como las grandes instituciones, el Louvre o el Pompidou.
Por ello, les ha costado sobrevivir a esta situación sin precedentes: la pandemia de Covid-19.
¿Cómo han logrado salir adelante en medio de la calamidad sanitaria? Algunos han buscado ayudas oficiales locales y del extranjero, y otros han reinventado su oferta cultural.
Desde Armenia para Francia
Uno de esos pequeños espacios es el Museo de las Lámparas de Aceite que dirige un armenio de 71 años. Se trata de Ara Kebapcioglu, que en 1982 se trasladó a París al casarse con una francesa y abrió un pequeño taller de lámparas antiguas en una pequeña calle del distrito V.
En 2000 decidió abrir una pequeña exposición de lámparas de aceite en la trastienda del taller: una sala de unos 15 metros cuadrados con unos 200 modelos diferentes.
La afluencia a este espacio nunca ha sido muy elevada (unas tres personas al día), pero desde noviembre de 2020 ni siquiera está abierto por las restricciones.
Kebapcioglu vive y sufraga los gastos del pequeño museo con la venta de lámparas restauradas. Explica que, "sorprendentemente", ha vendido muchas más en estos últimos meses: "la gente no puede viajar y el dinero que ahorra lo gasta en redecorar su casa".
Este experto en iluminación se ha estrenado ahora en Instagram y en la venta por internet.
Museo de lenguas recibe donaciones
Otro pequeño museo que sufre el castigo de las restricciones es el Museo de las Lenguas. Fue fundado en 2013 por el neozelandés Mark Oremland, quien vendió la agencia de viajes que tenía en París para hacer realidad su sueño: montar un museo de las lenguas y la lingüística.
En este pequeño espacio puede verse una copia de la piedra Rosetta o una de las famosas máquinas encriptadoras Enigma de la Segunda Guerra Mundial.
A él solían ir antes de la pandemia unas 10 personas al día, lo que reportaba a Oremland pérdidas, que equilibraba con los beneficios que le da un pequeño hostal que tiene en Nueva Zelanda.
Desde el cierre, Oremland ha empezado a vender por internet productos relacionados con el museo y ha lanzado una campaña de captación de donativos.
Aunque no sabe cuándo podrá volver a abrir y sigue perdiendo dinero, no se plantea cerrar el local: "Es el proyecto de mi vida y creo que algún día tendremos beneficios".
Innovar en la pandemia
Pero en París también hay museos de una dimensión mayor, como el dedicado a las Artes de Ferias, fundado por Jean Paul Favand en 1996.
Situado en Bercy, es un complejo de más de 8.000 metros cuadrados que reúne una veintena de atracciones de los siglos XIX y XX como carruseles, autómatas y objetos de cabaret.
El anciano coleccionista pudo reabrir legalmente el museo entre junio y octubre de 2020, pero decidió no hacerlo porque con el aforo limitado a un tercio de la capacidad "habría tenido más gastos que ingresos".
¿Qué ha hecho entonces en los últimos 14 meses? "Innovar", responde contundente. "He invertido más de un millón de euros en mejorar las atracciones que ya tenemos gracias a una subvención del Estado de varios centenares de miles de euros y al apoyo de los bancos".
Por ahora no existe una fecha oficial para la reapertura de los museos, pero el pasado jueves 15 de abril el presidente Emmanuel Macron mantuvo una reunión con alcaldes. A ellos les aseguró que su intención es reabrirlos a mediados de mayo si la situación sanitaria lo permite.
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