'Fleabag': la genialidad de una serie que se debe ver sí o sí
"Fleabag" es una experiencia narrativa única. Una comedia negra que cautiva porque se toma en serio lo que muestra.
Diego Corrales, PRIMICIAS
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La única razón para ver una serie como Fleabag radica en que no hay manera de anticiparse a nada.
Quien ve el programa de tv -que en este país se puede ver a través de PrimeVideo, de Amazon- sabe que la historia de cada episodio se puede mover en cualquier dirección.
Y esa es una de sus fuerzas.
Porque una televisión que se toma en serie el trabajo de contar algo, de desarrollar personajes, de darles una profundidad impresionante, a pesar de solo mostrar una superficie de los dilemas que existen en sus vidas, es una televisión que se agradece.
Mucho.
El trabajo de Phoebe Waller Bridges, que basó el show en un monólogo de teatro que había escrito, es el de complejizar las relaciones de su personaje -que en los créditos de puede ver que se llama Fleabag, aunque nunca la nombran en el programa- con su familia, amigos, amantes y gente cercana.
Es un sistema infalible por tres causas:
1) La estructura del show: siempre va a pasar algo que va a gravitar en un arco narrativo más amplio. Y Waller Bridges, como gran contadora de historias, sabe de qué manera unir las piezas, sin dejar nada suelto.
2) La ruptura de la cuarta pared: Fleabag lo hace todo el tiempo, mira a la cámara, habla a los espectadores, es su propia narradora. En esos paréntesis en los que se relaciona con quien la mira por la pantalla, hay grandes chispazos y gestos que le dan nuevos sentidos a los acontecimientos que le suceden o que ella atestigua.
3) El humor: el duro, directo, gracioso, impredecible y perfecto humor que maneja la serie. Incluso en los momentos en los que menos se espera, el humor aparece para generar sonrisas y reconfigurar la tensión que crece.
Se trata de aprender a vivir
No hay moraleja posible en Fleabag, que tiene dos temporadas con seis episodios cada una. Solo existe un ejercicio constante de encontrar mecanismos para seguir adelante. En medio del disparate.
Phoebe Waller Bridges es, en la primera temporada, un personaje a la deriva y poco a poco se entiende por qué.
En la segunda temporada -absolutamente perfecta y exquisita- ella está recorriendo un camino que busca recorrer para llegar a buenos términos con quien es y la gente que ama. Sigue estando a la deriva, pero lo intenta.
La magia de la serie radica en cómo se ejercen y dan las relaciones entre sus personajes. Ya sea entre Fleabag y su hermana Claire (Sian Clifford), con su padre (Bill Paterson), su madrina -que está en pareja con su padre- (Olivia Colman), o con un sacerdote (Andrew Scott).
Cercanía, distancia, amor y odio. Dolor y risas. Nadie está bien en esta serie y eso no significa que sea un desastre. Se sigue adelante, se cometen errores, las cosas no resultan como quieren.
Pero todo sigue. Fleabag sobrevive, a pesar de sus dolores, y permite que quienes la vean estén de su lado, la vitoreen y sonrían a su lado.
Y hasta sufran con ella.
Phoebe Waller Bridges ha ganado premios Emmy y Globos de Oro tanto por su actuación como por los guiones de la serie. En todo eso hay justicia.
Fleabag es una maravilla por donde se la vea. Quizá ahora, más que entretenimiento directo, hace falta recordar todas esas cosas que duelen y saber que hay maneras de hacerles frente.
De eso se trata.
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'Atlanta'
La serie que tiene a Donald Glover / Childish Gambino a la cabeza es un tipo de comedia extraña en la que elementos surreales, así como el hip-hop hacen presencia, mientras el personaje de Earn (Glover) busca éxito económico siendo el manager de su primo, conocido rapero llamado Paper Boi.
Eso es suficiente para una serie de situaciones descabelladas, en capítulos que casi siempre son impecables.
'Killing Eve'
Una serie que, basada en las novelas de Luke Jennings, tiene a Phoebe Waller Bridges también como una de sus cabezas. Y aquí, en medio de crímenes, drama y comedia, una mujer intenta (Eve Polastri, interpretada por Sandra Oh) trata de detener a la asesina psicópata Villanelle (Jodie Comer).
¿Qué pasa en medio? Pues que la obsesión entre ambas, de una por la otra, comienza a alterar la búsqueda y da por resultado una serie altamente entretenida.
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