La familia Soro, los escultores que decoraron Guayaquil
El italiano Emilio Soro Lenti llegó a Ecuador en 1923 y su legado permanece en la arquitectura de Guayaquil. Él y su descendencia ha marcado la decoración de la ciudad. Conoce su historia y los espacios públicos y privados que tienen su marca.
Emilio Soro Lenti era italiano y llegó a Guayaquil contratado para decorar el Municipio de la ciudad.
Cortesía familia Soro
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En Guayaquil, que ha sufrido grandes incendios en su historia, se pueden contar sus construcciones patrimoniales con los dedos de las manos.
Algunas, como la Gobernación y el Municipio, tienen algo que las identifica: fueron decoradas por el italiano Emilio Soro Lenti.
Soro Lenti llegó a Ecuador hace un siglo, en 1923, y su legado sigue hasta la actualidad.
Creó el taller Soro, en las calles Azuay y Eloy Alfaro, en el sur de la ciudad.
Su hijo y su nieto se dedicaron a la misma profesión y hoy es su bisnieta Ángela Soro Varas quien está a cargo de la tradición familiar.
Ángela Soro tiene 24 años y aunque su profesión no es la escultura, dice: "Me he criado allí (en el taller) y siempre he tenido una noción súper fuerte de todo lo que se hace: esculturas, molduras… quiero rescatar la historia de este lugar y además, destacar el papel de las mujeres en esta tradición familiar".
De Italia a Ecuador
La historia del taller Soro comienza en Bassiggnana, Italia, en 1885, año en el que nace Emilio Soro Lenti. Su familia tenía un molino, que se perdió en una gran inundación.
Entonces decidió viajar hasta Nápoles, en donde estudió Bellas Artes, con especialidad Escultura.
Luego migró a Nueva York, Estados Unidos. Fue mesero y tuvo otros trabajos hasta que tuvo el capital suficiente para montar su estudio en Los Ángeles.
Su bisnieta cuenta que él solía tener en la industria cinematográfica, construyendo escenarios.
Así fue "haciéndose un nombre" hasta que lo llamaron para trabajar en la construcción del Municipio de Guayaquil, en 1923, contratado por la Compañía Italiana de Construcciones.
Ya en el puerto principal, realizó la ornamentación y las esculturas del Palacio Municipal, que continúan embelleciendo el edificio ubicado en el centro de Guayaquil.
Entre sus otros trabajos constan:
- La ornamentación de la Gobernación
- El Cuerpo de Bomberos en Guayaquil
- La iglesia Santo Domingo
- La Catedral de Guayaquil (y el Cristo Rey que se encuentra en su interior)
- Los jarrones del Hemiciclo
- Decoración del Gran Hotel Crillón, ubicado en la Plaza de la Gobernación
Junto a Soro Lenti trabajó su esposa Olivia Sghirla, a quien conoció en Riobamba cuando viajaba allí por los numerosos trabajos que tuvo en esa ciudad.
Ella también esculpía, administraba y se encargaba "de todo" a la par de su esposo, cuenta Ángela Soro.
Junto a Olivia Sghirla, realizaron la decoración de la Torre Morisca, actualmente ubicada en el Malecón.
El hijo de Emilio Soro, Emilio Soro Sghirla creció también se dedicó a la escultura y se asoció a su padre. Juntos ornamentaron la iglesia de Cristo del Consuelo y la iglesia San Francisco, entre los años 50 y 60.
La esposa del 'segundo Emilio' no trabajó en el taller.
En los ochenta, se asocia al taller Emilio Soro Romero, el tercer Emilio de la familia. Uno de los trabajos más destacados de esta época es la ornamentación de la capilla y el faro del cerro Santa Ana.
El taller entra en un nuevo siglo
A partir del nuevo siglo, el taller se dedica más a la ornamentación de espacios privados.
También han hecho trabajos en el Cementerio Municipal. Hoy, debido al estado de los edificios patrimoniales, el taller se dedica más que nada a trabajos de reparación.
Además de Ángela, quien actualmente estudia escultura y está trabajando en las restauraciones con el Municipio de Guayaquil, en el lugar siguen trabajando Emilio Soro Romero y su esposa Isabel Varas, encargada de "fundir, pulir y muchas otras cosas que no son esculpir", según cuenta su hija.
"En este taller está parte de la historia de Guayaquil", añade Ángela, quien detalla que el 'signature' del lugar siempre ha sido el hormigón armado reforzado con fibra, pero también utilizan yeso y resina.
En el taller Soro continúan esculpiendo hasta hoy, en el mismo lugar que se fundó en 1930.
Allí sigue llegando el hormigón, la resina, que luego de un arduo trabajo se convertirán en piezas que embellecerán Guayaquil, tal como ha sucedido durante casi un siglo.
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