Fabián Patinho: “Permitimos que las autoridades desaparezcan obras por nuestra indolencia”
Fabián Patinho en su casa.
Eduardo Varas
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Fabián Patinho está a punto de reír, sobre todo, porque quiere evitar un malentendido con lo que va a decir: "Me gusta enormemente robar. No puedo robar ni cinco centavos, me pongo rojo, pero me interesa la idea de robar, sobre todo cosas importantes —se detiene lo que podría ser la mitad de un segundo—. Por si acaso, para récord policial, son solo ideas”.
Entonces ríe.
Tiene sentido la frase si se considera la línea argumental de su último proyecto, El ejército de los tiburones martillo (El Fakir, 2019).
Se trata de una novela gráfica en que un grupo de mujeres criminales anarquistas, autodenominado Las pillas, se embarcan en la tarea de robar la obra Calle 14, de Camilo Egas, y así obtener pistas sobre lo que pasó con el famoso mural que Egas hiciera —con el aporte de Eduardo Kingman y Bolívar Mena Franco— para la Feria Mundial de 1939, de cuyo registro solo quedan dos fotografías, como lo explica Patinho en el libro.
“Estoy completamente seguro que el mural no existe, fue cruelmente destruido. Fue ignorado primero, que fue la primera destrucción y luego, físicamente destruido”, dice.
Patinho habla de la memoria aquí y, de una manera muy directa, busca hacer algo por preservarla: el robo funciona como acto de anarquía, pero al mismo tiempo como una acción simbólica en la que el vandalismo se enfoca en la protección del pasado artístico.
“Permitimos que las autoridades desaparezcan estas obras por nuestra indolencia”, asegura Patinho. Él cree que la ciudadanía debería estar atenta a esto.
En El ejército de los tiburones martillo se encuentran escenas en las que la se habla de la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD) y de cómo en el proceso de intervenir bancos, hace 20 años, se perdieron colecciones de arte: “El feriado bancario fue la quiebra de muchos ciudadanos, pero también trajo estas estelas corruptas en las que desaparecen obras”.
Diez meses de trabajo después —en los que incluso usó como referencia para 26 personajes a gente que conoce, a quienes fotografió para dibujarlos luego—, y con un deseo de devolver al espacio de la memoria figuras como Camilo Egas, Gonzalo Escudero, Germania Paz y Miño y Francisco Alexander —su favorito, musicólogo erudito que ha sido definido como el cerebro detrás de la mejor traducción al castellano de Hojas de hierba, de Walt Whitman—, Patinho genera una obra única.
Sí, hay un robo, pero al mismo tiempo hay seres sensibles, relaciones que se deben restablecer y un juego de gato y ratón entre quienes participan en el golpe, que hasta la última viñeta no deja de sorprender.
En el siguiente video, el creador repasa su fascinación por la obra de Egas, así como el aporte que le supuso el ensayo En busca del mural de Camilo Egas en la Feria Mundial de 1939, de María Helena Barrera-Agarwal.
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