Ernesto Carrión, Plath y Vargas Llosa los libros de esta semana
'Incendiamos las yeguas en la madrugada' es la novela con la que Ernesto Carrión ganó el premio Casa de Las Américas 2017.
PRIMICIAS
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Incendiamos las yeguas en la madrugada
Ernesto Carrión
Manzana Bomb ediciones, 2019
203 páginas
USD 15
Guayaquil en los años 90, referencias de cultura pop, una ciudad que resultará familiar para muchas y muchos lectores. Una ciudad que quizás ya no existe. Pero con constelaciones similares, con situaciones parecidas, con monstruos iguales.
Kurt Cobain en el centro. Nirvana como banda sonora. Los años de la explosión del grunge de fondo, para contar esta historia de estos amigos adolescentes que se mueven en el terreno de lo animal: el Topo, el Buitre, el Puma, El Gusano y la Cucaracha.
Chicos del sur de Guayaquil, de clase media baja, que quieren ser otras personas, salir de donde están, que quieren expresarse y romper definitivamente eso que no los deja ser quienes quieren ser: la familia, la violencia, la situación económica.
Y lo hacen con violencia. Repiten los patrones.
Destrozan todo en el camino. Son animales. Carrión no va por medias tintas, sobre todo, cuando muestra al Puma, capaz de todo tipo de actos despreciables. En esta novela, hay una idea de crecimiento, de enfrentamiento social y de destrucción.
La figura de Cobain, de cierta forma, sirve como catalizadora y como herramienta para comprender que, a veces, esas válvulas de escape de la ira están dentro del mismo sistema. Las herramientas nunca han dejado de estar ahí. Incendiamos las yeguas en la madrugada lo demuestra.
El que se excede, paga el sacrificio.
Pese a los problemas de verosimilitud con algunos diálogos, que parecen concebidos para explicar algunas cosas al lector que no es de Guayaquil, que no es de la época o que no conoce los referentes, este es un libro que impacta.
Haber ganado el premio Casa de las Américas en 2017 sirve como referencia para entender esto.
La campana de cristal
Sylvia Plath
Literatura Random House, 2019
272 páginas
USD 15,50
Esta es la única novela que escribió y publicó la gran poeta Sylvia Plath y, para muchos lectores, no hay manera de leerla sino en función de las claves que la vida de la escritora ha entregado. Lo cual es un problema, pero se vuelve algo inevitable.
Porque aquí, la vida de Esther Greenwood, el personaje central de La campana de cristal, se trasluce en la vida de la propia Plath. Hay algo de autobiografía, sí. Hay cosas que le pasaron a Plath en la novela, desde luego; pero hay una construcción y eso es lo que importa.
En esa construcción es que el trabajo de Plath sobresale, porque es capaz de mostrar la fascinación y el choque que se produce en Esther cuando puede permanecer un tiempo en Nueva York para conocer cómo se mueve el ambiente editorial y literario.
Vida fabulosa, de descubrimientos, de tensiones de todo tipo, incluidas las sexuales.
Esther se enfrenta a ese universo que se contrapone a lo que ella ha vivido. Y cuando esa estancia termina y debe regresar a su espacio natural, lo rural, algo ha cambiado o se ha roto.
De esta forma hay espacio para los cambios de ánimo y problemas mentales. Hay neurosis o trastorno bipolar. Esther es una transfiguración bajo la cual Plath también busca pertenencia o comprensión. Y, en esa narración en primera persona lo que hay es conciencia.
Pero también hay dolor y necesidad.
El resultado es maravilloso y duro. Más si se considera que Plath se suicidó un mes después de la publicación de este libro, en su edición inglesa -que apareció con el seudónimo Victoria Lucas-, en 1963. Ella tenía solo 30 años. Y ya había dejado su huella en la literatura universal.
Tiempos recios
Mario Vargas Llosa
Alfaguara, 2019
288 páginas
USD 28
Quizá el mejor Vargas Llosa escritor de narrativa ya fue. Y eso no es menospreciar su trabajo actual, solo asumir la dimensión de su obra: La guerra del fin del mundo es una novela de absoluta maestría. Y si algo debe resistir el final de la humanidad, debería ser este libro.
Lo cierto es que la fuerza del peruano, en este momento, está en el ensayo. En ese rubro sigue siendo valioso e interesante, incluso ahora que ronda los 84 años.
Pero su trabajo como novelista, en este último tiempo, no ha sido el mejor. Cinco esquinas es solo una prueba de cómo Vargas Llosa también puede hacer una novela irregular y burda.
Algo que con Tiempos recios mejora y eso resulta un alivio para su lector, que percibe como una historia que tiene un ADN similar a La fiesta del Chivo, consigue sacar lo mejor de Vargas Llosa.
Tiempos recios es la historia de cómo Estados Unidos sacó al progresista Jacobo Arbenz de la presidencia de Guatemala, en 1954, y las consecuencias detrás de esta acción en toda Latinoamérica.
Casi en clave de ensayo -quizás por eso la fuerza inusitada de este libro-, Vargas Llosa dilucida, ofrece datos, inventa, trascribe y redescubre lo que hubo en este proceso y cómo estas acciones permitieron, desde su perspectiva, que se diera una explosión del comunismo en la región, especialmente, en el alma de los jóvenes.
El peruano juega con la estructura, con escenas que repite en algún momento y profundiza en ellas. Divide la historia en un "Antes" y en un "Después": algunas partes son más rápidas que otras; cuando la historia avanza con lentitud, se profundiza en razones. Aparecen personajes reales, gente que es inventada y que representa algo.
Hay un manejo firme de lo que puede ser una narración basada en hechos ciertos.
Es probable que Tiempos recios no sea lo mejor de Vargas Llosa, pero su aparición regala a un autor que muestra su vigencia y su dominio sobre el acto de novelar.
Y esto sobrepasa a cualquier idea que se tenga sobre sus posiciones políticas.
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