Píllaro espanta a sus 'diablos' en un rito popular para iniciar el año
PRIMICIAS hace un repaso por los orígenes, los personajes y los rituales que componen la Diablada de Píllaro, una de las fiestas populares más vistosas de Ecuador.
Diablada destacada ok
Diego Corrales
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Todos los años, del 1 al 6 de enero, los Diablos, los Cabecillas, las parejas de línea, las Guarichas y los Capariches se toman las calles de Santiago de Píllaro, un cantón de Tungurahua.
Las partidas y legiones de diablos desfilan por el pueblo bailando al son de la música de las bandas de pueblo con santashpas, sajuanitos, capishcas y albazos. Los diablos brincan, gruñen y exhiben aterradoras máscaras.
Píllaro, con una población aproximada de 75.000 habitantes, está ubicado en Tungurahua, en el centro del país. Y su Diablada fue reconocida como Patrimonio Cultural Intangible de Ecuador, por el Ministerio de Cultura, el 29 de diciembre de 2008.
El origen
“La diablada no se puede definir como un acontecimiento que pasó en una determinada fecha, la diablada es un proceso.”
Esta festividad tiene sus inicios en la época de la colonia, dice Néstor Bonilla, concejal de Píllaro, como un acto de rebeldía indígena y mestiza contra el poder y contra la religión católica.
En la tradición popular, la versión más conocida es la siguiente:
Para visualizar los textos deslice hacia abajo:
“Es una toma simbólica del espacio de poder”
Las caretas
Las caretas de los Diablos son el distintivo de esta festividad. Son la representación de la rebeldía y libertad de las comunidades indígenas frente al conservadurismo católico.
Por eso, inicialmente, estas caretas eran hechas por artesanos de las comunidades que preferían mantener el anonimato.
Fue, a partir de 2008 tras la declaratoria de patrimonio cultural, que sus artesanos son reconocidos.
Y han dado un paso más con la venta de las caretas: en los locales de Píllaro se puede comprar estas artesanías por precios que oscilan entre los USD 25 y USD 500. Un extranjero incluso, cuentan en el pueblo, llegó a pagar USD 1.000 por una careta de Diablo.
Para visualizar las imágenes deslice hacia abajo:
“Es una fiesta que ha resistido a la discriminación de los sectores dominantes y sigue siendo contestataria, manteniendo su presencia con o sin declaratoria de patrimonio cultural.”
Los personajes
La Diablada, como se conoce al desfile, identifica a las comunidades de Marcos Espinel y Tunguipamba. Entre el primero y el sexto día del año sus habitantes se convierten en el centro de atención al tomarse las calles de Píllaro.
Según la tradición, sólo ellos podían participar en las festividades. Ahora, sin embargo, está permitido que los habitantes de otras ciudades bailen junto a ellos vestidos de diablos o de otros personajes.
Cada uno de los personajes que integran las legiones tiene su historia y su razón de ser en la Diablada.
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Galería
- Investigación, ilustración, video y animación: Orfaith Rivera Márquez.
- Diseño y fotografía: Orfaith Rivera Márquez, Diego Corrales.
- Desarrollo web: Darío Chuquilla.
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