Darío Aguirre: “El cine es la oportunidad de encontrarte a ti mismo, a través de la experiencia de los otros”
Darío Aguirre, documentalista ecuatoriano
Eduardo Varas
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Esta es una época en la que cualquier cosa que una persona determinada hace, encuentra su reflejo en sus cuentas de redes sociales, sobre todo Facebook e Instagram. Existe un yo exacerbado, que quiere mostrar que existe a través de lo que hace o lo que cree sobre algo, que se quiere exponer. Darío Aguirre hace películas en las que él aparece, en las que sus personajes son desde desconocidos hasta familiares y amigos. Hay una exposición, desde luego, pero él tiene clara la diferencia.
“Es muy importante el contexto en el que te muestras y qué partes de ti muestras — dice Aguirre en Quito, sentado en un sofá, en la cafetería del cine Ochoymedio, donde recibe a los medios—. Si bien he mostrado capas de mí en mis películas, no he mostrado todo”. Dice el documentalista, que ha dirigido varios trabajos como Cinco caminos a Darío (2010) y El grill de César (2013), filmes en los que él, como individuo y como hijo se retrata, aparece, se pone en evidencia ante el espectador.
Para él, hacer sus películas es llegar a acuerdos con sus personajes sobre qué mostrar. No hay cine de Aguirre que no surja del consenso. Y eso no afecta al resultado, en realidad, eso es lo que hace que sus filmes funcionen: “No tomo fotos de lo que como porque ahí no hay contexto”.
La identidad como eterna pregunta
En el cine de Darío Aguirre hay un firme cuestionamiento sobre la identidad, sobre lo que es y lo que arroja su indagación. En este video él profundiza sobre cómo ve este concepto.
Historias personales y universales
Aguirre busca un equilibrio entre lo que cuenta de él y la experiencia universal de estas situaciones. Porque indagar sobre quién es uno, acerca de las relaciones con los padres y alrededor de la idea de pertenencia a un lugar en específico —los temas de sus trabajos reconocidos— funciona en la medida que esas preguntas personales tienen que ver también con otros: “Mi historia no debe ser lo dominante en la película, sino que el espectador tenga tiempo para reflexionar sobre sí mismo”. Esta reflexión es un ejercicio de mutuo reconocimiento.
Darío Aguirre le da espacio a los personajes, confía en la improvisación como método —”si bien hay un marco dramatúrgico básico para no perderme entre tanto material”, cuenta— y sostiene su perspectiva como creador detrás de una idea clara: “El cine es la oportunidad de encontrarte a ti mismo, a través de la experiencia de otros”. Así, esas indagaciones propias pasan también por inquietudes colectivas, sobre la sociedad y del mundo.
“Hay algo latente en eso de preguntarse cosas. Algo latente que no se ha resuelto dentro de la sociedad”
Darío Aguirre, documentalista
El tema de la migración
Aguirre es migrante desde hace casi 20 años. Su última película habla sobre su camino a la naturalización en Alemania. Sabe del fenómeno y lo trata a su manera, con una necesidad como persona, como una misión indirecta —como asegura—: se trata de humanizar a los individuos que migran.
Cuando hace referencia a que sus películas tienen una función, no hay demagogia en sus palabras: “Darle el punto de vista humano a la migración serviría para que la política se ponga en los zapatos del ciudadano, ser que para la política parece ser muy ajeno”.
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