Cultura: Moreno llegó con seis ofertas, pero no completó ninguna
Proyectos, propuestas, Patrimonio en riesgo, reclamos y la no aplicación del Reglamento de la Ley de Cultura, esa es la herencia que deja el gobierno de Moreno en el sector.
PRIMICIAS
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Si bien Moreno buscó alejarse de la sombra de Rafael Correa, en el terreno de lo cultural, la cercanía fue más que evidente.
En cuatro años de gobierno, Lenín Moreno tuvo cuatro ministros de Cultura. Casi el mismo promedio de los 10 años de Rafael Correa en el poder. Uno de ellos fue enjuiciado políticamente por la Asamblea -Raúl Pérez Torres-, pero no fue censurado. Otro -Juan Fernando Velasco- dejó el cargo para lanzarse como candidato a la Presidencia.
Angélica Arias fue la siguiente ministra, pero duró cinco meses en el puesto. Fue responsable de una Feria Internacional del Libro y de un Festival de Artes Vivas de Loja que se hicieron en formato virtual.
Y luego entró Julio Bueno Arévalo para los últimos cuatro meses de gobierno. Es cercano a Lenín Moreno y fue su asesor entre 2017 y 2021. Su nombre trascendió cuando se hizo pública la intención de cobrar el acceso a museos y otros centros culturales del país. Algo que de inmediato el Ministerio aclaró que solo se refería a visitantes extranjeros.
Propuestas del plan de gobierno
Como candidato de la Revolución Ciudadana, Moreno presentó un plan de Gobierno que, en lo referente a la cultura, seguía el lineamiento ideológico de Alianza PAIS. Por eso, todo lo relacionado con esta área estaba incluido en el punto ocho del plan, dentro del apartado "Revolución Cultural".
Estos fueron algunos de los ofrecimientos:
¿Cómo recibió el área?
La institucionalidad cultural que recibió Lenín Moreno venía de la primera década de existencia del Ministerio de Cultura. El que fue creado en el primer período de Rafael Correa.
10 años en los que hubo 10 ministros, poca continuidad en las políticas y un horizonte extraño. Como si el ministro de turno fuera enemigo de su predecesor y su misión fuera borrar todo lo implementado.
Para 2017, Ecuador ya tenía una estructura clara -bien o mal- para la entrega de fondos para la creación artística, en diversas áreas y formatos. Ya sea en lo literario, teatral, musical o cinematográfico.
El impulso que se dio al cine, luego de aprobada la Ley de Cine, en 2006, significó un auge en la producción audiovisual nacional. Ecuador era ya un país en el que se realizaba una Feria Internacional del Libro con auspicio del Estado.
El gobierno de Moreno también recibió un Festival de Artes Vivas de Loja, con un contrato que firmó Andrés Arauz como ministro. Contrato que todavía sigue en duda por su costo inicial.
Pero, quizás lo más importante sea que por primera vez Ecuador tenía una Ley Orgánica de Cultura -aprobada el 30 de diciembre de 2016-. La que, entre lo bueno y lo malo, se convertía en un cuerpo legal necesario para el campo cultural. Porque al menos le daba forma al caos en la institucionalidad cultural del país.
Top de acciones gubernamentales
Esto es tan solo una enumeración de las acciones realizadas, más no una revisión sobre cómo se realizaron ni su resultado final.
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- Reapertura del Museo Nacional en mayo de 2018
- Presentación del Plan Integral de Incentivos y Fomento a la economía naranja, Ecuador Creativo, en agosto de 2019.
- Inicio del programa Arte para todos, para generar públicos consumidores de cultura, desde agosto de 2019.
- Lanzamiento de programas de apoyo económico al sector cultural durante la pandemia en 2020.
- Fusión de los institutos de Fomento de las Artes, Innovación y Creatividad (IFAIC) y el de Cine y Creación Audiovisual (ICCA), para crear el Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación (IFCI), en mayo de 2020.
- Reapertura de la Biblioteca Nacional Eugenio Espejo en septiembre de 2020.
“La catástrofe”
Durante el gobierno de Lenín Moreno son varios los momentos que se pueden considerar problemáticos dentro de lo cultural.
Por ejemplo, el ministro Raúl Pérez Torres decidió no acatar el Reglamento de la Ley Orgánica de Cultura. Y eso lo llevó a juicio político en enero de 2020, que no terminó en su censura.
La entrega de fondos para la creación por parte del IFAIC se convirtió también en una pesadilla para los beneficiarios, por problemas desde la Institución. Eso dio la pauta para la fusión con el ICCA, en una acción que muchas personas en el campo cultural consideran ilegal.
Además se puede hablar de la poca claridad sobre los resultados de la creación de algunas líneas de fomento para el sector, durante la pandemia. Algo que aumentó la desconfianza de los trabajadores de la cultura hacia la institucionalidad.
Lo que se profundizó en la más reciente proceso electoral para elegir las autoridades provinciales y nacionales de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Entidad que -de acuerdo a la Ley de Cultura- está sujeta a la rectoría del Ministerio.
En marzo de 2021, la justicia falló a favor de artistas y gestores, que presentaron una acción de protección. Porque consideraron que sus derechos de ser elegidos y a elegir estaban siendo vulnerados.
Pero hay algo más “catastrófico”. Y tiene que ver con la situación de peligro en el que se encuentra la Colección Nacional de Bienes Culturales y Patrimoniales del Ecuador. Desde julio de 2017, el Ministerio de Cultura supo que el lugar en el que esta Colección se encuentra tiene un serio problema estructural. El edificio Aranjuez, el sitio en cuestión, es altamente vulnerable.
Algo que explicó el exministro Juan Fernando Velasco a PRIMICIAS:
Y solo desde noviembre de 2019 se empezaron a tomar medidas, como la evacuación del personal.
A partir de entonces empezó un proceso de búsqueda de un nuevo espacio, el que ha sido cuestionado por expertos, usuarios, historiadores e investigadores. Ya sea por la falta de transparencia del proceso. Así como por la selección de la exsede de la Unasur como el sitio en el que descansaría la Colección.
No hay certeza sobre si ya se produjo o no el traslado de los bienes. Lo que sí es seguro es que las más de 40.000 piezas que integran este patrimonio, sin contar los miles y miles de documentos, libros, fotografías y material documental, están en riesgo.
Y si eso se llegara a perder no habría manera humana de contabilizar la pérdida. De acuerdo a expertos, esta Colección es tan importante para el país que ha superado cualquier valor económico.
Lo que hereda el nuevo gobierno
La administración de Guillermo Lasso deberá enfrentar a varios temas en el área cultural. Uno inmediato, ligado a la difusa e incompleta respuesta que el Estado ha tenido con el sector, ante la crisis económica provocada por la pandemia.
Lo que ha minado, de cierta manera, la confianza en la institucionalidad del Ministerio. Esto a pesar de que la próxima ministra de Cultura, María Elena Machuca ya hizo referencia a este problema en su primera intervención apenas fue anunciada como parte del gabinete, el pasado 26 de abril.
El nuevo gobierno también hereda la desconfianza que existe hacia el IFCI, por todos las dificultades que se han dado en la entrega de fondos para creación, así como por la fusión del IFAIC con el ICCA.
Pero mientras las próximas autoridades hablan de un proyecto emblemático al que han definido como el Teatro el barrio -y han anunciado la creación de talleres artísticos para gente con discapacidad- hay dos puntos de suma importancia.
- La implementación definitiva del Reglamento de la Ley de Comunicación es algo que deberá enfrentar la nueva administración.
- Y, quizás lo más inmediato, tomar una decisión sobre el tema de la Colección Nacional de Bienes Culturales. Porque mientras más tiempo se espera, más probabilidades de perderlo todo.
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