'Chernobyl': cuando las autoridades creen que hacen bien, pero lo hacen mal
Fotograma de 'Chernobyl'
HBO
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Es un llamado de atención. Resulta interesante -y al mismo tiempo doloroso- que un programa de TV que cuenta un desastre nuclear sucedido el 26 de abril de 1986, tenga ecos sobre la situación del mundo actual.
Como si nada hubiera cambiado, o no tuviera manera de cambiar. La miniserie creada por Craig Mazin -quien extrañamente es el guionista detrás de dos de las películas de The Hangover- es un trabajo sobre los riesgos de cómo el poder político hará lo posible por ocultar sus errores, sin pensar mucho en la gente que deberá ser sacrificada para eso.
No hay nada más actual que eso.
Con una investigación a profundidad sobre el hecho, las causas y consecuencias alrededor de la explosión del reactor cuatro de la planta de Chernobyl, Mazin y el director sueco Johan Renck, realizador de los cinco episodios, se centran en el relato cronológico de la historia.
Lo hacen desde varios frentes, como la zona misma del accidente, las reuniones en el Kremlin, con un Mijaíl Gorbachev interpretado por un impresionante David Dencik, la perspectiva de los científicos y el drama en los hospitales.
Este universo total hace que la tragedia sea superior e incomode más al espectador, sobre todo porque mucho de lo que sucede es el resultado de la ceguera y malas decisiones de autoridades, quienes se mantienen en un estado de negación, incapaces de reaccionar o de aceptar la realidad.
En una de las secuencias más duras del primer episodio, Anatoly Dyatlov, uno de los ingenieros a cargo de la planta que luego sería condenado por el accidente, no cree a ninguno de sus subalternos que el núcleo del reactor ha explotado. Ni siquiera a quienes han sido testigos visuales.
Él ordena que se siga enviando agua para enfriarlo, cuando ya no existía. Eso significó más personas expuestas a la radiación mortal, de manera directa.
La crítica no es solo para el régimen de la exURSS. Si bien estas eran las estructuras sociales y políticas de entonces, Mazin y Renck consiguen universalizar el tema y despojarlo de cualquier contenido ideológico.
Esta es una situación horrorosa en la que muchos seres humanos sufrieron, porque quienes estaban en capacidad de decidir tomaron las peores decisiones. Y este enfoque, en cierta medida, los productores se lo deben a la ganadora del Nobel de Literatura, Svetlana Alexievich y a su libro Voces de Chernobyl, donde las narraciones personales se sobreimponen a cualquier intento por ocultar la historia desde lo oficial.
Es más, uno de los arcos de la miniserie está tan basado en uno de los testimonios que Alexievich transcribe -el del bombero y su esposa- que la deuda con la periodista bielorrusa se hace impagable.
Renck apuesta a contar la historia desde una imagen fría, casi verdosa, cuando se centra en el terreno de la planta. Esa misma frialdad se mantiene en otras locaciones; incluso con una iluminación ténue. Es como si desde lo visual nos estuviese contando una pesadilla, y lo de Chernobyl, sin duda, lo es.
Chernobyl
Guion: Craig Mazin
Dir: Johan Renck
Elenco: Jared Harris, Emily Watson, Stellan Skarsgård
HBO / Sky Atlantic, 2019
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