Castro Rodas, Cynthia Rimsky, Stephen King e Issa Aguilar Jara en las recomendaciones de libros de esta semana
Juan Pablo Castro Rodas y 'El jardín de los amores caníbales'
PRIMICIAS
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El jardín de los amores caníbales
Juan Pablo Castro Rodas
Doble Rostro, 2019
295 páginas
USD 17
La relación entre una obra pictórica importante, entre los referentes culturales y el arte y la vida de un grupo de personas que, de acuerdo al texto de la contratapa, “parece adultos, parecen habitar la noche, parecen atrapados en las redes de amores pasajeros aunque, por un instante que parece prolongarse, persigan uno y grande”.
Esta, la más reciente novela de Juan Pablo Castro Rodas, es una obra que altera cualquier concepción que se tenga sobre él como autor. A diferencia de sus anteriores trabajos, la prosa en este proyecto es un constante fluir entre puntos de vistas, tiempos, imágenes, recuerdos y frases de los personajes. Aquí hay una intensidad y un deseo de sacarse de encima lo que se quiere contar, porque no queda nada más. La escritura no es objeto de salvación, sino piedra para cincelar una narración en forma de un tríptico que no se puede contener.
Uno como la obra de El Bosco, de donde sale el nombre de la novela: El jardín de las delicias.
Y de donde arranca todo. Una mujer describe así la imagen que está ante ella. Ese cuadro, como una totalidad abrumadora, marca el ritmo y la manera en que todo se va a contar: Bernardo recupera su historia, intenta un doctorado, habla con Octavio, hay un amor que funciona como una reverberación. Quizás, con otro tipo de escritura, con otra aproximación a esta historia, el resultado no habría sido tan revelador.
Castro Rodas hace que algo que se podría contar en otros espacios y en construcciones narrativas más sencillas se lea como un gran edificio, sobre el cual sostener un proyecto que emociona. La forma no es necesariamente el fondo. La forma es la reflexión sobre la condición humana y ante eso, el lector solo debe rendirse ante la maravilla de lo literario.
Con M de mote se escribe mojigata
Issa Aguilar Jara
Editorial la Caída, 2018
100 páginas
USD 8
Un libro de poesía que funciona en varios niveles, en los que confluyen una voz femenina fuerte, sus pasiones, el humor y una mirada ácida acerca de la ciudad a la que se pertenece, se ama y se detesta. Issa Aguilar Jara es de Cuenca y flota con absoluta libertad sobre aquello que odia de ese espacio, que al mismo tiempo la deja ser ella.
No hay un punto sobre el cual asirse en este poemario que dispara a matar. Lo que tiene de trágico se sostiene porque la misma voz se desacraliza todo el tiempo. En ese ir y venir hay una purga.
Sin llegar al descontrol, desde luego.
En el poemario hay insolencia, pasión por la lectura, por los cuerpos, por los seres cercanos. Es una apuesta por la poesía como mecanismo de resistencia:
“Lo único
que no prometo
es dejar de torturar a esta punzante depresión
a punta e’ poesía”
También se mueve ese deseo de burla por el propio gremio al que pertenece, de manera contundente:
“Poetitas de mi tierra:
la absenta se ha terminado,
la absenta nunca ha existido,
se la han bebido los poetas. Los de verdad”.
Esto en una clave personal absolutamente deslumbrante:
“No detengas los suspiros, papá
Electra no ha terminado de crecer,
déjale saber que aún la esperas al final de la resbaladera”.
En obra
Cynthia Rimsky
Turbina editorial, 2018
89 páginas
USD 5
La magia de este libro radica en hacernos partícipes de una idea firme: el relato o los relatos pueden partirse y encontrarse en alguna entonación en común. De acuerdo a la contratapa, son dos cuentos, pero ¿cómo se dividen? Hay un par de fotografías que parecen marcar la separación, pero nada más.
Y si ni en el índice vemos que hay dos historias, ¿qué es lo que nos queda comprender sobre lo que hace en este libro la autora chilena, nacida en 1962, y que reside en Buenos Aires? Leer estas páginas, en esta publicación de pequeño formato, y encenderse con esta mirada que se enfoca y profundiza en detalles. Porque de esa forma se cuenta algo más, se profundiza en aquello que consigue decir mucho.
Dos escenarios dispuestos uno luego de otro: una obra en construcción -y lo que significa reformular la vida sobre las ruinas de otras vidas, con un guiño a Cortázar y su Casa tomada- y la visita a un lugar costanero después de una desastre natural. De una narración en primera persona a una posición en tercera, que resignifica todo al quitar la letra final de los artículos y de pronombres demostrativos. No sabemos si es 'él' o 'ella'.
En el centro una escritora que debería ser leída más, que ofrece una literatura particular y abrumadora. Por esa razón este libro es una buena manera de acercarse a su obra.
Mientras escribo
Stephen King
DeBolsillo, edición 2015
320 páginas
USD 18,50
Un libro que funciona como memorias y curso intensivo sobre cómo escribir y amar la escritura y amar mucho más a Stephen King. Al cumplirse esta semana 20 años del accidente que casi le cuesta la vida al gran escritor norteamericano -y que permitió que este libro se terminara- leerlo puede ser percibido como un ritual.
Mientras escribo es un paseo por los años de formación, la lucha de un joven matrimonio, de un niño fascinado por monstruos, de un escritor que es embestido por un carro y que termina mal herido a un lado de la carretera, de un adicto que consigue escribir a pesar de eso. Es una confesión que sus fanáticos han agradecido y que para muchos continúa siendo uno de sus mejores libros publicados.
También se lo puede leer como el curso de escritura de Stephen King. Quien ofrece trucos y revela parte de su método de trabajo, como un acto de entrega a lectores que quieran empezar a escribir. Su consejo más valioso: no hay nada más impactante que la primera palabra que se piensa para escribir. Esa palabra tiene todo el peso semántico de lo que busca decir y difícilmente un sinónimo será igual de poderoso.
En el medio, historias de su cocina literaria y de su vida. Y sí, de cómo la literatura puede funcionar como tabla de salvación: sin dinero, sin cómo hacer revisar por un doctor a su hija, King, su esposa Tabitha y sus hijos llegan a casa para encontrar en el buzón una carta de aceptación editorial de una de sus novelas y un cheque que solucionaba problemas. La literatura siempre en el momento preciso.
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