Detrás de las ideas del nuevo gobierno para la cultura
Dos expertos analizan la situación de la cultura de cara al próximo cambio de gobierno, enfocándose en los anuncios realizados por el presidente electo, Guillermo Lasso.
Carátula de las propuestas e ideas que moverán el terreno de lo cultural en el gobierno de Guillermo Lasso.
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En el plan de trabajo de Guillermo Lasso y Alfredo Borrero, 2021 -2025, se puede leer la palabra "cultura" aproximadamente 40 veces. Ya sea por sí sola o acompañada de otros términos.
El documento habla de realidades étnicas y culturales, de desarrollo material y cultural, de establecer programas deportivos, artísticos y culturales para enfrentar problemas de adicción.
Pero en términos concretos, en el plan se habla de la cultura como un "sector ahogado por aranceles". En el que no hay empleo digno o adecuado y en el que existen desventajas competitivas.
Además, menciona el potencial económico de la creatividad y aparecen conceptos como "industrias creativas" y "economía naranja". Este último un término que ya sonó durante el gobierno de Lenín Moreno.
Para hablar de temas relacionados con el sector cultural, el plan de trabajo se toma casi dos páginas de las 87 que tiene. No es solo un problema de esta propuesta: los planes de otros candidatos hablaron igual de poco o hasta menos de cultura.
La mención de la economía naranja tampoco es una sorpresa para Pablo Cardoso, director del Instituto Latinoamericano e Investigación en Artes (ILIA), de la Universidad de las Artes
"Se trata de una consecuencia lógica en función del modelo económico que propone el presidente electo, Guillermo Lasso, dice.
Algo que ha sido refrendado el pasado 15 de abril, cuando Lasso publicó un par de tuits en el que hizo compartió su propuesta para el sector cultural.
Esta publicación sí sorprendió, porque cuatro días después de la segunda vuelta, Lasso se refería a la cultura de manera directa. Una temática que prácticamente pasó desapercibido en toda la campaña electoral.
"Eso nos deja saber que al menos lo están pensando", dice Pablo Cardoso. Pero aclara: "Con la perspectiva que ellos tienen".
Sobre el enfoque de la economía naranja
No es novedad en el país el uso del término "Economía naranja" en Ecuador.
Ya en agosto de 2019, en un acto público, tanto el presidente Lenín Moreno como el entonces ministro de Cultura -y futuro candidato presidencial-, Juan Fernando Velasco, presentaron el Plan Integral de Incentivos y Fomento a la economía naranja, Ecuador Creativo.
Con objetivos claros, como formalizar el sector, impulsar el talento de producción y proteger el derecho intelectual. Se anunciaron medidas como IVA 0% a servicios culturales, el control de inversión pública en artistas ecuatorianos y arancel 0% para la importación de insumos culturales.
Algunas de estas se activaron de inmediato, pero con la llegada de la pandemia desapareció cualquier posibilidad para desarrollar este enfoque o medir su impacto.
La propuesta de Guillermo Lasso para el sector cultural está enmarcada en la Economía naranja, y considera los siguientes puntos:
"Al plantearse con tanta fuerza la mirada de industria, de economía naranja (...) si es que el nuevo gobierno se lo va a tomar en serio, a partir de ahí pueden salir cosas que son positivas para el sector", dice Gabriela Montalvo, economista y experta en gestión cultural.
Los puntos positivos y lo problemático del enfoque
Para Montalvo, uno de esos puntos positivos es la generación de datos y estadísticas, de forma continua, confiable y comparable, que ayuden a tomar decisiones y a generar políticas para afianzar este enfoque.
Ella afirma que no se puede dejar de lado a otras partes de la cadena de producción de cultura. Y si la economía naranja se mueve en el terreno de lo comercial, hay otros elementos que considerar, desde una perspectiva institucional.
Existen cifras y datos del sector en el país. Pero, como lo explicó Montalvo, desde el propio Estado no está clara toda la información, no están actualizadas las cifras o están disgregadas en muchos lugares.
De acuerdo al Sistema Integral de Información Cultural, durante los meses de confinamiento en 2020, el sector artístico y cultural tuvo pérdidas de alrededor de USD 70 millones.
"Todos sabemos que hay un estado de precariedad", dice Montalvo. Porque como sector económico, el cultural es uno de los más golpeados por la pandemia. "Más golpeado que los sectores de comida y alojamiento, que tienen que ver con el turismo", asegura.
Esto se evidencia en otros datos levantados, como lo realizado por el ILIA -a través del Observatorio de Políticas y Economía de la Cultura- que hace un año dio cuenta de cómo vivieron el primer mes de pandemia los trabajadores de la cultura.
Esto a través de una encuesta realizada a 2.508 personas dedicadas a trabajos en el campo artístico o cultural. Estos son algunos de sus resultados:
- 41.64% con ingresos por debajo del salario básico unificado
- 59.21% no tiene capacidad de ahorro
- 59% no tiene acceso a ningún seguro de salud
- 47.25% están en peor situación económica que hace cinco años
- 84% debió modificar su forma de trabajar por la pandemia, incluso haciendo labores alejadas del ámbito cultural.
Para Pablo Cardoso, una de las personas detrás de este estudio -del que ya se lanzó una segunda edición para tener datos más actuales en aproximadamente mes y medio- tomando en cuenta estos datos y varios factores, hay un problema medular con el enfoque de la economía naranja.
No funciona de acuerdo a la realidad de las estructuras productivas dentro del trabajo cultural del país, dice.
A lo que se enfrenta el Ministerio de Cultura
El arte y la cultura no salen de la nada. Y no generan solo una respuesta económica.
Están los archivos, la memoria, las traiciones, todo ese capital simbólico que debería ser parte de la discusión sobre lo cultural, dicen estos dos expertos.
En ese sentido, tanto Cardoso como Montalvo coinciden en la importancia que tendrá la próxima persona en estar a la cabeza el Ministerio de Cultura. Y no solo por el tema de las industrias culturales y de la economía naranja.
"Si te pones a pensar en términos economicistas, toda la memoria y los archivos también son materia prima para la investigación y la creación de esos productos y servicios que, desde la perspectiva que tienen, nos llevarían a la riqueza, a través de las industrias culturales", exclama Montalvo.
Así, quien deba estar en ese cargo deberá entender tanto de economía como del resto de complejidades del campo de la cultura.
Sobre todo en un país donde el sector necesita reactivarse, en el que se debe salvaguardar el patrimonio y quizás comprender a la cultura como un bien esencial, de acuerdo a los expertos.
Porque Ecuador, como sociedad, no tiene una buena relación con la cultura.
Durante los primeros meses de la pandemia quedó clara esa perspectiva, con el marcado rechazo a propuestas estatales para sostener al sector.
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