Bob Dylan y el mundo de los 70, según Martin Scorsese
Martin Scorsese, en el estreno de 'The Rolling Thunder Revue: A Bob Dylan Story", el 11 de junio de 2019.
REUTERS
Autor:
Actualizada:
Compartir:
Ya en 2005, Martin Scorsese se animó a entrar a la vida de Bob Dylan y contar su historia, al menos hasta la mitad de las años 60, con su documental No direction home.
En ese momento, buscó retratar a un artista que, desde la genialidad adolescente, decidió cambiar de rumbo y electrificar su estilo, transformando el folk y el mundo de la música popular en el camino.
Pero ahora, Scorsese dobla la apuesta. Claro, Dylan está a la cabeza de una historia y de una troupé de artistas —entre los que se encuentran Allen Ginsberg, Joan Baez, Joni Mitchel, Mick Ronson y Roger McGuinn— que, entre 1975 y 1976, recorrieron ciudades y lugares pequeños de Estados Unidos, como un intento por llegar a otros espacios a los que antes no había llegado. En este terreno, el reconocido director arma un documental que funciona como una colcha de retazos, en el que la movida cultural, la necesidad de cambios y la mirada hacia atrás sirven para mostrar cómo las esperanzas nunca fueron suficientes.
No son ancianos hablando sobre sus experiencias como jóvenes. Son tipos que recuperan ese pasado de adultos de 30 años, con matrimonios e hijos, y su paso por ese momento histórico que supuso la destrucción del poder del amor y la entrada a una época más cínica. El Rolling Thunder Revue: a Bob Dylan Story es un repaso por ese instante en el que se supo que la inocencia no podía seguir adelante.
Scorsese puede ser duro a veces, sobre todo, cuando muestra a un Dylan que en más de una década de estrellato se creía capaz de muchas cosas: de ignorar a personas, de incluso cortejar a una Sharon Stone de 17 años y llevarla a la gira —y hacerle pensar que había hecho una canción para ella—.
No se trata de ingenuidad, se trata de aprovechar la oportunidad. El arte como un ejercicio menos noble y, a pesar de esto, lo que menos sufre es la música.
Esta es la época en la que Dylan cantaba muy bien. Venía de lanzar el fabuloso Blood on the tracks y no tenía que probarle nada a nadie. Quizás el mundo ya no lo necesitaba. El final de los 60, de la cultura hippie y de la posibilidad de ver a la música como solución pesaba sobre las espaldas de quienes lo vivieron.
Sin embargo, Scorsese realiza un último truco, cuando al final del documental ofrece ese gran momento de lucidez y lucha de Dylan al componer, cantar y lanzar el tema Hurricane, sobre el boxeador Rubin 'Hurricane' Carter, que pasó 20 años en prisión, acusado de cometer un asesinato del que no era culpable.
Es como si no todo estuviera perdido. Como si todavía existía algo sobre lo cual luchar.
El documental se lo puede ver por Netflix.
Compartir: