La banda sonora de Woodstock en diez canciones
Fotografías del festival de música Woodstock se exhiben durante la inauguración de una exposición el pasado 6 de agosto de 2019, en Los Ángeles, California (EE.UU.)
EFE
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"Freedom", de Richie Havens: Solo estaba previsto que tocara 40 minutos, pero los inmensos atascos para llegar a la granja de Max Yasgur y la incapacidad para preparar a tiempo otra actuación le forzaron a extender la actuación. Cuando se quedó sin repertorio, improvisó una canción basada en un canto espiritual ("Motherless child") que terminó convirtiéndose en himno del festival.
"We Shall Overcome", Joan Baez: Popularizada años antes por esta misma artista al interpretarla a la cabecera de una marcha de 300.000 personas por los derechos civiles en EE.UU., este clásico creado por Charles Albert Tindley no podía faltar a la cita. Para la ocasión, en horas intempestivas y húmedas, anticipó esta vez cada frase para invitar al público a acompañarla en su canto, catarsis colectiva que cerró la primera jornada.
"Soul Sacrifice", de Santana: El mexicano pensó que tenía tiempo suficiente para disfrutar de un subidón de mescalina antes de su concierto, que finalmente se anticipó por la desorganización del evento. Cuando saltó al escenario aún estaba bajo los efectos de la droga, que aparentemente insufló más vida y sinuosidad al mástil de su guitarra y a esta pieza instrumental de desbaratado "latin rock".
"Piece of my heart", de Janis Joplin: Muchos coinciden en que no fue su mejor noche, convertida en un manojo de nervios que intentó paliar con alcohol y cocaína, pero también son muchos los que aseguran que, aún así, su voz preñada de electricidad voló las cabezas de los congregados con piezas como "Work Me Lord" o esta versión, tema central de su disco más celebrado, "Cheap Thrills".
"I Want to Take You Higher", de Sly & the Family Stone: Su propia singular composición para la época, integrado por hombres, mujeres, blancos y negros, ya constituía un alegato de todo lo que Woodstock quería encarnar, pero con su funk-rock vigoroso y superrítmico aportaron además uno de los mejores conciertos de todo el festival.
"My generation", de The Who: Molestos por el tratamiento y los retrasos, parece que los británicos no querían tocar allí, pero con el tiempo se ha convertido en uno de sus directos paradigmáticos, ya sea por momentos como aquel en el que Pete Townshend echó a un activista del escenario a guitarrazos, o por explosiones como este clásico de la banda.
"Volunteers", de Jefferson Airplane: Representantes de la psicodelia "hippie", en Woodstock anticiparon este canto contra la guerra que aún no había sido editado y que se convirtió en uno de los temas emblemáticos del festival, con el pianista Nicky Hopkins (Rolling Stones, Kinks) como invitado.
"With a little help from my friends", de Joe Cocker: Su poderosa e inequívoca voz rasgada, puro soul, y las convulsiones que la música inducía en su cuerpo dejaron en "shock" a un público que poco esperaba de un semidesconocido, que a la postre insufló bríos inesperados a un original de los Beatles infravalorado hasta que él lo convirtió en una experiencia auditiva catártica.
"Wooden Ships", de Crosby, Stills & Nash: …Y también Neil Young, aunque este rehusase que su nombre apareciera asociado a la grabación. El del cuarteto fue uno de los conciertos míticos del festival y de él surgieron temas inéditos a día de hoy salvo por esa toma en vivo, como "Sea of madness", o este otro impulsado por la suma del colectivo y el talento individual de los solos.
"The Star-Spangled Banner", de Jimmy Hendrix: Las cosas tampoco pintaban bien para el de Seattle, en parte por -apuntan algunos- autorrelegarse al cierre a las 9 de la mañana del lunes, ante solo una décima parte de los asistentes, en parte por la falta de química con sus músicos, hasta que desató la euforia con su loca y corrosiva reinterpretación del himno americano y con un "Hey Joe" que fue lo último que sonó en Woodstock. Él murió un año después.
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