Bad Bunny: reguetón y trap como géneros artísticamente relevantes
El disco "YHLQMDLG" es el nuevo trabajo de Bad Bunny. Un trabajo que busca romper, en muchos niveles, el molde y los lugares comunes.
PRIMICIAS / Diego Corrales
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No es que la voz de Benito Martínez Ocasio, AKA Bad Bunny, sea la mejor de todas.
En realidad se debe decir que su voz es lo más cercano a un saxofón desafinado en formato humano. O a un lamento que emociona poco.
O como alguien que dice sus líneas como si estuviera eternamente cansado.
Pero, lo milagroso de la carrera de Bad Bunny es que eso es lo menos importante.
Sí, a veces ese timbre hace imposible que se entienda alguna sílaba de lo que dice. Sin embargo, su voz se sostiene por una particularidad: en medio de la armonía sobre la que canta, suena a un instrumento más, a un sonido casi sintetizado que nunca desentona con el resto.
Bad Bunny ha encontrado la forma de generar una obra consistente.
En YHLQMDLG -acrónimo de "Yo hago lo que me da la gana"- esa consistencia se hace presente con la perspectiva clara de hacer del reguetón y del trap géneros con validez artística, más allá de la moda.
¿La verdad? Lo consigue, a pesar de no ser un disco que funcione en su conjunto.
Experimentar con una receta popular
Lo que más llama la atención de este álbum -además de su innecesaria cantidad de 20 canciones- es su función como recolector de un legado de música urbana.
Bad Bunny no se decanta solo por el trap, sino que es capaz de revalidar el reguetón y moverlo hacia otra dirección.
La música urbana se mantiene vigente no solo por los beats que usa -o por su nada compleja línea lírica-. Lo hace por ese carácter experimental importante que, desde siempre, la ha acompañado.
Ya sea utilizando sonidos de otros temas conocidos o recurriendo a la mezcla de melodías y ritmos que arrojan un nuevo lienzo, Bad Bunny triunfa con un disco producido por tantas personas como pueden ser incluidas en una lista.
Este carácter experimental funciona a la perfección en Si veo a tu mamá, que abre el disco, versionando La Chica de Ipanema, pero tocada en un teclado casio de los años 80. Bad Bunny regala sus rimas en clave de un tipo que sigue enamorado de la mujer con la que terminó.
Hay una conciencia sobre las formas actuales de comunicación, sobre el lenguaje que han dejado las redes sociales, sobre cómo la tecnología ha determinado las relaciones humanas.
"No sé por qué ya habló, me engaño / diciendo que te olvidé cuando te extraño / solo comparto memes / ya yo no escribo nada / y no he borrado tu foto solo la puse privada".
En términos generales, el sentido de experimentar es un requisito básico para generar rimas que llamen la atención y que sean absolutamente contemporáneas.
Si esta novedad tiene una traducción en el terreno de la música, en YHLQMDLG se puede localizar a la perfección estos puntos en que se conectan sonidos y letras para generar algo distinto.
En este disco hay sonidos sintetizados, así como guitarras eléctricas y acústicas. Bajos propios del EDM y todas las combinaciones posibles de lo que puede ser un beat electrónico. Es una mezcla que va y viene. No todo tiene la misma presencia en una canción.
Así, los temas no se componen. Se construyen. La música urbana es una apuesta que se sostiene en cómo se colocan capas sobre capas y cómo se las quita, en algún momento determinado.
El manejo de la figura del macho
Hay un cambio, quizá porque los tiempos son otros.
Una conciencia que tiene un reflejo en un gesto importante de Bad Bunny, como cuando el 27 de febrero, en una presentación que promocionaba este disco, en el Tonight Show, interpretó, junto a Sechla, la canción Ignorantes.
Bad Bunny vistió una camiseta que decía: "Mataron a Alexa, no a un hombre con falda". Porque a Alexa Negrón la mataron con brutalidad el 24 de febrero en Toa Baja, en Puerto Rico, en un crimen cruzado con transfobia. Al parecer sus asesinos grabaron parte del hecho y subieron el video a redes sociales. En algunos medios se llegó a presentar le hecho definiendo a Alexa Negrón como "un hombre con falda".
Hay una posición ahí. Cambios. Porque un género acusado de sexismo, también puede mostrarse de otra manera.
En el disco, el sexismo sigue ahí. Pero, hay una conciencia esta vez, del tipo en que la voz masculina ya no ejerce su acción sobre las mujeres. Las mira de lejos, vocifera lo que les haría, pero sabe que ya no se puede acercar a ellas como lo hacía antes.
Yo perreo sola es una muestra de aquello. Cuando interviene la rapera Nesi, diciendo que ella hace lo que le da la gana, no hay espacio para nada más.
El "macho" desde la posición de Bad Bunny también pasa por una etapa de experimentación. De encontrar su terreno.
Obvio, no siempre se transita por esta vía. Mientras que en Ignorantes la experiencia sexual es de a dos, ambos al mismo nivel del placer (con un video en el que las relaciones no se limitan a hombre y mujer); en A tu merced se regresa a lo mismo de siempre: un sujeto hablando sobre la otra persona únicamente como objeto.
Quizá sea un tema de paso a paso.
O quizá sea parte de una propuesta que bajo la idea de que "Yo hago lo que me da la gana" busca incluir todo porque sí. 20 canciones que bien pudieron ser 10. Una hora y cinco minutos que se pudieron resolver en 30 minutos.
Lo bueno de esta etapa tecnológica es que se puede hacer una playlist con las canciones precisas de este disco, para que el oyente haga lo que le da la gana con lo que Bad Bunny ha propuesto.
Puede escuchar el disco aquí:
Otras recomendaciones
"Traditional Techniques", de Stephen Malkmus
El último año ha sido movido para Stephen Malkmus, la voz y rostro de Pavement. Luego de un disco de música electrónica -el Groove Denied, de 2019- llega este trabajo que se acerca mucho más al folk que cualquier otro de sus trabajos. Aquí Malkmus sin dejar sus composiciones de lado, se enfoca más en sonidos acústicos y en un sentido sonoro mucho más cercano. Casi como si se tratara de una reunión de amigos en la que todos agarran un instrumento y se ponen a tocar. Se debe llegar a cierto de lucidez para conseguir algo así; o una canción como The greatest own in legal history.
"The One", de The Lemon Twigs
Brian y Michael son dos hermanos que recién están en sus 20 y hacen música como si fueran los pupilos de Todd Rundgren. Un rock que le debe mucho a los 70, desde la estructura musical así como la estética. Con The One revelan que su nuevo -y tercer- disco está próximo a salir y que su creatividad no se ha detenido y no quiere salir de ese lugar seguro y casi perfecto que es hacer canciones que podrían cantarse en estadios y que podrían tener un cuarteto de cuerdas como parte de sus presentaciones, a lo Electric Light Orchestra. Ojalá que este disco tenga la misma calidad que su primer trabajo, Do Hollywood, de 2016.
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