Artistas y la tensión social: ¿es un nuevo momento de compromiso?
Arte en épocas de protesta, ¿es posible?
Diego Corrales
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El video se publicó el 11 de octubre. Con el auspicio de varias organizaciones ambientalistas, colectivos sociales, espacios de creación y comités de derechos humanos, un grupo de artistas —entre ellos Mateo Kingman, Gabriel Baumann, Karla Kanora e Ivis Flies—, activistas, periodistas, actrices y otros hablaron directamente al Gobierno.
Pedían justicia, reclamaron por el estado de excepción, rechazaron lo que definieron como persecución y exigieron la renuncia a los ministros de Defensa, Oswaldo Jarrín y de Gobierno, María Paula Romo.
Pero, fundamentalmente, pedían que la violencia se detuviera.
No fueron los únicos artistas que se manifestaron en la calle o en sus redes sociales —varias veces en ambos espacios, en simultáneo—.
Muchos buscaron participar, intervenir y comunicar lo que sucedía. ¿Se trata de un nuevo momento en la forma en que se debe vivir el arte y de cómo se deben expresar los artistas?
El arte como algo inevitablemente político
El cineasta Iván Mora Manzano publicó una reflexión en su blog que ha sido compartida por varias personas. En ella aboga por la idea que toma del escritor James Baldwin, sobre la aceptación de las distintas ideas y lo que estas significan.
Mora traduce: "Podemos estar en desacuerdo y amarnos, a menos que tu desacuerdo esté enraizado en mi opresión y en la negación de mi humanidad y derecho a existir".
Hay una posición aquí y él lo mantiene en claro cuando reconoce el cruce entre visiones de mundo y la creación.
Sin embargo, para el director de Sin otoño sin primavera es desubicado hablar, en este preciso instante, de un arte que se coloque en una posición política. No hay un nuevo momento, si bien "todos contenemos multitudes", dice parafraseando a Allen Ginsberg. Y eso, provoca una contradicción interesante:
Todo arte es político aunque lo niegue. Contiene una postura ideológica frontal o subyacente. El arte que más admiro es aquel cuya postura no es de afirmación sino de duda (...) Hay gran arte que se hace desde la rabia, desde el estómago, desde la imaginación de que una realidad mejor es posible. Tal vez, la convulsión es un gran momento para plantar la semilla en ese tipo de arte.
Iván Mora Manzano
Partidario de que la distancia del hecho es lo que genera una mejor reflexión y observación de los temas, Mora cree en el cine político: "si bien estoy consciente que el cine no provoca cambios: los inspira. El cine no arregla la realidad, arregla los sueños, pero está claro la vida no es sólo realidad".
El arte separado de la experiencia activista
La escritora Daniela Alcívar estuvo en las marchas, participó, grabó, tomó fotos, fue crítica. En una imagen están con una mascarilla para protegerse de los gases lacrimógenos. Hay, en ese sentido, una postura activista con relación a lo que sucedió en estos 11 días de conflicto.
Pero, esa manera no debería cruzarse con el arte, no debe existir un punto en común. Habla de impulsos, afectos y experiencias indecibles, que aparecen por error en la palabra. Para Alcívar, la literatura no debe ser preconcebida, ni siquiera en una etapa de crisis como esta.
En el siguiente audio, ella profundiza más su visión literaria y sobre cómo no asume una utilidad del arte como espacio de activismo.
La capacidad alquímica del arte de causar memoria
Para el escritor Miguel Molina Díaz —quien ha vivido la convulsión de estos días desde el exterior— el arte no garantiza sensibilidad: "Una persona puede ser muy sensible en algo y muy horrorosa en otra cuestión". Calla y reflexiona, habla de sátrapas y dictadores se conmueven con música clásica y grandes lecturas.
Molina acepta cierta naturaleza en el arte de abrir los ojos de la gente, pero ese no es el único elemento. Y entiende que hay que buscar un equilibrio, porque siempre hay algo inevitable: nadie que se dedique a la escritura, o al arte puede divorciarse de los problemas de su tiempo.
Él habla de Walter Benjamin y parecería llevarle la contra al referirse a la capacidad del arte literario de transformar la memoria. En este audio él lo explica mejor:
Asistir como necesidad o deseo de observación
Al escultor Tony Balseca lo detuvieron en Guayaquil el pasado 9 de octubre.
Salió a protestar como otros, acompañado de una particularidad: un cartel en el que aparece la cabeza del presidente Moreno, sostenida de los pelos. De acuerdo al relato que hace del hecho Xavier Flores, en el proceso que se le inició a Balseca —estudiante de la Universidad de las Artes—, la Fiscalía lo ha acusado de paralización de los servicios públicos.
La protesta puede resultar compleja. Balseca caminaba con un cartel y listo.
Manifestarse y protestar como uno de los caminos a seguir. La obra en otro espacio. Es probable que algo se filtre, porque no hay manera de evitarlo —hasta desde lo inconsciente—. A veces solo hay deseos de ir, de conocer algo, como hizo el comediante Iván Ulchur, que estuvo presente en las marchas, mostrando lo que pasaba de manera activa.
Ulchur dice que había una necesidad en él, muy clara.
Son dos espacios distintos, y quizás siempre se van a cruzar, pero no de manera consciente.
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