Dos muestras que miran lo contemporáneo y proponen seguir adelante
Detalle de la obra ST6, de Pedro Álvarez (Fai)
Eduardo Varas
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Dos muestran que comparten el mismo espacio y que navegan por los mismos terrenos, pero en perspectivas que se tocan y se distancian.
En Transitorio, de Esteban Pérez, la vida real y el espectro electrónico —como sistema de control— parecen cruzarse y al mismo tiempo se mantienen en líneas paralelas.
Con Paisaje ruidista, de Pedro Álvarez (Fai), la posibilidad está en ver al ruido como mecanismo para experimentar otros encuentros con lo que está al frente y redefinir percepciones.
En esta nota, los artistas comentan sobre sus propuestas y las ideas que investigaron para llevar adelante su trabajo.
Transitorio: la asimilación de la verdad y la vista hacia adelante
Esteban Pérez (Quito, 1992) habla del control en Transitorio. Un tipo de control que tiene que ver con los dispositivos electrónicos, por ejemplo.
Esta certeza lo ha llevado a trabajar grandes formatos —lienzos grandes— como resultado de su observación: "La imagen de la contemporaneidad se mueve a través de la pantalla de los celulares", dice.
Por eso, en las 12 obras que integran su muestra esa tensión entre la dependencia tecnológica y la naturaleza del ser humano —entendida como la vida real— se refleja en las formas, en los colores, en el recurso de usar la pintura de diferentes formas —gotas o simplemente regarlas hasta generar algo, desde el azar—.
Así como en esas figuras casi humanas que están ahí, ya sea al fondo, escondidas, o en primer plano.
No hay interpelación. Lo que existe es la complejidad del ahora que, de acuerdo con Pérez, tiene que ver con un pensamiento paradójico, porque tanto la vida como estas estructuras electrónicas son paralelas, pero se cruzan".
Entonces, ¿qué queda dentro de esa condición? Para el artista es sencillo: "hay que asimilar la verdad del tiempo actual. Se trata de no lamentarse, de dejar la lucha y no pensar en cómo reparar la vida. Solo debemos mirar hacia adelante".
Onda sobre otra onda: Paisaje ruidista y la pintura como música
Si alguien se coloca en un posición particular, dentro de la galería, en medio de las dos paredes que parecen estar dialogando, sonidos procesados y distintos entran de un lado y de otro.
El caos tiene forma de ruido y de cuadros en los que hay capa tras capa, como si se tratara de un trabajo de posproducción sonora, traducido a colores.
"Del caos sale el orden (...) si te frikea el caos y te descontrola, el caos te gana", asegura Pedro Álvarez (Cuenca, 1990), que con Paisaje ruidista cierra su estadía en Quito, previo a regresar a su natal Cuenca.
Y en este sentido, su trabajo busca mostrar ese equilibrio, porque a pesar de lo que se pueda considerar explosión sensorial, hay mucho más para indagar.
Esta indagación para Álvarez ha significado utilizar el concepto de enjambre digital de Byung-Chul Han, por el cual ya no existe la masa, sino solo los individuos, que no tienen capacidad de reflexionar porque ya no hay silencio.
De esta manera él ha aglutinado su trabajo sonoro —con al apoyo de músicos como Chris Díaz, Daniel Gachet y Santiago Landívar—, su obra pictórica, sus videos e ilustraciones de carátulas de bandas y discos que no existen, para generar ese exceso de significados y, simultáneamente, poner en relieve el resultado de ese silencio.
Ambas muestras se mantendrán abiertas en la galería Más Arte —12 de Octubre y Abraham Lincoln, en la planta baja del edificio Mirage— hasta el 21 de junio.
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