50 años después, el último disco de The Beatles sigue encantando
Portada del último disco 'Let It Be'que lanzaron oficialmente The Beatles, en 1970
Diego Corrales, PRIMICIAS
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Para cuando el disco estaba afuera, The Beatles ya no existían. Un mes antes se había anunciado su disolución a través de un comunicado de prensa. La suerte estaba echada.
El grupo se había dividido en dos bandos: por un lado Paul McCartney y por otro John Lennon, George Harrison y Ringo Starr. Bueno, Starr siempre consiguió mantenerse muy al margen y siempre relacionado con Paul.
Un disco como obligación, porque había un proyecto que estaba en marcha y que iba a salir. Un documental de The Beatles armando su nuevo disco, con una presentación en vivo, al final que habían grabado un año antes.
Contractualmente obligados, aparece el disco como compañía a la película de Michael Linday-Hogg, que muestra a un grupo en conflicto, con peleas, a poco de quebrarse. Ellos no querían saber nada de las cintas que registraban ensayos y el concierto que habían dado en la terraza del edificio de su compañía, Apple.
Nada... Estaban ahí, guardadas. Cuando la película era un hecho, debieron desempolvarlas y tanto Lennon como Harrison trajeron a bordo a Phil Spector, para que sacara algo. Let it be es el único disco de The Beatles que no es producido por George Martin.
Bueno, eso es un decir: Martin grabó todo el material con el que Spector trabajó. Pero para ese momento tener la razón importaba poco.
La construcción caótica
Spector se dedicó a hacer tres cosas con el material que recibió: buscar las mejores versiones de los temas que habían creado en ese época.
También los editó. Cortó fragmentos, amplió las canciones, las puso en otro tono y velocidad -como pasa con Across the Universe-. Mantuvo el espíritu del vivo, las frases antes de cada canción. Los ensayos, las improvisaciones.
Y en algunos temas decidió agregar orquestas y coros. Todo por su cuenta, sin ninguna intervención de The Beatles.
Incluso está la historia de que a McCartney le molestó muchísimo que Spector pusiera arreglos de orquesta y voces melosas en su canción The Long and Winding Road, sin su conocimiento. Intentó quitar la canción o pidió que lo dejaran cambiarla. El resto le dijo que no.
Para Lennon, lo que hizo Spector fue hacer sonar bien unas grabaciones malas, de un grupo de personas que no querían verse. Tanto él como Harrison siguieron trabajando con el productor en sus primeros discos solistas.
En algún punto del proceso, Harrison se cansó y avisó que dejaba la banda. Días después lo convencieron de que siguiera con ellos.
Cambiaron de lugar de ensayo y en algo el ambiente mejoró.
Detrás del caos: música de lujo
Más allá de los dramas del proceso, The Beatles consiguieron un disco que suena a pastiche, a mezcla de sensibilidades y a una especie de mirada hacia el pasado, que mantiene su encanto.
Algunos de los temas más potentes salen de lo que fue el concierto en la terraza de Apple Records, en enero de 196: Get back, Dig a Pony, I’ve got a feeling y One after 909. Otros salieron de grabaciones en vivo hechas en el estudio, como Two of us, Let it be, For you blue y The Long and Winding Road.
Y esas dos maravillas en carácter de diversión, Maggie Mae y Dig it, completan el cuadro, de alguna forma.
El cuarteto en su esplendor. Harrison se luce en los solos de guitarra. Ringo sabe qué ofrecer a las canciones y se permite se la fuerza demoledora detrás de Get Back. Lennon pasa de la guitarra rítmica, a la solista (en Get back), a la acústica y al bajo. Mientras Paul se adueña del bajo, el piano y la guitarra.
El pianista Billy Preston los acompaña en casi todos los temas, lo que ayuda a que las emociones sean otras y que se perciba cierta calidez.
Pero son Across the universe y I me mine las que reflejan la capacidad que una banda como esta generó en el estudio. La primera grabada en 1968 y adecuada por Spector con orquesta y coros. Con Starr en maracas, Lennon en guitarras y voz y Harrison en tambura, el instrumento indio.
I me mine marca la última sesión de grabación de The Beatles en, al menos 25 años -en los 90 se juntaron para el proyecto Anthology-.
Lennon les había dicho que ya no seguiría en la banda, así que en enero de 1970 Ringo, Paul y George entraron al estudio para grabar este último tema, que iba a aparecer en la película. El resultado monumental de una canción sobre el daño que genera el ego es casi proverbial.
Spector aumenta la duración del tema y lo dota de un aura majestuoso con la orquesta que le pone.
Let it be es un disco que más que ser terminado por The Beatles, fue terminado por las circunstancias.
A veces se piensa que Abbey Road fue el último disco grabado por la banda y que Let it be solo salió después. La verdad es que este trabajo se coció a fuego lento y a control remoto. Eso se percibe y al mismo tiempo es lo que permite que la magia siga funcionando, 50 años después.
Escuche el disco completo aquí
Otras recomendaciones
'Otra vez', de Paola Navarrete y Mauro Samaniego
Guitarras acústicas y dos voces que tienen su espacio, sus cadencias. Que se cruzan, que van por sus caminos, que crean una doble intensidad, que de a poco genera un solo cuerpo. Lo que Paola Navarrete y Mauro Samaniego hacen es tejer una canción, que encuentra en su coro el terreno en común más fuerte.
Un tema suave y sentido, que además de cómo suena ofrece otra razón para escucharlo: lo que recaude se entregará a fundaciones que ayudan en este momento.
'Ace of spades', de Motörhead
Un nuevo video para la canción insigne de la banda de Lemmy Kilmister -quien falleciera en 2015-, porque el 8 de mayo es el día de Motörhead. La excusa no es mala. Es mover la cabeza con el sonido de un riff atronador y con la voz de un tipo que supo personificar en su tono y en su dicción lo que es el rock y lo que significa hacer este tipo de música.
El bajo como un tanque de guerra, eso era Lemmy y escuchar la canción principal del cuarto disco del grupo, a los 40 años de aparición es un recordatorio de esa fuerza descomunal.
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