Los 45 años del disco definitivo de Led Zeppelin: Physical Grafitti
"Physica Graffiti", el sexto disco de la banda inglesa, se lanzó el 24 de febrero de 1975.
DailyMail.Co.Uk
Autor:
Actualizada:
Compartir:
Cinco discos sin descansar, uno detrás de otro, gira tras otra. Desde 1969, Led Zeppelin había trabajado como si quisieran demostrar algo. Para noviembre de 1973, cuando se reunieron para hacer su nuevo disco, las cosas no estaban bien.
Cansancio. John Paul Jones, el bajista, tecladista y monumento a los arreglistas de rock, dijo que ya no podía más, que estaba pensando en dejar la banda.
Y sin él, Led Zeppelin no tenía razón de ser.
En realidad, sin John Bonham, Jimmy Page, Robert Plant o Jones, el grupo no podría existir. Siempre los cuatro, hasta el final de los tiempos.
Entonces pararon. Se tomaron su tiempo. En 1974 volverían a intentar hacer la continuación a lo que fue Houses of the holy, de 1973.
Una banda en su mejor momento
Physical Graffiti se basó en dos ideas centrales: en regresar al sentido de grupo y en recuperar canciones de sesiones anteriores, para obtener material.
La fuerza con la que Led Zeppelin se enfrentó al acto de armar nuevas canciones tuvo su motor en el baterista Bonham. Fue quien dio más ideas, y quien empujó más el proceso, que consistió en grabar una y otra vez las versiones de los temas, a veces hasta para desecharlas por completo e intentar nuevas formas.
Un trabajo ininterrumpido de armar canciones.
Cuatro como un puño. Y ocho temas tan largos que en términos de la época tenían material para llenar tres lados de un disco doble. Respuesta ahí mismo: no iban a cortar las canciones, mejor era aumentarlas y sacar un disco doble.
Producido por Jimmy Page, Physical Graffiti es el compendio preciso de lo que Led Zeppelin era capaz de hacer.
Todos los géneros, todos
En este disco, la banda inglesa despliega todo su arsenal para hacer canciones rock con riffs directos -In my time of dying, Houses of the Holy y The Rover a la cabeza-.
Hay giros hacia el funk, con un John Paul Jones mágico en el teclado que le da vida a Trampled Under Foot. Jones, como si fuese el Stevie Wonder de la época.
Con Black Country Woman hay rock and roll acústico en el disco. Una power ballad absolutamente melancólica tiene su espacio -Ten years gone-, antes de llegar a un jam impresionante que Zeppelin convierte en una joya: Boogie with Stu.
Todos los géneros filtrados por el blues. Porque Physical Graffiti es el disco en el que Zeppelin permite que toda la experimentación fluya, como si le estuvieran sacando el brillo a las canciones, pero sin dejar de lado la base que los movía.
Y esa experimentación tiene en Kashmir su punto más alto. Por encima de Black dog y Stairway to heaven, es con este tema que Led Zeppelin creó una canción para siempre.
Porque hay una genialidad detrás de armar una canción que en dos métricas distintas -guitarra en un beat y batería en otro- sea capaz de emocionar y de regalarle al mundo un riff inconfundible, que se puede tararear.
Si Physical Graffiti fuera un disco cualquiera, repleto de canciones insulsas, solo por Kashmir valdría la pena.
Por su sonido, por el uso de una orquesta que toca los arreglos que John Paul Jones hizo. Por la batería contundente y precisa de Bonham. Por el tono de revelación de Plant en su voz y en su letra, que remite a un viaje de autodescubrimiento.
Un traslado que con los años se pone mejor.
Compartir: