Sadio Mané, el héroe de Senegal que nunca olvidó sus orígenes
El delantero del Bayern Múnich es uno de los futbolistas más solidarios del mundo. Construyó un hospital y una escuela y se ha encargado personalmente del desarrollo de todas las familias de su ciudad natal.
Sadio Mané, con estudiantes en una escuela de Senegal, en octubre de 2021.
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El talento de Sadio Mané en la cancha es indiscutible. El extremo ha alcanzado la gloria tanto a nivel de clubes como con su selección.
Con el Liverpool lo ganó todo: Champions League, Premier League, FA Cup, Copa de la Liga, Supercopa de la UEFA y Mundial de Clubes. Y con Senegal se consagró campeón de la Copa de Naciones africana, la primera en la historia para su país.
En este verano fue fichado por el Bayern Múnich por una cifra de USD 32,5 millones y ya ganó su primer título: la Supercopa alemana.
El jugador buscará aprovechar este semestre para mantener su buen nivel y liderar a su selección en el Mundial de Catar, donde se enfrentará en la fase de grupos a la selección ecuatoriana.
El senegalés ha tenido una intachable trayectoria futbolística, es un referente para su país. Aún así, su faceta más destacable está en su lado humano.
A pesar de los millones de dólares que ha ganado durante toda su carrera, Mané nunca perdió la humildad. El africano siempre ha mostrado orgullo por sus raíces y se preocupa constantemente por el desarrollo de su país.
El origen más humilde
Sadio Mané nació en 1992 en Bambali, una cuidad de escasos recursos al sur de Senegal. Desde muy pequeño mostró gran talento con el balón, pero creció sin apoyo.
"Se me consideraba el mejor jugador del pueblo, pero nadie en mi familia quería que fuera futbolista. Yo estaba totalmente convencido que podría alcanzar el éxito, pero no sabía cómo", explicó en su documental 'Made in Senegal'.
A una dura infancia se le añadió la muerte de su padre, cuando tenía siete años. Mané estaba jugando fútbol en una cancha de su barrio cuando recibió la noticia por parte de su primo.
"Cuando era joven mi papá siempre me dijo lo orgulloso que estaba de mí. Era un hombre de un gran corazón. Cuando murió, entendí que debía dar todo de mí para ayudar a mi mamá".
El futbolista pasó su infancia trabajando en el campo, luchando día a día para aportar a su hogar. Y en su tiempo libre, sin zapatos y con un balón destrozado, se dedicaba a desarrollar su talento.
Mané entendió que, si la situación seguía así, el futuro sería lúgubre para él y su familia, así que el senegalés decidió fugarse a Dakar cuando tuvo 15 años para buscar mejores oportunidades.
Asistió a una convocatoria del Metz francés, que llegó a Senegal para reclutar a talentos jóvenes. El técnico Olivier Perrin al comienzo no quiso ponerlo en cancha, por sus botines y shorts destrozados, pero cuando vio su habilidad decidió contratarlo.
En 2011 se unió a la academia del Metz, y el resto fue historia. Un año después ascendió al primer equipo y al siguiente semestre fichó por el Salzburgo de Austria. Después pasó al Southampton, al Liverpool y este semestre tendrá una nueva aventura en el Bayern Múnich.
Un superhéroe para su pueblo
Mané no olvida la agonía que sufrió su padre en los últimos meses de vida. Lo trataron con medicina tradicional y buscaron ayuda de pueblo en pueblo, pero nunca encontraron el apoyo para salvarlo.
Dos décadas después, esta herida emocional lo llevó a donar USD 693.000 en la construcción del primer hospital de Bambali.
El futbolista se reunió con el presidente senegalés Macky Sall y supervisó personalmente el proyecto, que incluye consultorios, instalaciones dentales y departamentos de maternidad.
"Recuerdo también que mi hermana tuvo que nacer en nuestra casa por la falta de un hospital. Fue una situación muy triste para todos. Ahora construiremos uno para dar esperanza a todo el pueblo", dijo en 2021.
No fue la primera vez que Mané donó miles para una buena causa. En 2017 pagó USD 234.000 para la construcción de una escuela secundaria.
"Cuando era joven, todos los chicos querían jugar fútbol porque no había una buena educación, pero ahora cuentan con más oportunidades y pueden dedicarse a las dos actividades al mismo tiempo".
Su labor social no termina ahí. El delantero envía USD 70 mensuales a cada familia de su barrio, ha desarrollado un programa de prevención del VIH en Malawi y regaló más de 300 camisetas del Liverpool para sus vecinos cuando llegó a la final de la Champions en 2019.
Además donó USD 50.600 para ayudar a su país durante la pandemia del Covid-19, construyó una estación de gasolina, suministró de internet 4G a su pueblo y tiene planeado levantar una oficina de correos.
Solidaridad y sencillez
El salario de Mané en el Bayern Múnich será uno de los más altos en la historia del club: USD 20,1 millones por temporada.
Esta cantidad, más todo el dinero que ha recibido durante su carrera, le permitirían tener una vida llena de lujos y derroches.
Pero Sadio no es así: "¿Para qué querría 10 Ferraris, 20 relojes de diamantes o dos aviones? ¿Qué harán esas cosas por mí y por el mundo? No necesito coches de lujo, casas, viajes ni mucho menos aviones. Prefiero que los míos reciban un poco de lo que la vida me ha dado".
Su humildad proviene de su religión. El senegalés es un musulmán practicante y durante su época en el Liverpool asistía habitualmente a la mezquita de su ciudad.
Era uno de los miembros más activos de su comunidad, siempre llegaba con una sonrisa para ayudar en todas las labores necesarias. Un video de él limpiando los baños del lugar se hizo viral y demostró la sencillez del delantero.
Así es el día a día del destacado futbolista, que no asiste a fiestas ni juega videojuegos, y que se despidió de Liverpool dejando un regalo a cada uno de los 150 empleados del club, con una nota personalizada.
"Creo firmemente que somos modelos a seguir, así que debemos exhibir una buena imagen y ayudar a la gente. Normalmente no hablo de estas acciones, pero son muy importantes para mí y para toda mi comunidad".
Sadio Mané liderará a la selección de Senegal en el Mundial 2022. Los africanos llegaron a cuartos de final en Corea-Japón 2002 y disputaron la fase de grupos de Rusia 2018. Su objetivo en Catar es avanzar, al menos, hasta los octavos de final.
Senegal y Ecuador se enfrentarán el martes 29 de noviembre, a las 10:00 (hora de Ecuador), en el estadio Khalifa internacional, en un partido que puede decidir el Grupo A.
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