Di María, 'Dibu' y Messi brillaron en el título de Argentina

Apenas participó en el primer tiempo. En el segundo, descolgó un par de centros y casi falla al rechazar una pelota fuera del área, pero todo estuvo bajo control hasta los goles franceses. En todo caso, nunca se descompuso y mantuvo la serenidad. Su tapada a Kolo Muani en los alargues fue clave para llegar a los penales, donde también se lució.

Controló de Mbappé durante todo el primer tiempo. Participó en la jugada del segundo gol. Subió y bajó incansablemente. Un motorcito alimentado por la convicción.

El central más recio del Mundial. A cargo del primer pase desde el fondo, nunca se equivocó. Hizo sacar a Giroud en el primer tiempo y luego se las batió con Mbappé. Cometió la falta penalti y luego pasó por una fase de descontrol. En los alargues, se estabilizó.

El 'Cuti' parecía el Doctor Manhattan: se multiplicaba y no dejaba a ningún francés solo. Estuvo siempre al borde de las tarjetas. En el tramo final, perdió algunas marcas pero no dejó de pelear.

Un peleador de ida y vuelta. Se dio modos para cumplir en los relevos de marca. Triunfó en todos los cruces que intentó.

Ayudó a arrinconar a Griezzman, para desconectarlo del equipo francés. Marcó y corrió incansablemente. Pisó varias veces el área francesa para luego retomar su faceta de destructor de juego, incluso en los momentos de apremio.

Anuló a Griezzman, quien apenas pudo dar un puñado de pases. Luego, se esmeró para aportar con diagonales y cruces, aunque por un momento Francia logró recuperar la pelota.

Estupendo en el desmarque y los pases cortos y rápidos, para hacer jugar a Di María. Además de su trabajo en defensa, estuvo muy activo en el ataque. Su pase para el segundo tanto fue su obra cumbre.

El partido de su vida. Jugó de 11 y se adueñó del costado izquierdo. Destruyó la cadera de Dembelé para provocar la falta penalti. Anotó de forma magistral el segundo gol. También hizo ver mal a Koundé y a Varane con sus constantes desbordes y diagonales. No fue lo mismo cuando debió salir de la cancha.

Cobró el penalti de forma magistral. Cuando recibía y manejaba la pelota, todos parecían esperar un acto de hechicería. Sus pases fueron importantes para descuadernar a los marcadores franceses. Fue conmovedor verlo luchando como un defensa más. Perdió en una batalla con Coman y de ahí nació el empate 2-2 francés. Su olfato, siempre fino, le ayudó a marcar el 3-2. Comenzó anotando la tanda de penaltis. El título mundial es la corona a su brillante carrera.

Más influyente en la elaboración y en arrastrar marcas que en la definición. Incomodó a Thouamení todo el tiempo. Intentó encarar, pero a veces prefirió guardar la pelota para desesperar a los franceses.

Su entrada recompuso el esquema argentino ante el embate francés. Visión y rapidez para los pases con olor a gol.

Sorprendió con un 4-3-3 poco habitual, pero bastó para ganar la batalla en el medio campo al anular el poder creativo de Griezzman, aislado de sus camaradas. La idea de colocar desde el inicio a Di María, recostado por la izquierda, fue importante para controlar el cotejo. Tardó en descifrar el nuevo esquema de Francia que le permitió empatar 2-2, pero acertó con los últimos cambios, sobre todo el de Leandro Paredes, para salvarse del naufragio. Eligió con acierto a los cobradores de penales.