La fiebre por los tatuajes con la cara de Messi escala en Rosario
El furor por Messi no tiene límite. Menos aún en Rosario, la ciudad que lo vio nacer, donde algunos de los principales salones de tatuaje no dan abasto para atender las solicitudes recibidas para inmortalizar en la piel el rostro del ídolo, tras ganar Argentina su tercer Mundial.
Lionel Messi besa el trofeo de la Copa del Mundo, el 18 de diciembre de 2022, en Qatar.
EFE
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"Es una locura, y va a ser una locura todavía... porque creo que tengo para varios meses. Si bien ya teníamos bastantes consultas diarias, un promedio de 50, hoy en día tenemos mas de 300. Explotó, sinceramente. No damos abasto", cuenta Maximiliano Carreras en Studio Orbe, su local en el centro rosarino.
Las principales peticiones: la imagen de Messi, principalmente levantando la Copa del Mundo, pero también del seleccionador Lionel Scaloni -que nació a pocos kilómetros de Rosario-, del arquero 'Dibu' Martínez o del también rosarino Ángel Di María.
"Y después viene algo más simple como la fecha, el apellido Messi, algunas palabras que se han dicho en el Mundial, por ejemplo el 'qué mirás bobo'. Lo que sentimos acá por Leo es increíble, porque que sea de Rosario y para todo el mundo nos llena de orgullo", remarca.
Un tatuador con currículum 'messiánico'. Fue él quien el año pasado tatuó a Antonella Roccuzzo, mujer del astro: "Le hice tres, uno fue por su abuelo en la pierna, después le hice un colibrí en las costillas y posteriormente la pelotita de la 'Snitch dorada', de Harry Potter, atrás en el brazo".
Fue por medio de Instagram que la familia Roccuzzo contactó con su estudio, en el que trabajan ocho tatuadores. "Estamos muy contentos de eso, que sientan confianza con nosotros", señala.
Según datos de estos salones, un tatuaje de Messi puede llegar a costar, dependiendo de los detalles, de 30.000 pesos (USD 90) para arriba.
"Desde que tengo uso de razón lo amo. Es mi ídolo, es un ejemplo como persona, como jugador, no tengo palabras. No hay parámetros, estadísticas, no hay nada", sentencia Agustín Barbosa mostrando, en la pierna izquierda, su tatuaje de Messi besando la copa, aún fresco y protegido, hecho el día anterior.
Jugador del Atlético Pujato, uno de los equipos del pueblo de Scaloni, el joven habla con EFE a las puertas del barrio privado donde vive el astro cuando está en Rosario, donde hinchas hacen guardia confiando en que salga para saludarle.
Hace dos meses, cuando se hizo su primer tatuaje -una pelota con una corona- pidió turno para hacerse a Messi con el trofeo, confiado en que Argentina ganaría.
Ahora, Agustín, que juega en el equipo rival al Matienzo, donde comenzó Scaloni -"somos del pueblo y está todo más que bien", contemporiza- sueña con que Leo salga a la puerta y le estampe una firma... para también tatuarla.
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