"El 24 de mayo de 1822 fue una muestra de la integración regional"
Patricio Guerra, cronista de Quito, asegura que la Batalla de Pichincha selló un proceso de independencia que empezó un siglo antes.
Vista del Museo Templo de la Patria, en el centro de Quito, el 15 de mayo de 2022.
Francisco Moreno, PRIMICIAS
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Este 24 de mayo de 2022, Ecuador celebra 200 años de la Batalla de Pichincha, un enfrentamiento entre tropas quiteñas y españolas que dio paso al nacimiento de Ecuador como república.
En entrevista con PRIMICIAS, el cronista de Quito, Patricio Guerra, repasa los hechos que se produjeron luego de esa batalla y las dificultades que tuvo el país en el proceso de consolidación como estado independiente.
¿Qué significa el 24 de mayo para el país?
Hay que entender que la Batalla de Pichincha no fue un evento exclusivamente de Quito como ciudad. Fue una gesta nacional y, me atrevería a decir, que regional.
Por la trascendencia del suceso, porque con esa batalla se cerró el ciclo de lucha de la independencia de lo que sería la República de Ecuador y abrió paso a otros procesos libertarios en los demás países de Sudamérica.
Otro punto importante es que en esa batalla participaron personas de toda la región. Hubo soldados argentinos, paraguayos, peruanos y colombianos.
Esto dio paso a que ese enfrentamiento se convierta en una muestra de integración latinoamericana, por lo que está bien que el país conmemore y festeje esa batalla. Pero también deberíamos pensar lo que nos dejó.
¿A qué se refiere?
Se trata de analizar lo que nos trajo ese suceso. Sin duda que hubo cosas buenas, pero también nos dejó cosas malas.
En esa época hubo un choque de dos tipos de gobierno: el monárquico y el republicano. El primero, que estaba defendido por España, y el segundo, que estuvo impulsado por Simón Bolívar.
Pero el proyecto que tenía Bolívar de tener una gran república no pudo concretarse por las ambiciones y rencillas de sus propios generales. De ahí nacen Venezuela, Colombia y Ecuador con sus propias organizaciones políticas.
Sin embargo, Ecuador era el único estado que quería que exista una confederación, es decir, estados independientes que conformen una sola república, la de Colombia. De hecho, hay una bandera que dice: ‘Ecuador en Colombia’.
¿Qué otros obstáculos hubo para la conformación de Ecuador como país?
La deuda que adquirimos con Inglaterra para la independencia y que recién la pudimos pagar en la década de los 70. Fueron préstamos con intereses muy altos que el país arrastró por mucho tiempo. Esto se tradujo en un obstáculo para el desarrollo que lo vivimos hasta hoy, pues el Estado nació sin ninguna orientación.
Claro que otra cosa era vivir bajo el yugo español. Los indígenas obligados a pagar tributos y las élites criollas impedidas de ocupar altos cargos. La pregunta es: ¿Eso cambió? Sí, en algunos aspectos y no en otros.
Por ejemplo, la manumisión de los esclavos solo llegó en 1851. Esto quiere decir que los negros no fueron liberados con la batalla de 1822. A esto se suma la dificultad que implicó unificar diferentes culturas de regiones como la Costa, la Sierra y la Amazonía.
¿Qué hechos marcaron la creación del estado ecuatoriano entre 1822 y 1830?
Lo primero fue anexarnos a la república de Colombia como estado. Luego, nos independizamos como república y no es hasta 1835 que Ecuador nace como país porque la Constitución de ese año habla de una república independiente, mientras que la de 1830 señala que somos parte de la República de Colombia.
Sin embargo, Ecuador empieza a caminar como país en 1845 con la revolución marcista y con otras batallas internas que se sumaron a las pugnas entre las élites de entonces.
Pero hay que decir que la conformación de la república tomó casi un siglo, es decir, desde mediados del siglo XVIII, con el pensamiento de Eugenio Espejo, hasta inicios del siglo XIX.
¿Es decir, no fue nada fácil la consolidación de la República?
Podríamos pensar que al día siguiente de la Batalla de Pichincha todo fue color de rosa. Por el contrario, todo se complicó.
Era necesario consolidar el estado, buscar nuevos referentes e incluso nuevos símbolos que den origen a la república. Esto no se dio sino hasta los primeros años del siglo XIX.
Con estos antecedentes, ¿es necesario celebrar cada 24 de mayo?
Pienso que sí, porque traemos a la memoria lo que nos dejó ese hito. Pero insisto en que debemos reflexionar sobre las lecciones que nos dejan este tipo de acontecimientos para mirar los errores que se cometieron en el pasado, no cometerlos en el presente y buscar un mejor futuro.
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