Leyenda quiteña: El gallo de la Catedral
Esta leyenda corta se originó en la capital de Ecuador, es decir en Quito.
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En esta fascinante leyenda, el personaje principal es Don Ramón Ayala y Sandoval, un hombre acaudalado que disfrutaba de la vida nocturna y tenía un amor especial por la guitarra y la buena compañía de amigos. Su corazón, según se rumoraba, pertenecía a Mariana, una joven que vivía cerca de su hacienda.
La rutina diaria de Don Ramón era constante. Se despertaba a las 6:00 de la mañana y se entregaba a un desayuno que incluía un bistec asado con papas y huevos fritos, acompañado de una taza humeante de chocolate espumoso. Después de satisfacer su apetito, se sumergía en la lectura en su biblioteca y se permitía una “merecida” siesta.
Posteriormente, se levantaba para prepararse y salir por la tarde. Caminaba por las calles hasta llegar al establecimiento de vino de Mariana, apodada la Chola. En una de esas noches, después de unas copas, Don Ramón desafió a un gallo de pelea que encontró.
El gallo aceptó el desafío y le picoteó en la cabeza. Asustado, Don Ramón pidió perdón al gallo, quien le advirtió:
– No vuelvas a beber, ya que, si lo haces de nuevo, no tendré clemencia y te mataré.
Don Ramón mantuvo su promesa y pasó muchos años sin probar el licor. Sin embargo, durante una reunión con amigos, sucumbió al deseo de beber nuevamente. Después de ese momento, nadie volvió a ver al hacendado, dejando en suspenso su destino.
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