Así funciona tu cerebro al conducir
¿Has pensado cuál es el asombroso papel del cerebro al volante? Nuestra mente supervisa la coordinación, maniobras y giros que llevamos a cabo en la carretera. ¡Descubre más detalles a continuación!
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Conducir un automóvil es una tarea compleja que demanda la coordinación de varias habilidades cognitivas y motoras. Desde el momento en que nos sentamos detrás del volante, nuestro cerebro se pone en marcha para ejecutar una serie de procesos que nos permiten manejar de forma segura y eficaz.
¿Los sentidos afectan la coordinación cerebral?
Según la Biblioteca Nacional de Medicina, manejar involucra un proceso multisensorial que depende en gran medida de los cinco sentidos: vista, oído, tacto, olfato y gusto.
Comencemos por la vista, la cual nos ayuda a identificar obstáculos en la carretera y mantenernos enfocados en nuestro entorno. En este contexto, el escaneo visual se convierte en una habilidad esencial que nos capacita para procesar rápidamente la información mientras conducimos.
El oído desempeña un papel crucial, ya que los sonidos ambientales, como las sirenas de emergencia, nos alertan sobre posibles peligros. Mantenernos atentos a estas señales auditivas hace que nos anticipemos y reaccionemos de manera adecuada durante la conducción.
Por otro lado, el tacto nos permite sentir la presión que ejercemos sobre el volante, los pedales y otros controles del vehículo. Esta retroalimentación táctil nos ayuda a ajustar los movimientos en respuesta a las condiciones cambiantes de la vía.
Aunque menos evidentes, el olfato y el gusto también influyen en la experiencia de conducción. Los olores dentro del carro pueden afectar el estado de ánimo y nivel de alerta. Mientras que, el sabor de los alimentos o bebidas consumidos antes de manejar impactan en el rendimiento cognitivo y físico.
La integración de estos conocimientos sensoriales es fundamental para realizar maniobras precisas y mantenernos seguros en la autopista. La coordinación sensoriomotora nos posibilita realizar acciones como girar el volante, pisar el acelerador y frenar de manera fluida y eficiente.
¿Qué impacto tienen las emociones al conducir?
Pero la conducción también implica un complejo proceso cognitivo y emocional. De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina, al manejar, nuestra corteza prefrontal está constantemente evaluando el entorno, tomando decisiones y controlando los impulsos.
La memoria es fundamental, ya que nos permite recordar la ruta que seguimos, comprender el significado de las señales de tránsito y retener otra información relevante adquirida durante la educación vial, lo cual nos ayuda a adaptarnos a diversas situaciones en el camino.
Por otra parte, en condiciones de tráfico intenso o peligroso, el sistema límbico, que incluye estructuras como la amígdala y el hipocampo, regula las respuestas emocionales y gestiona el estrés en la carretera.
Así que, la próxima vez que conduzcas, recuerda que comprender cómo funciona cada acción nos permite tomar precauciones en la autopista para contribuir a la seguridad vial.
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