Idea del millón de dólares: curitas biodegradables a partir de algas
Alumnos de la Universidad Espíritu Santo (UEES), de Guayaquil, empujan un proyecto para evitar el uso de miles de toneladas de curitas contaminantes. Ganar un concurso les puede otorgar los recursos para iniciar la producción a gran escala, en Durán.
Curitas algas
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Una curita normal de plástico puede demorar por lo menos 150 años en degradarse. A una curita elaborada a partir de algas marinas le puede llevar cinco años. Así de gigantesca es la oportunidad que vio un grupo de estudiantes de la Universidad Espíritu Santo (UEES), de Guayaquil, para actuar positivamente en el cuidado del medio ambiente. Y, aunque la
idea no es nueva, ya que los cinco integrantes de BIOALGÆ identificaron un caso en Colombia, están seguros que su producto lo supera en calidad y en beneficio para la población, con un menor costo por curita.
Carla Palacios y Gabriela Guzmán, estudiantes de la carrera de Arquitectura y Diseño; Salma
Bravo, de Ingeniería; Kevin Mariño, de Estudios Internacionales; y, Paúl del Valle, de Emprendimiento, Negocios y Economía, juntaron sus capacidades para dar forma al proyecto y participar en el concurso Hult Prize, una competencia que se celebra anualmente en decenas de universidades alrededor de 120 países y que ofrece un premio de USD 1 millón en financiamiento no reembolsable, para poner en marcha la idea.
Paula Sánchez Pineda, estudiante de cuarto año de la carrera de Negocios Internacionales fue quien hace un año consiguió que la UEES fuese incluida en el circuito, sumándose a otras que ya venían haciéndolo en el país. Durante este tiempo, preparó el concurso, en el que participaron siete equipos. “BIOALGÆ se llevó el primer lugar y participará en las regionales, en Brasil, en junio. Si la propuesta de emprendimiento es seleccionada entre los 20 finalistas, entrará a un programa de aceleración por dos meses, antes de ir, en septiembre, a la gran final mundial. Este concurso es organizado por la Fundación Hult Prize, y se trata de encontrar proyectos
que se alineen con alguno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y hallen soluciones a los problemas del planeta”.
Y aunque el reto es titánico, los jóvenes creen que solo mostrar que en Ecuador también se innova y se piensa en un mejor planeta, les permitirá encontrar el financiamiento adecuado para hacer realidad su sueño y contribuir a reducir, al menos en algo, las miles de toneladas de desechos de la industria médica. “Si todo sale bien, hoy son las curitas y mañana otros insumos. Nuestras curitas tienen propiedades naturales y cuestan mucho menos producirlas y, por tanto, reducen su costo al público. Una curita hoy se compra en un rango etre USD 0,23 y 0,25, las nuestras pueden salir a USD 0,10. Queremos producir masivamente y venderlas al por mayor. En el caso de ganar el millón, en unos cinco meses podríamos ya estar montando la fábrica en Durán y sacando producto al mercado, porque no es solo el financiamiento el que se gana sino todo el acompañamiento de gente experta”, explica Del Valle.
Por su parte, la capitana del equipo, Carla Palacios, resalta las propiedades de las algas en la elaboración de las curitas. “Las algas se están usando en varias industrias, son beneficiosas para la salud. Vamos a hacer insumos médicos sostenibles, enfocados en piel y heridas. Tenemos ya los prototipos para desarrollar estas curitas biodegradables. Investigamos y encontramos que se podía hacer polímeros (base del plástico) biodegradables con base en algas. Una vez asentado el plan de negocios, el objetivo es proveernos de la materia prima -algas pardas y algas rojas-, mezclarla con otros componentes biodegradables aprobados por la FDA y producir".
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