Papa Francisco, un revolucionario que llevó a la Iglesia hacia las periferias del mundo
Salir a las periferias, ayudar a los más pobres, buscar la justicia social, "meterse en la vida", este fue el mensaje de Francisco, quien murió en su residencia del Vaticano a los 88 años.

El papa Francisco en una audiencia en el Vaticano en febrero de 2025, antes de morir, Roma.
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AFP
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Francisco, el papa sudamericano que dio un cambio al Vaticano, será recordado como un revolucionario. Un sacerdote que se alejó de los lujos de la iglesia Católica, para bajarse del papamóvil y llevar la oración a los más pobres. Murió este 21 de abril a los 88 años.
Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936. Fue elegido papa el 13 de marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI. El papa Francisco duró al frente de la Iglesia Católica 12 años.
"Fue revolucionario, para lo que estábamos acostumbrados en los últimos 30 años. Pero fue más bien una revolución del gesto, Francisco no quiere cambiar la doctrina", dijo en 2013 el teólogo Fernando Altemeyer, de la Universidad Católica de Sao Paulo (PUC-SP), cuando el jesuita argentino visitó Brasil.
"Juan Pablo II apelaba al corazón. Benedicto XVI apelaba al cerebro. Francisco tenía un mensaje visceral, como un golpe en el estómago".
Fernando Altemeyer, teólogo de Brasil
Y que el mensaje de Francisco siempre fue descentralizar, "salir del centro e ir a las periferias del mundo, a compartir y a confortar".

El 'papa del pueblo'
Para muchos teólogos, durante su papado Francisco resucitó muchos pilares de la Teología de la Liberación, "como la compasión, la opción por los pobres, las periferias, la ciudadanía participativa".
La Iglesia que propuso el papa argentino, fallecido a los 88 años y cuyo nombre era Jorge Bergolio, fue de abrir la puerta de la iglesia Católica, de dialogar, de llegar a la gente.
No en vano lo llamaron el papa del pueblo, y fiel a su apoyo, Francisco estrechaba manos, repartía besos y tomaba mates que le ofrecían desconocidos cuando visitaba algún país.
Figuras de la Teología de la Liberación (TL) como el exsacerdote y teólogo brasileño Leonardo Boff, que fue condenado al silencio por Juan Pablo II por sus posiciones radicales, manifestaron su entusiasmo por el primer papa latinoamericano de la historia, cuando fue electo en marzo de 2013.
Hemos pasado "de una fortaleza a una casa abierta", se congratuló Boff en su blog en aquel entonces.
"Son nuevos aires, nueva música, nuevas palabras para viejos problemas que permiten pensar en una nueva primavera de la Iglesia", lejos del invierno eclesial de los últimos dos pontificados caracterizados por el control de las doctrinas, afirmó.

Tan grande fue la figura de Francisco que la revista Time le dedicó una portada con el título "El papa del pueblo", asegurando que el argentino "estaba redefiniendo el papado con humildad y candor".
Con un estilo austero y llano, sin duda, Francisco se distanció en palabras, actos e incluso vestimenta de su antecesor, Benedicto XVI.
"Soy un pecador"
Antes de morir, en enero de 2025 se publicó la biografía del papa titulada 'Esperanza', en la que el argentino confesó "soy un pecador", y además recordó su infancia en Argentina, su elección en el cónclave de 2013 o la nostalgia por no poder comer una pizza en un restaurante.
El libro recogió a través de anécdotas los mensajes que representan los pilares de su pontificado: la búsqueda de la paz, la acogida de migrantes o la protección del medioambiente.
"Recuerdo mis pecados y siento vergüenza (...) Soy un pecador", afirmó el jefe de la Iglesia católica, según declaraciones recogidas en la edición inglesa de la biografía.
Se describió como un "niño travieso" y evoca con nostalgia a los miembros de su familia.

Narró también el viaje de sus abuelos italianos que emigraron a Argentina en 1929 en un camarote de tercera clase y que su abuela escondió sus bienes en el forro de su abrigo.
También reveló que no ha visto la televisión desde 1990, cumpliendo una promesa que se hizo después de ver por accidente "imágenes sórdidas" que le ofendieron profundamente. Reconoce "raras excepciones", como durante los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Pero, por ejemplo, no ha visto un partido de su equipo de fútbol, el San Lorenzo argentino, "desde hace 30 años", aunque "un guardia suizo me pasa los resultados" en la oficina.
Lamentó el aislamiento provocado por el poder. "Salir a comer una pizza es una de las pequeñas cosas que más extraño", dijo.
"Cuando era cardenal, me encantaba caminar por la calle y tomar el metro. Las calles me hablaban, están llenas de enseñanzas".
Papa Francisco
En el libro, escrito en colaboración con el periodista italiano Carlo Musso, el papa abordó también las dificultades de su pontificado, como la reforma de la burocracia vaticana y la imposición de reglas en el campo financiero, que suscitaron "la mayor de las resistencias" durante estuvo al frente de la iglesia.
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