Vivir meses en un aeropuerto: la realidad con la que se encuentran cientos de migrantes latinos en Madrid
Durante las noches, las terminales del aeropuerto Adolfo Suarez-Barajas de Madrid se convierten en refugio para cientos de migrantes que no tienen un techo.

Imagen referencial. Personas hacen fila al interior de la terminal 4 del aeropuerto de Madrid-Barajas, en una imagen de archivo.
- Foto
EFE
Autor:
EFE/Redacción Primicias
Actualizada:
Compartir:
Unas 500 personas sintecho duermen en el aeropuerto de Madrid, el más grande de España. Muchas de ellas son inmigrantes en situación de vulnerabilidad que llegaron a Europa con la esperanza de un futuro mejor, entre ellos latinoamericanos.
Las cuatro terminales del aeropuerto internacional Adolfo Suarez-Barajas de Madrid, la única gran infraestructura de la capital española que no cierra en las noches, se convierten en refugio para cientos de personas. Ellos esperan con incertidumbre que las autoridades españolas alcancen un acuerdo para realojarles.
Arropados por colchas, sacos de dormir o incluso cartones, abarrotan los pasillos cercanos a los mostradores de equipajes, hasta que en mitad de la madrugada aparece el personal de limpieza y deben levantarse.
La situación, denunciada por un sindicato de trabajadores, ha provocado un enfrentamiento entre las distintas administraciones e insistentes reclamos de la empresa pública española que gestiona los aeropuertos españoles, AENA, para que se reubique a los sintecho.
La amenaza latente de un desalojo aumenta la incertidumbre de quienes han encontrado un refugio en el aeropuerto.
Historias de sueños frustrados
Cientos de ellos son inmigrantes, gente "buena y trabajadora" que se trasladó a España en busca de "un futuro mejor", pero descubrieron que "el sueño europeo no es para muchos y es muy difícil" y acabaron durmiendo en el aeropuerto por no hacerlo en la calle.
Así se describe a sí mismo y a algunos de sus compañeros Andrés, un joven colombiano de 25 años que pasa las noches en la terminal 4 de Barajas y conversa con EFE sobre su situación irregular en España. Hasta allá llegó hace dos meses, pero planea marcharse pronto, cuando consiga comprar un billete de avión vendiendo caramelos y trabajando en la construcción.
Denuncia que, en Europa, los inmigrantes "no valen nada" si no tienen papeles y, pese a haber contactado con instituciones para regularizar su situación, no pueden asesorarle hasta que no venza su visado de turista de tres meses y él tampoco puede "sentarse a esperar a que le ayuden".
De Venezuela a Ecuador y España
El exmilitar venezolano Héctor Porras, de 40 años, sí ha conseguido tramitar su NIE (número de identidad de extranjero), gracias a la ayuda de una asociación en la que ayuda a otras personas en situación vulnerable en Madrid.
Héctor tuvo que abandonar Venezuela en 2016, tras desertar de la Fuerza Armada por motivos políticos -tiene protección internacional-, se trasladó a Ecuador y en octubre pasado llegó a España, donde las primeras noches tuvo que dormir en la calle, algo que -asegura- no se le va a olvidar en la vida.
Duerme en el aeropuerto desde hace cuatro meses y lamenta el trato "humillante y racista", dice, que reciben los sintecho en la terminal por parte de algunos vigilantes de seguridad.
Su objetivo es salir de la situación de calle y, más adelante, sacar a sus dos hijos pequeños de Venezuela y llevarlos con él a España, pero necesita "un trabajo estable que pueda mantenerlos".
Otros quieren intentar el "sueño español"
Cristian Roldán, un argentino de 30 años que vive desde hace cinco meses en Barajas, también ansía reunirse con sus tres hijos, que están en Argentina, y asentarse con ellos en España.
Llegó al país hace un año y tres meses y, aunque todavía no ha conseguido regularizar su situación, decidió quedarse "a lucharla" porque quiere un futuro mejor para sus hijos.
Ahora se gana la vida vendiendo accesorios de teléfonos móviles en el aeropuerto, aunque intentó trabajar como peón de obra cuando llegó a Madrid, pero lamenta que la gente "se aprovecha mucho" de los inmigrantes irregulares.
El caso de Barajas no es único. En febrero, en vísperas del MWC (Mobile World Congress), una de las citas tecnológicas más importantes del mundo, cerca de 200 personas sintecho fueron desalojadas del aeropuerto del Prat de Barcelona, en una decisión que provocó duras críticas de organizaciones civiles.
Compartir: