El temido y celebrado regreso de Donald Trump a la Casa Blanca abre incógnitas en todas las regiones
Sectores sociales, políticos y empresariales esperan sus primeras decisiones. Y la incertidumbre se concentra en las medidas contra la crisis migratoria y las amenazas a Panamá, Groelandia y Canadá.
Pines del próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en locales de regalos que se preparan para su posesión, en Washington DC, el 16 de enero de 2025.
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Getty Images via AFP
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Donald Trump comienza el lunes 20 de enero de 2025 su segundo mandato, una revancha política que genera temores y expectativas en todos los puntos cardinales debido a las excéntricas ideas y drásticas propuestas del magnate.
El primer mandato (2017-2021) del expromotor inmobiliario y presentador de un programa de telerrealidad fue caótico. Pero, esta vez, el republicano está completamente desinhibido ideológicamente, obsesionado con la idea de la “venganza” y mejor armado políticamente.
Tiene una estrecha mayoría en el Congreso. La Corte Suprema está anclada a la derecha. Ha elegido a sus ministros y consejeros en función de su lealtad. Y su influencia sobre su partido es inmensa.
Además, ni los procesamientos penales, uno de los cuales le valió una condena histórica, ni las polémicas sobre sus comentarios racistas o sexistas, ni las amenazas contra la prensa y sus opositores impidieron su regreso a la Casa Blanca.
A las 12:00 del lunes, hora de la costa este de Estados Unidos, los códigos nucleares cambiarán de manos. Y Trump se convertirá formalmente en el 47º presidente de Estados Unidos y sucederá al demócrata Joe Biden como comandante en jefe del ejército más poderoso del mundo.
Los líderes globales ya lo han llamado por teléfono, los representantes de la extrema derecha de todo el mundo estarán en las gradas durante la posesión y el dinero de empresarios y magnates tecnológicos financiará esas festividades.
Ahora Trump llega preparado
Esta vez Donald Trump sabe lo que quiere conseguir y cómo funciona la burocracia estadounidense. Y, desde su victoria en noviembre pasado, ha estado dando forma a su agenda para el segundo mandato con la ayuda de varios grupos de derecha, sus aliados más cercanos y patrocinadores multimillonarios.
Por ejemplo, en las últimas semanas, Elon Musk, propietario de Tesla y Space X, ha estado constantemente junto al futuro mandatario. Mientras que Mark Zuckerberg, de META, una de las cinco compañías más importantes del mundo, y Jeff Bezos, dueño de Amazon, también han mantenido reuniones con el magnate.
Los tres estarán en el acto de posesión, para el cual han donado grandes sumas de dinero, reforzando la idea de la relación más estrecha que se establecerá entre las grandes tecnológicas y la administración entrante liderada por Trump. La evidencia clave es la nominación de Musk como parte del gabinete.
El magnate ha ido escogiendo quiénes formarán parte de su gabinete, uno más radicalizado y experimentado que en su primera estadía en la Casa Blanca. Las nominaciones se dividen en dos grupos: los de nominación directa y los que tienen que ser ratificados por el Senado.
La mayoría son figuras conservadoras y leales a la visión de Trump para el futuro del país. También ha sumado personas que le ayudaron durante su campaña para las últimas elecciones, del pasado 5 de noviembre.
En Estados Unidos, el gabinete ejecutivo se compone de 16 posiciones tradicionales: el vicepresidente y 15 departamentos o ministerios. Pero el mandatario de turno tiene la potestad de nombrar asesores, jefes de personal y enviados especiales.
Los aliados internacionales
Además de las nominaciones, otra acción de la futura administración Trump, que ha causado sorpresas y generado polémicas, es la lista de invitados internacionales a su toma de juramento.
Rompiendo con la tradición de Washington, el magnate invitó a una exclusiva lista de líderes políticos o de otros países y representantes de la extrema derecha mundial. Aunque no todos asistirán.
Entre ellos están: Giorgia Meloni, primera ministra de Italia; Viktor Orbán, primer ministro de Hungría; Xi Jinping, presidente de China; Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel; Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania; Nayib Bukele, presidente de El Salvador; Javier Milei, presidente de Argentina.
El líder del español VOX, Santiago Abascal, también fue invitado a Washington; junto Jair Bolsonaro, expresidente de Brasil; con Nigel Farage, político de Reino Unido; Eric Zemmour, político de Francia,
La expectativa del inicio de gestión
Desde el primer día, el futuro presidente prometió decisiones impactantes: deportaciones masivas de inmigrantes en situación irregular, aranceles, indultos a sus partidarios condenados por el asalto al Capitolio, medidas contra las personas transgénero o la derogación de políticas medioambientales.
Pero algunas de sus promesas tropezarán con los tribunales, como la eventual abolición del derecho de suelo (ciudadanía por nacimiento), garantizado por la Constitución. Y se someterá a prueba la credibilidad de otras, como poner fin a la guerra en Ucrania.
En las últimas semanas, ya como presidente electo, ha lanzado amenazas arancelarias contra sus dos vecinos, México y Canadá, e incluso con la broma, cada vez más insistente, de incorporar el territorio canadiense como el estado número 51 de Estados Unidos.
El troleo al que sometió al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, rebajándolo al nivel de gobernador, debilitó aún más al político canadiense en un momento en el que se enfrentaba al declive de su popularidad y a una revuelta interna. Herido de muerte, anunció su dimisión en diciembre.
El republicano amenazó además con hacer sufrir "un infierno" a Hamás si no liberaba a los rehenes antes de su investidura y la participación de su equipo fue clave para desbloquear el acuerdo para la tregua en Gaza anunciado el miércoles.
Trump también ha desatado la indignación en Panamá al amenazar con recuperar el control estadounidense del canal, traspasado a los panameños en 1999, y ha desempolvado su vieja idea de comprar Groenlandia, un territorio danés de alto valor estratégico.
Pero el magnate también se enfrentará a sus propios límites. En primer lugar, la edad: se convierte en el presidente más viejo en ser investido. Y, a menos que se produzca un golpe contra el límite constitucional de dos mandatos, Donald Trump nunca volverá a ser candidato.
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