A propósito de Siria: Países islámicos que se deshicieron de sus tiranos... ¡pero les fue peor!
El mundo se pregunta qué pasará con Siria, cuyo dictador Bashar al Asad fue derrocado este 8 de diciembre, tras una década de guerra civil.
Saddam Hussein, Muamar el Gadafi y Mohammad Reza Pahleví.
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redacción Primicias
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La transición de un régimen autoritario a uno democrático es un proceso largo y lleno de desafíos, como ya lo descubrirá Siria tras el fin de la dinastía de los Al Asad. Pero a los países musulmanes de Oriente Medio no les ha ido bien cuando ha caído un dictador o un autócrata. Los problemas que subyacían a la tiranía no desaparecieron con los nuevos regímenes y, en general, la población terminó peor de lo que estaba.
El mundo teme que la misma historia se repita en Siria, luego de que el dictador Bashar al Asad fue derrocado por una coalición islámica llamada Hayat Tahrir al Sham (HTS, Organización para la Liberación del Levante).
Hay razones para desconfiar, pues el HTS, de fe sunita, nació en 2011 como filial directa del grupo terrorista Al Qaeda. El líder del tenebroso grupo Estado Islámico (Isis), Abu Bakr al-Baghdadi, participó en su formación. HTS es uno de los grupos más mortíferos de los que luchaban contra Al Asad.
Mientras los sirios resuelven su destino, es momento de revisar qué pasó con otros países de fe musulmana que derrocaron a sus tiranos:
El sha Mohammad Reza Pahleví, Persia (Irán)
Mohammad Reza Pahleví fue el último sha (rey) de Persia; reinó desde el 16 de septiembre de 1941 hasta su derrocamiento, el 11 de febrero de 1979. Su reinado se caracterizó por un fuerte autoritarismo y la represión de la oposición política. El SAVAK, la policía secreta del sha, era conocida por sus métodos brutales y su persecución de disidentes. Pero la revolución islámica que tomó el poder, en lugar de profundizar las reformas modernizadoras del sha, las revirtió con base en el fundamentalismo islámico. Persia pasó a llamarse Irán y se impusieron restricciones significativas a las libertades individuales, especialmente a las mujeres, quienes vieron limitados sus derechos y su papel en la sociedad. Además, la economía decayó.
Saddam Hussein, Irak
La invasión de Irak en 2003 y el posterior derrocamiento de Saddam Hussein pusieron fin a una dictadura que, pese a su profunda corrupción burocrática y su crueldad con la disidencia, mantenía cohesionado al país. Sin Hussein, Irak entró en una violenta guerra civil entre sunitas, chiítas y kurdos, y se resaltaron las divisiones étnicas y religiosas que estaban apasiguadas por el régimen. A pesar de que en 2005 se aprobó una nueva Constitución que establece un sistema federal y garantiza los derechos de las minorías, el país sigue fragmentado.
Muamar el Gadafi, Libia
Gobernó con dureza su país durante 42 años, desde 1969 hasta su ejecución en 2011. Gadafi estableció un régimen autoritario caracterizado por la represión política, la censura y la limitación de las libertades individuales. Impuso una economía centralizada con fuertes controles estatales sobre los recursos naturales, principalmente el petróleo. Libia,pese a esto, compitió con Sudáfrica como el país del continente con el mayor ingreso per cápita. La caída de Gadafi desencadenó una guerra civil que ha dejado al país sumido en el caos, con múltiples facciones armadas luchando por el control del territorio, y ha causado desplazados internos, refugiados y pobreza.
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