Crisis en Colombia: Cúcuta se convierte en símbolo del sufrimiento causado por enfrentamientos en Catatumbo
La ciudad fronteriza ha recibido a miles de desplazados tras el conflicto armado protagonizado por la guerrilla del ELN y la disidencia de las FARC.
Un hombre desplazado por la violencia muestra una camiseta que pide paz para el Catatumbo, el 18 de enero de 2025 en la alcaldía de Cúcuta (Colombia).
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EFE
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Redacción Primicias/EFE
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La ciudad de Cúcuta, limítrofe con Venezuela, se ha convertido en un símbolo del sufrimiento humano causado por el conflicto armado en la región del Catatumbo y es el lugar donde en los últimos días han llegado centenares de personas huyendo de la violencia desatada entre la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y una disidencia de las FARC.
Familias enteras, muchas de ellas con niños pequeños y mascotas, han llegado cansadas y desoladas a esta ciudad, capital del departamento de Norte de Santander, desde que comenzaron los enfrentamientos entre el ELN y una disidencia de las FARC, que ha dejado más de 80 muertos y más de 20 heridos, según informó este domingo el gobernador de este departamento colombiano, William Villamizar.
El Estadio General Santander no acogerá los habituales partidos de fútbol dominicales, ya que se ha transformado en un punto de encuentro improvisado donde han llegado este 19 de enero de 2025 mismo cerca de 2.000 desplazados en busca de protección, mientras la crisis humanitaria se agrava con cada día que pasa.
Doña María, quien no quiere dar por miedo su verdadero nombre, no pudo contener las lágrimas al expresar el dolor que siente al salir de La Gabarra con sus hijos y nietos.
"En Cúcuta no tenemos familia, y nos vinimos para que nos ayuden. La situación es muy crítica", dijo la mujer, quien además expresó que dejó en su finca 14 cerdos y gallinas, su sustento.
Lo que más le duele es que una hija no ha podido salir de La Gabarra por falta de seguridad y transporte. “Esta mañana hablé con ella y aún está allá”, relató.
A medida que pasan las horas, llegan más familias con rostros cansados; padres que cargan a sus pequeños en brazos y niños que, a pesar de la adversidad, intentan encontrar alegría en medio del caos.
Muchos han dejado atrás sus hogares y sus tierras, forzados por el conflicto armado que ha vuelto a revivir las cicatrices de los antepasados.
Atención a desplazados
La Alcaldía de Cúcuta ha activado la ruta de atención a personas desplazadas desde este sábado, en la que atendieron a 2.790 personas en el Palacio Municipal, con el apoyo de la Personería, Defensoría del Pueblo, Procuraduría, Consejo Noruego de Refugiados, Cruz Roja, Defensa Civil y organismos internacionales.
La jornada de atención continúa con una ruta integral de atención, diseñada para garantizar que las personas reciban la asistencia necesaria en este momento crítico con alimentos, ropa y atención médica.
El alcalde de Cúcuta, Jorge Acevedo, además inició una campaña de donación denominada ‘Unidos por el Catatumbo’, destinada a recolectar alimentos no perecederos, ropa, zapatos, útiles de aseo y colchonetas.
Así mismo, en respuesta a la magnitud de esta crisis, las autoridades de salud han decretado la alerta amarilla, priorizando la atención médica y humanitaria de los desplazados.
"El miedo es más grande"
Una madre con sus tres hijos pequeños contó que salió como pudo de su vivienda en la vereda Castrillón y en el camino se encontró con más personas que emprendieron la huida hacia Tibú; sin embargo, ella prefirió seguir a Cúcuta para encontrar seguridad.
“No teníamos otra opción. El miedo era más grande que cualquier cosa que pudiéramos llevarnos; poca ropa trajimos”, afirmó. A su lado, un niño acaricia la cabeza de su perro, quien lo acompaña en este viaje incierto.
La guerra del ELN contra las disidencias de las FARC, que comenzó el pasado jueves, ha provocado además el éxodo de miles de campesinos hacia las cabeceras urbanas de Cúcuta, Ocaña y Tibú —ciudades del departamento Norte de Santander al que pertenece el Catatumbo— e incluso algunas han cruzado la frontera selvática hacia Venezuela.
A pesar del sufrimiento compartido, muchos encuentran consuelo al apoyarse. Un hombre mayor observa a su alrededor y dice: “Hemos dejado todo”.
Cúcuta sigue siendo un faro para aquellos que buscan escapar del horror del conflicto armado.
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