Con pasos acelerados, pero la fe intacta, se vivió la procesión Cristo del Consuelo en Guayaquil
Uno de los actos de fe católica más multitudinarios de Guayaquil se vivió este Viernes Santo, con la procesión de Cristo del Consuelo.

La mañana del 18 de abril de 2025, Viernes Santo, se realiza la Procesión del Cristo del Consuelo en Guayaquil.
- Foto
Fotos:César Muñoz/API
Autor:
Gonzalo Herrera
Actualizada:
Compartir:
Sobre el asfalto aún mojado por la lluvia de la madrugada, las primeras siluetas empezaron a formar un río humano que, desde las 07:00, se extendería por 2,6 kilómetros del suburbio de Guayaquil, en la procesión de Cristo del Consuelo, una de las manifestaciones de fe más multitudinarias del país.
La edición número 65 de la procesión Cristo del Consuelo cobra un significado especial este 2025, al celebrarse en el contexto del Jubileo.
El día amaneció nublado y con una temperatura de 25°, como si el cielo también se preparara para el recorrido. Pero a medida que se acercaba la hora de inicio, las nubes se abrieron paso y el sol brilló justo detrás del santuario ubicado en Lizardo García y la calle “A”, anunciando el inicio de la romería.
Con media hora de retraso, la imagen del Cristo en la cruz, decorada este año con rosas rojas y amarillas, inició su marcha sobre una carroza escoltada por otra que transportaba a Nuestra Señora de los Dolores.

Desde la Arquidiócesis de Guayaquil se estimó que la procesión de este año convocaría alrededor de medio millón de personas, lo que la convierte en la más grande de Sudamérica y en una de las más concurridas del mundo.
Desde las primeras cuadras, los fieles caminaron con devoción. Algunos lo hicieron descalzos, otros sin haber probado alimento, como parte de una promesa o acto de penitencia personal. En sus manos llevan velas encendidas, ramos de flores, estampillas, rosarios o pequeños crucifijos.
Entre ellos, se abrió paso la economía informal: comerciantes ambulantes ofrecían desde velas hasta caramelos mientras se mezclaban con los rezos y el murmullo de la multitud. “Lleve las velas, las velas...”, repetían entre estación y estación.

Este año, por motivos de seguridad y para evitar aglomeraciones, las paradas del Vía Crucis fueron más breves. A las 8:23 ya se había llegado a la sexta estación; tres minutos después, la séptima. En cada punto, una lectura bíblica, cantos y oraciones alimentaban la fe de quienes acompañaban el recorrido.
Para las 9:04 ya se había alcanzado la estación número trece, y tras la oración conclusiva, a las 9:20 se llegó al parque en el sector Cisne II, donde se levanta el Monumento de la Fe del Cristo del Consuelo. La caminata culminó oficialmente a las 10:00, tras casi tres horas de recorrido devoto.

La romería estuvo encabezada por el cardenal Luis Cabrera y representantes de la Arquidiócesis, acompañados por autoridades eclesiásticas y miles de creyentes, muchos de ellos buscando alcanzar la indulgencia plenaria concedida en este año jubilar.
Para garantizar la seguridad del evento, se desplegó un operativo interinstitucional: más de 550 policías, 170 bomberos, paramédicos, socorristas, agentes de tránsito y personal de entidades como la Cruz Roja, ATM, Prefectura del Guayas y la Secretaría de Gestión de Riesgos. También se sumó la Armada con patrullajes en la zona y monitoreo constante del ECU 911.

Desde la Arquidiócesis se insistió en recomendaciones clave: no llevar niños pequeños ni personas con discapacidades, usar protector solar, hidratarse constantemente y mantener la calma durante todo el trayecto. Muchos feligreses siguieron estas indicaciones, resguardándose del sol con paraguas, gafas y gorras mientras el calor se hacía presente.
Como cada año, la fe venció al cansancio y a la distancia. El Cristo del Consuelo volvió a convocar a miles en una procesión que no solo recuerda la pasión y muerte de Jesús, sino también la esperanza y fuerza de una ciudad que, en medio de su caos y fragilidad, se une bajo un mismo símbolo de fe.
Compartir: