Una escuelita de fútbol forja campeones en los bajos de un 'despeñadero' de precariedad y violencia en Guayaquil
En el corazón de la adversidad, la formativa de fútbol JZ crea un espacio de sueños y esperanza en la cooperativa San Francisco, que cobró resonancia internacional por violencia criminal contra niños.
La escuela formativa de fútbol José Zambrano (JZ) de la cooperativa San Francisco, del norte de Guayaquil, se proclamó campeona por primera vez. La categoría sub 12 obtuvo el título del torneo Liga Ronald Tabares, de los Álamos, el 24 de noviembre de 2024.
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Cortesía JZ
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En medio de la precariedad y violencia que asolan a la cooperativa San Francisco, al norte de Guayaquil, una pequeña escuela de fútbol se ha convertido en un faro de esperanza para niños y adolescentes. La formativa JZ se proclamó por primera vez campeona tras cinco años de historia.
La escuelita funciona en una cancha improvisada, en un terreno reseco y polvoso con arcos de caña guadua, en los bajos de un barranco y a un lado de un canal de aguas servidas. Tras más de 25 años de consolidación de asentamientos irregulares, el sector aún carece de alcantarillado sanitario.
Es el tipo de lugar que los argentinos conocen como un “potrero”, una cancha pobre pero romantizada porque de allí suelen surgir los más grandes jugadores.
El espacio, marcado también por la amenaza de la criminalidad, es el escenario donde José Luis Zambrano (JZ) entrena todos los días, de mañana y tarde, a más de 50 niños y adolescentes del barrio.
Se trata de una modesta escuela que no solo aspira a formar a sus alumnos en el deporte, sino también en valores como el trabajo en equipo, el respeto, la disciplina y la perseverancia, dice el entrenador.
“Estamos aquí desde hace cinco años, alejando a los chicos de los riesgos de la calle”, cuenta Zambrano, el fundador y entrenador de la escuela, quien asume su oficio también como una labor social. Los padres con posibilidades pagan USD 0,50 por entrenamiento, explica.
“Antes de aprender a patear una pelota, les enseño a respetarse a ellos mismos”, agrega Zambrano, quien jugó como volante en las divisiones menores de Emelec y en equipos de segunda categoría del fútbol profesional como Estudiantes del Guayas.
Por primera vez, campeones
La cooperativa San Francisco ganó resonancia internacional tras un reportaje del semanario británico The Economist, publicado el pasado 28 de noviembre, que señaló al lugar por los altos niveles de violencia y de crueldad criminal contra menores de edad.
De hecho, la Policía y organismos de Derechos Humanos registran el reclutamiento temprano de adolescentes por parte de bandas criminales que operan en el barrio.
“Los niños de 12 a 14 años están siendo absorbidos por muchos peligros en las calles y también está el problema de la drogadicción”, dice el profesor de la formativa, quien imparte las clases con la ayuda de su hermano, Lenin.
Aunque reconoce que los recursos son limitados, el trabajo se interrumpe a lo sumo 15 días al año, en enero. En la etapa de lluvias (enero-abril) la cancha se suele inunda o se convierte en un lodazal, debido al deficiente sistema de drenaje del sector.
“No tenemos respaldo de ninguna autoridad, pero seguimos adelante (...) Entrenamos como se puede durante las lluvias, porque los chicos no quieren parar”, comenta Zambrano.
La escuela inició sus labores previo a la pandemia de Covid-19 y mientras el mundo se paralizaba por lo más estricto del confinamiento, la formativa seguía activa a través del envío de video de entrenamiento que los alumnos practicaban desde casa, recuerdan el entrenador.
Aunque ya un grupo del barrio, reforzado con jugadores de otro sector, se habría proclamado campeón en un torneo, el primer campeonato oficial para la formativa JZ llegó hace solo unas semanas, el pasado 24 de noviembre de 2024.
La categoría de 12 años obtuvo el título de campeón del torneo Liga Ronald Tabares, en Los Álamos, uno de los campeonatos de fútbol de tres meses de extensión, que cuenta con el respaldo del Municipio de Guayaquil.
"El fútbol nos hace familia"
Jadri Zambrano, volante número 5 del equipo campeón, y Ronaldo Merchán, el goleador del equipo con 9 goles en el campeonato de Los Álamos coincidieron que el alzar una copa por primera vez se convirtió en “un momento único”, algo que recordarán toda la vida.
Ronaldo -como el fenómeno brasileño de fútbol y el goleador portugués- describió la experiencia como “algo increíble” que fortaleció los lazos con sus compañeros.
“Me siento muy feliz y contento por el buen trabajo que hicimos”, indicó con una sonrisa Jadri. “Somos como una familia. El fútbol nos hace familia".
Originario de un barrio estigmatizado por la violencia, Jadri resalta cómo el fútbol se ha convertido en una oportunidad para alejarse de los peligros de las calles.
Aunque el barrio tiene falencias y puede ser peligroso -reconoce-, "estamos acostumbrados a vivir aquí y nos sentimos orgullosos. Aquí aprendimos a patear un balón y a soñar con algo más grande”, dijo.
El volante central del equipo y estudiante de séptimo grado, como la mayoría de sus compañeros sueña con hacer del deporte su profesión.
“Quiero ser futbolista profesional. Intentarlo. Ese es mi sueño”, dice Jandri. ¿Y qué otra cosa te gustaría ser de grande?, le preguntamos. “No lo sé, porque ese es el único sueño que tengo, ser futbolista”.
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