“Me dejaron solo”, dice el 'Demoledor' Preciado, que enfrenta la violencia con boxeo en el sur de Guayaquil
En la Isla Trinitaria, Yecson Preciado lucha en solitario para alejar a niños y jóvenes de las calles a través del boxeo, en uno de los barrios más peligrosos de Guayaquil. El exboxeador trabaja sin salario, tras seis años del retiro del respaldo del programa de alto rendimiento.
Yecson Preciado dirige a orillas del Estero Salado la escuela de boxeo Trinibox, en la Isla Trinitaria, uno de los barrios más conflictivos del sur de Guayaquil.
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En el corazón de la Isla Trinitaria, uno de los barrios más peligrosos del sur de Guayaquil, Yecson Preciado, un expugilista convertido en entrenador de boxeo, enfrenta una lucha diaria fuera de los cuadriláteros: Pelea contra la indiferencia y la falta de recursos.
El exboxeador esmeraldeño mantiene las clases en su escuela, el gimnasio Trinibox, a pesar de que no recibe un salario institucional desde hace seis años, cuando el Ministerio del Deporte acabó con el plan Semilleros del Cambio, de su programa de Alto Rendimiento.
Tras 18 años de carrera como boxeador, el ‘Destructor’ Preciado colgó los guantes en 2007 y desde entonces ha dedicado su vida a alejar a niños y jóvenes de la violencia en la Isla Trinitaria, utilizando al boxeo como herramienta.
Hasta el salario y los implementos que la empresa privada y una fundación le otorgaron por poco más de un año, en 2022, se agotaron.
"Me dejaron solo", dice con tristeza. "Yo no excluyo ni discrimino a nadie. No les cobro una mensualidad a los padres, porque es gente de escasos recursos, que lucha por criar a sus hijos en un entorno difícil, igual que yo".
"Me paguen o no me paguen, no puedo cerrar la escuela. ¿Qué esperanza, qué enseñanza, les dejaría a los chicos si dejo mi labor?"
Yecson Preciado, entrenador de boxeo.
A pesar de que prácticamente está viviendo de la caridad y buena voluntad de sus alumnos, Preciado continúa brindando clases todas las tardes, de 16:00 a 19:30, en la Trinitaria.
Y dice que lo guía el deseo de cambiar el destino de los chicos y el sueño de que al menos uno de sus muchachos llegue algún día a unos Juegos Olímpicos.
"Con las condecoraciones no se come"
El Municipio de Guayaquil le otorgó en 2018 la presea al mérito deportivo porque ya por entonces sus alumnos habían obtenido más de 40 medallas de oro entre juegos y campeonatos nacionales. Pero ahora Preciado entraña la figura del ‘héroe’ olvidado.
“Tengo una condecoración y una medalla de la Alcaldía de Guayaquil. Tengo un diploma de el cónsul de los Estados Unidos. Pero con eso no se trabaja ni se come”
Yecson Preciado.
El Trinibox llegó a tener más de 60 alumnos. Hoy cuenta con 20 niños y adolescentes, entre los seis y los 14 años.
Todos sus púgiles ya formados, de entre 20 y 23 años, algunos de los cuales obtuvieron hasta hace tres años medallas de bronce en justas juveniles internacionales, decidieron abandonar el boxeo por la falta de planes institucionales y de respaldo económico.
"Ellos entrenan duro, aguantan golpes, pero ven que no hay apoyo ni reconocimiento. ¿Cómo seguir así?", se lamenta Preciado, de 54 años. Incluso la hija mayor del entrenador, de 20 años, tres veces campeona nacional de boxeo, decidió abandonar el deporte, cuenta.
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No obstante, las propias madres llevan a los niños al gimnasio buscando que en el boxeo encuentren una alternativa a la vida en las calles, en un enclave urbano-marginal de mayoría afroecuatoriana.
“Lamentablemente veo que para muchos de los jóvenes de la Trinitaria el único futuro que tienen es el de convertirse en traficantes, empezar a robar o, peor, volverse drogadictos”, dice él.
El gimnasio de Preciado sigue siendo uno de los pocos refugios para quienes desean escapar de un destino marcado por la pobreza, la droga y la violencia del sector.
Piden ayuda para el 'Trinibox'
La historia del ‘Destructor’ -su apelativo como boxeador- y de su escuela en uno de los barrios más conflictivos de la ciudad se convirtió en materia cinematográfica de un documental de 2018, 'Siguiente round'.
Preciado abandonó a los ocho años su hogar en su natal San Lorenzo, Esmeraldas, huyendo del maltrato familiar. Vivió en la calle, aguantó hambre y frío, comió de la basura y tuvo que aprender a defenderse solo -dice- hasta que a los 12 años una familia lo acogió en Quito.
Esa experiencia es la que lo motiva a enseñar a los niños del barrio, para evitar que ellos también caigan en la dura realidad de las calles, dice.
El local donde funciona el Trinibox se construyó en principio para una escuela de remo y canotaje al filo del Estero Salado. “Pero como la Trinitaria es tan peligrosa y acá no entra cualquiera, entonces eso nunca funcionó”, dice el profesor.
En 2012, el Gobierno le asignó las instalaciones al exboxeador -antes de eso daba clases en la calle o en el patio de su casa de caña-. Y ahora la propia falta de recursos ha ocasionado deterioro en la infraestructura.
“Lo que hago es entrenar a los chicos, aconsejarlos, guiarlos, enseñarles, porque yo vine de la calle y no quiero lo mismo para ellos”.
Yecson Preciado.
Los padres cuyos hijos se benefician de la escuela de boxeo solicitan ayuda al Gobierno Nacional, al Municipio de Guayaquil, a la Federación de Boxeo o la empresa privada a fin de que el entrenador pueda continuar con su misión en condiciones dignas.
Mientras que el profesor guarda la esperanza de que se concrete la incorporación de su escuela a los programas deportivos de la Prefectura del Guayas. De hecho, Preciado dice que la perfecta Marcela Aguiñaga le había dado el visto bueno al proyecto.
Pero aún está a la espera de apoyo económico institucional, así como de la implementación de un nuevo ring, el arreglo de puertas y baños y nueva pintura para el Trinibox.
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