Corredores Navideños: no todos provienen de la Bahía de Guayaquil y persisten los vendedores informales
Unos 700 comerciantes esperan obtener ganancias en este último mes de un año de bajas ventas por la crisis económica, energética y el desempleo.
Blanca Costa, de 48 años, muestra una pijama navideña que vende en uno de los corredores navideños instalados para los comerciantes de Guayaquil. 2 de diciembre del 2024.
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Los cinco corredores navideños que desde este 1 de diciembre comenzaron a funcionar en la Bahía del centro de Guayaquil albergan a unos 700 comerciantes que pasaron de recorrer las calles a tener un puesto fijo por al menos treinta días en estas festividades.
Desde temprano, decenas de vendedores, a quienes previamente se les asignó una carpa azul en alguna de las cinco calles asignadas por el Municipio de Guayaquil, desempacaron su mercadería -ropa, zapatos, accesorios- para ofrecerla a los pocos clientes que cerca del mediodía pasaban por los corredores.
“Es el segundo día, ayer (domingo) empezamos. Chévere me fue, todo tranquilo, sí se vendió algo”, comentó Lorena Rubí, de 44 años, una venezolana que llegó hace seis años a Ecuador y que se radicó en Guayaquil.
Antes de recibir su puesto, Lorena recorría la calle céntrica Clemente Ballén cargando sobre sus hombros los pantalones de hombre y mujer con cuya venta consigue el alimento para su hija de 10 años y para enviar al resto de su familia en Venezuela.
“En la calle nos perseguían los metropolitanos, más bien aquí nos protegen, así debería de ser. En la calle es terrible, primero que roban mucho y, segundo, que los metropolitanos nos quitan la mercadería, y no sólo nos maltratan, también nos empujan, una barbaridad”, comentó Lorena mientras le mostraba diferentes tallas de pantalones a dos clientas.
Una de ellas, Lecsi Ponce, de 39 años, compró en USD 5 un pantalón corto que se le ajustaba al cuerpo y que se alcanzó a probar por encima de la ropa que llevaba. “Me parece muy bien que estén organizados, los precios parecen módicos”, comentó la clienta que destacó la seguridad y el orden de los vendedores.
Presencia de informales
Con el resguardo de tres agentes de control municipal, y esporádica presencia policial, el corredor navideño de las calles Capitán Nájera entre Chile y Eloy Alfaro parecía seguro en su segundo día de operaciones, al igual que los otros cuatro corredores ubicados en Febres Cordero y Eloy Alfaro, Manabí y Coronel, Cacique Álvarez y Ayacucho y Francisco Campos y Lorenzo de Garaycoa.
“Nos corresponde vigilar el espacio público, que no pasen por aquí carretas, que dejen un espacio libre para que la gente pueda transitar, que no haya vehículos ni motos, solo para el uso peatonal”, informó uno agentes de control metropolitano, al explicar que para su accionar utilizan armas disuasivas contra los delincuentes, “PR 24 y gas pimienta”.
PR-24, conocida comúnmente como ‘tolete’, está considerada un arma de combate cercano. Las iniciales P significan ‘prevenir’ y la R ‘restringir’. El número 24 hace alusión a las 24 pulgadas (60,9 cm) que mide el tolete.
“También contamos con el apoyo de los agentes de Segura E.P.”, agregó uno de los uniformados municipales y precisó que se brinda seguridad desde las 07:00 hasta las 22:00, aunque la atención pública se ofrece desde las 08:00 hasta las 18:00.
No obstante, durante una visita a varios corredores se pudo constatar que la instalación de estos puestos no impide la presencia de vendedores ambulantes que siguen recorriendo la Bahía y exponiendo sus productos en pequeñas carretas o colgadas en su pecho o espalda.
“Si no alcanzamos puesto, qué quiere que hagamos, todos tenemos derecho”, comentó un vendedor de medias que lamentaba no haber conseguido una carpa en uno de los cinco corredores navideños. Otros en cambio no quisieron detenerse ni dar explicaciones, más bien estaban pendientes de que ningún agente metropolitano les decomise su mercadería.
Comerciantes de diferentes sectores
El presidente de la Asociación de Comerciantes Emprendedores (ACE), Tirzo Molina, destacó la presencia de estos corredores para contrarrestar la crisis económica, los cortes de luz y el desempleo.
“No hay trabajo, hay un grupo grande de gente a la que el municipio ha escogido y le da dado una calle para que trabaje”, afirmó el dirigente, quien presentó en noviembre de 2021 una acción de protección, demandando la vulneración del derecho al trabajo, contra la entonces alcaldesa Cynthia Viteri tras el desalojo de vendedores informales en la Bahía. La demanda fue desestimada en diciembre de ese año.
Molina precisó que hay 140 comerciantes en el corredor de la calle Capitán Nájera y Chile, no todos provienen de la Bahía. “Esto fue creado para que no haya informalidad, son comerciantes autónomos no regularizados, es gente que está en el sector aledaño a la Bahía, pero también se les da cabida a las personas que no tienen, que son comerciantes”, indicó el representante.
Blanca Costa, una vendedora de pijamas navideñas, de 48 años, no proviene de la Bahía. Blanca es madre de una adolescente a la que brinda educación con lo que gana diariamente.
“Yo trabajo en ferias, voy de pueblo en pueblo, por lo menos en este mes, que más se gasta, estar en un lugar fijo. Yo voy a Playas, a Balzar, vendo pijamas para niños y para adultos, cada pijama a USD 3, y las de niñas a dos por USD 5”.
Blanca Costa, comerciante.
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