Una beca que transforma la vida de estudiantes universitarios en Guayaquil
Con el respaldo de graduados y empresas privadas, un fideicomiso ofrece USD 200 mensuales para que estudiantes de la Espol en situación vulnerable puedan concluir sus estudios universitarios.
Angie Silva y Carlos Macías, estudiantes universitarios que superaron el cáncer, ahora son beneficiarios del programa de becas de manutención Dona Futuro en la Espol.
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Carlos Macías y Angie Silva, ambos de 21 años, comparten una historia de lucha y perseverancia. Los dos superaron el cáncer y han podido continuar sus estudios gracias al apoyo del programa de becas de manutención Dona Futuro, de la Espol.
Se trata de dos de los 47 estudiantes beneficiarios de un programa de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), universidad pública de Guayaquil, que reciben una remuneración de USD 200 mensuales gracias un fideicomiso creado por politécnicos y la empresa privada.
Macías, estudiante de cuarto semestre de Ingeniería Mecatrónica, recibió el diagnóstico de linfoma de Hodgkin en 2022, el mismo año en que se graduó del colegio. A pesar de su estado, decidió aplicar al preuniversitario en la Espol mientras seguía su tratamiento.
"No sabía si iba a poder completar el pre, porque al final del curso debía regresar al hospital para continuar con las sesiones. Pero la universidad, al enterarse de mi situación, me ofreció ayuda sin que yo lo pidiera directamente", relató.
Gracias a la beca, Carlos -quien vive con una tía- ha podido cubrir sus gastos básicos de transporte, alimentación en el campus y materiales de estudio.
"Incluso pude comprar una laptop con la ayuda del programa, algo esencial para mi carrera, ya que necesito programar y trabajar con software de diseño", explicó.
Tras someterse a quimioterapia recibió la noticia de que su cáncer había remitido, mientras estudiaba.
“La beca me llena de gratitud y responsabilidad, porque detrás hay gente que cree y apuesta por ti. Aparte de que el compromiso es con uno mismo. Esto me ha ayudado a saber exactamente lo que quiero y a dónde apuntar en mi carrera”, dijo Macías.
“La gente conecta con el valor de la donación”
Septiembre marca el tercer aniversario de Dona Futuro. Se trata de un programa filantrópico para apoyar a estudiantes en situación de vulnerabilidad económica, social o médica.
Cecilia Paredes, rectora de la Espol, recuerda que la idea nació en 2021, en respuesta a la crisis causada por la pandemia del COVID-19.
La Politécnica ya tenía un programa de padrinazgos, pero a mucha más pequeña escala. Y en las conversaciones con un amigo empresario y politécnico, Paúl Palacios, surgió la idea de pedir la ayuda de profesionales egresados y a la empresa privada, recuerda la rectora.
El programa se sostiene a través de un fideicomiso privado y autónomo, que trabaja en conjunto con la Fundación de Ayuda a la Educación de la Espol -actualmente tiene 12 miembros y un representante de la Espol con voz, pero sin voto-.
Este modelo permite realizar donaciones directas, asegurando apoyo a los estudiantes seleccionados por el área de bienestar estudiantil del centro de educación superior. Hay empresas que cubren el estipendio de alumnos al año (USD 2.400) y también se reciben donaciones más pequeñas.
“La vulnerabilidad de nuestros estudiantes se triplicó después del COVID, y el ingreso a la Espol es extremadamente competitivo, con solo el 30% de los postulantes aceptados. Que no puedan graduarse por falta de recursos es doloroso”.
Cecilia Paredes, rectora de la Espol.
Paredes resalta que la valía del graduado politécnico para las empresas -y los valores de los egresados- es lo que ha permitido el arranque y éxito del programa.
“Esa es la base de cualquier filantropía, que la gente que dona sienta o conecte con el valor de esta donación (...) Dona Futuro no solo ofrece ayuda económica, es una transformación de vidas”, dice la rectora
El reto principal es la sostenibilidad a largo plazo. Según Paredes, la clave radica en seguir fortaleciendo los lazos con los sectores productivos y con los graduados, quienes pueden contribuir a que más jóvenes alcancen sus metas académicas.
Casi 3.000 alumnos con necesidades
Tania Bonilla, directora de Avance Institucional de la Espol y quien lidera el programa dice que las becas de manutención responde a una creciente necesidad de estudiantes que enfrentan dificultades para cubrir gastos básicos como alimentación, transporte o vivienda.
"Tenemos alumnos de todas las provincias", dice. Y es que si bien la educación en la Espol es gratuita, los costos de movilizarse y pasar largas jornadas en el campus de la Prosperina (al noreste de Guayaquil) pueden convertirse en un obstáculo insuperable.
"Hasta 2019, el 10% de nuestros estudiantes enfrentaba dificultades económicas. En 2020, esa cifra subió al 20%, y actualmente, el 36% de nuestros estudiantes registra alguna situación de vulnerabilidad", señala Bonilla.
El impacto de la pandemia fue devastador para muchas familias, con padres que perdieron su empleo o, en algunos casos, fallecieron, refiere.
Con más de 8.000 estudiantes, casi 3.000 registran algún tipo de situación de vulnerabilidad. Bonilla reconoce que, aunque el programa ha crecido, todavía queda un largo camino por recorrer.
Para incrementar los fondos, Dona Futuro ha implementado iniciativas complementarias, como la tienda Espol Shop, donde las utilidades de la venta de recuerdos politécnicos se destinan al programa. También organizan una carrera anual -van en la segunda edición- como un evento solidario.
Además, los graduados pueden hacer donaciones adquiriendo adoquines en el Sendero de la Solidaridad -frente al rectorado-, donde se graba su nombre y año de graduación. También se reconoce en el sendero a las empresas donantes.
Los estudiantes reciben acompañamiento académico, nutricional y psicológico, pues las situación de vulnerabilidad puede afectar el rendimiento académico o llevar al fracaso escolar.
“Este es muy probablemente el primer programa filantrópico de educación superior en Ecuador”, subraya Bonilla. "Ya tenemos nueve estudiantes graduados".
Un exalumno ayuda a seis estudiantes
Un ejemplo inspirador es el de Juan Ayala, un graduado de acuicultura que, tras haber sido beneficiario de un padrinazgo años atrás, ahora es uno de los principales donantes del programa, apoyando a seis estudiantes desde su empresa en Brasil.
Entre los beneficiarios también consta Angie Silva, diagnosticada con leucemia linfoblástica aguda a los 7 años. Ella ahora cursa el séptimo semestre en Ingeniería de Alimentos. Durante casi una década, vivió entre tratamientos de quimio y radioterapia, hasta que a los 17 años le dieron de alta.
Sin embargo aún debe realizarse controles periódicos y usa el dinero de la beca en la compra de suplementos médicos o para mantener un estricto régimen de alimentación.
"Entré a la Espol justo después de terminar el tratamiento más agresivo. Me asustaba faltar a clases. En segundo semestre me llamaron de Bienestar Politécnico y me dijeron que había sido seleccionada para la beca", recordó Angie.
Además, la manutención le permite participar en las prácticas semanales de su carrera, que implican la compra de insumos (decenas de libras de camarón, por ejemplo) para pruebas de procesamiento de alimentos.
"Gracias a esto puedo enfocarme solo en estudiar. Ya no tengo que preocuparme por cómo costear materiales, alimentación, transporte…", señaló Silva. “Me alegra saber que existen personas que creen en nosotros y están ahí apoyándonos”.
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