Las 'viudas de fin de año' son una tradición única de Ecuador, ¿cuál es su significado?
Cada 31 de enero, las calles de Ecuador se llenan de ‘viudas’, hombres vestidos de mujer con trajes negros y pelucas que piden dinero con un toque de humor.
Imagen referencial de viudas de fin de año en Ecuador.
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Cortesía
Autor:
Redacción Primicias
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Una de las tradiciones que se viven cada 31 de enero es exclusiva de Ecuador: se trata de las afligidas ‘viudas’, personajes que se encuentran en las calles horas antes de despedir el año y que piden caridad para 'financiar' el funeral del viejo que se va.
¿Quién no se ha encontrado con alguna de ellas? O, mejor dicho, ellos, porque estas 'viudas' son casi siempre varones que usan pelucas de colores, vestidos negros o de luto (largos o cortos), a veces medias de nylon y tacos.
Un labial rojo, sombras en los ojos, pestañas postizas, aretes, collares o máscaras completan el outfit de los hombres para representar a las ‘viudas’.
Están en grupo de amigos o familias, en los barrios y calles, y se encargan de sacar una sonrisa a los conductores y transeúntes para ganarse unas monedas y disfrutar las fiestas. ¡Y pobre del conductor que no haya tenido la precaución de llevar sueltos! Se arriesga a quedarse atrapado un buen rato.
Que los hombres se disfracen de viudas es algo de nuestros tiempos. Antes, era común que las mujeres y los niños lo hicieran, que bloquearan las calles y pidieran la caridad para el Año Viejo. Esto ha ido mutando y los adultos varones se han incorporado a la tradición, que ahora incluye ropa de colores, bromas o acciones que a veces pueden ofender.
Todo esto es parte de una tradición que solo se la vive en Ecuador y tiene una explicación.
Llorar al viejo que se quema y al año que se va
La figura de la 'viuda' encuentra sus raíces en las antiguas ceremonias fúnebres, donde las viudas, vestidas de luto y acompañadas por sus comunidades, rendían honores a sus difuntos esposos y participaban en los ritos hasta la sepultura.
La viuda portaba un velo negro y solía pedir ayuda económica para subsistir tras la muerte del esposo. Por supuesto, siempre lloraba su pérdida.
El monigote representa al año que se va, o sea, al esposo. Se lo quema, se lo llora, en algunos casos se salta sobre él o se lo golpea para que lleve consigo todo lo malo y dar la bienvenida al nuevo año.
Aunque no existe un registro histórico preciso, se cree que esta tradición surgió como una forma de sátira social que permitía a los ecuatorianos reírse de sí mismos y de los acontecimientos del año que termina.
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