El stand up comedy se apodera de la noche quiteña y en estos sitios hay shows todas las semanas
En Quito, una ciudad donde el teatro humorístico había dominado durante años junto con las rondas de cachos, el stand up comedy surge como un género novedoso y en crecimiento.
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Fotografía de los comediantes quiteños Jorge Palacios 'El MusicoComediante', Nicolás Santa y Mateo Sánchez.
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Matías Izquierdo
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El stand up comedy es un género relativamente sencillo de producir; solo se necesita un micrófono y mucha creatividad de quien decide pararse en el escenario y ensayar una rutina cómica. En términos de producción, es menos complejo que la música o el teatro, pero igual de exigente en la búsqueda de una reacción del público: en este caso, la risa.
Dar con el origen exacto de este género en los escenarios quiteños es difícil, pero todo apunta a que la primera persona en hacer stand up comedy en Quito y adentrarse en este género (y no en variaciones de teatro humorístico), fue Iliá Endara, alrededor de 2007. Pero su trayectoria fue corta y queda poco registro de su obra, más allá de un único video en YouTube.
Años después, apareció la figura de Esteban ‘Ave’ Jaramillo, un joven que, en ese entonces, había culminado sus estudios en la carrera de literatura. La carrera de Jaramillo continúa hasta el día de hoy y ha abierto puertas para muchos talentos.
Jaramillo es el anfitrión del programa televisivo 'El After', ha participado en sketches de Enchufe TV y programas como MasterChef. El domingo 2 de marzo de 2025 culmina su temporada de shows en Quito, con su espectáculo 'Ahí sí se pasó', cuyo anfitrión es Pancho Miñaca, otro reconocido comediante quiteño.
Su incursión en el stand up fue fortuita, en 2007. Inicialmente, planeaba estrenar una obra teatral en colaboración con Francisco 'Pancho' Viñachi, pero, debido a problemas de salud, Viñachi no pudo participar.
Fue entonces cuando el cineasta Juan Rhon le sugirió transformar este espectáculo en un show de stand up comedy. Jaramillo aceptó el reto, se aventuró en este nuevo formato, adaptó el guion y escribió chistes en formato junto a Jaime Villacís y Viñachi.
Después de varias presentaciones, viajaría a España para estudiar guion de humor, lo que significó un giro en su carrera. “La decisión de jugármela por el stand up fue porque tuve una epifanía”, asegura Jaramillo.
En un viaje en metro, encontró un periódico en el suelo y vio un texto en el que se entrevistaba al comediante Dani Rovira. En esa entrevista, Rovira contaba que tuvo que dejarlo todo para dedicarse a la comedia, ya que antes se dedicaba al marketing.
Rovira mencionaba que se dio unos años de prueba, y Jaramillo, al leer eso, decidió que haría lo mismo cuando regresara a Ecuador.
A su regreso trabajó en varios proyectos, fue guionista y actor en la primera temporada de Enchufetv, cocreador de la serie 'En 4' del canal de YouTube Piloto Automático. Adamás, participó en algunos programas televisivos como La Foka y El After, y continuó haciendo stand up.
Los micrófonos abiertos
Jaramillo también impulsó la creación del primer micrófono abierto de la ciudad junto a Daniel Benavides. En 2018 se inauguraron el primer micrófono abierto en el bar Beerman, ubicado en la calle El Batán.
Allí, por primera vez, los comediantes ecuatorianos se enfrentaron a un público que casi no sabía qué esperar de una rutina de stand up. En ese entonces, era necesario explicar de qué se trataba el género. Este micrófono abierto, al igual que muchos otros, no sobrevivió a la pandemia de Covid-19.
Pero cuando el país retomó la normalidad, esos espacios volvieron a aparecer. Actualmente, hay espacios fijos para ensayar estas rutinas en todo Quito.
¿Dónde hay micrófonos abiertos en Quito?
Los martes, en el Zingaro (bar/restaurante ubicado en La Vicentina) y el Abysmo (bar ubicado en Cumbayá), se abren los micrófonos para que comediantes principiantes y experimentados puedan probar sus chistes.
Los jueves, en cambio, está Django Cervecería. Este bar, ubicado en la calle Reina Victoria, es conocido por muchos como “el bar de los comediantes”, ya que abrió sus puertas en febrero de 2019 y, a pesar de la pandemia, nunca ha parado, convirtiéndose en un punto de encuentro clave para la escena de comedia quiteña.
La compleja tarea de 'conectar' con el público
En un micrófono abierto, el comediante debe conectar con la audiencia, hacerlos reír y, si quiere ganar la noche, ser el comediante más gracioso . Todo esto en un tiempo de 5 a 10 minutos.
A veces, un chiste no conecta; a veces las citas de Tinder van al bar con objetivos muy distintos a escuchar a un comediante, otras veces son oficinas relajándose, a amigos que celebran un cumpleaños. Es cuestión de perseverancia.
Los comediantes, aunque no tienen camerino, se agrupan en el mismo lugar antes de iniciar el micrófono abierto. Siempre un poco apartados del escenario, se los ve con una libreta a la mano, conversando sobre remates o temas banales.
Nerviosos, murmuran y hacen alusión a si el público está difícil o no. Aunque, en el fondo, saben que hacer reír al público está fuera de su control, como dirían los estoicos.
"Toca seguir las enseñanzas del Buda… y no perseguir la risa ni obligar a la gente a prestar atención", repiten mientras esperan su turno. Al contrario, se trata de atraer, de ser lo suficientemente carismático y gracioso para que el público no pueda evitar reírse.
En incontables ocasiones, el público se ofende por tratar temas sensibles como la política o la religión. Es parte del oficio.
El objetivo final es la risa
Robert Provine, neurobiólogo de la Universidad de Maryland, considera la risa como “un balbuceo instintivo, estereotipado y de control inconsciente o involuntario”. Obligar a la risa a regirse por reglas éticas contradice su naturaleza biológica y en el stand up no existe censura.
Muchas veces, los comediantes se tropiezan, no por tratar temas sensibles, sino por no conectar con la audiencia, y no vuelven más a pararse en el escenario. Otros, pese a caerse, siguen subiendo y refinando su estilo.
Iván Ulchur subió por primera vez a un escenario porque su amigo ‘Ave’ Jaramillo lo anotó en un micrófono abierto sin que él lo supiera, pero la presentación funcionó y Ulchur es una de las figuras más reconocidas del stand up quiteño.
Ulchur menciona que, después de una buena racha, tuvo un par de malas noches y decidió continuar haciendo comedia. “Lo que define si puedes ser comediante o no, es tu disposición a la humillación pública… Porque es imposible al inicio no tener esas noches”.
También es periodista y actualmente, es el anfitrión del podcast 'Ya Nada', junto a Pamela Ledesma y David Terán.
Jorge Palacios, conocido como 'El Musicomediante', es un personaje que que ha logrado combinar dos pasiones: la música y la comedia. Su estilo único lo ha llevado a tener éxito en redes sociales, realizando sketches cómicos y varios contenidos.
Palacios asegura que “La primera vez que haces stand up es una gran mentira, la verdadera es cuando ya te caes, en mi caso fue la segunda, y fue… levantarte y seguir”.
'Aliados' con la redes sociales
Los micrófonos abiertos también han abierto puertas para talentos, como es el caso de Darán Viendo, el podcast de Mateo Balseca y Majo Reina, dos de los representantes más frescos de la escena ecuatoriana.
Este proyecto no solo ha acumulado millones de visualizaciones en TikTok y miles de suscriptores en YouTube, sino que también les ha permitido promocionar el stand up comedy como una propuesta cultural sólida en Ecuador. Este 7 de febrero lanzaron su primer especial de comedia 'Íntimo', disponible en YouTube.
El stand up comedy en Quito sigue creciendo, enfrentándose a desafíos, adaptándose y ofreciendo una válvula de escape para quienes buscan reírse de las realidades que, muchas veces, resultan difíciles de digerir.
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